Pasados 60 años de su creación, ETA escenificará este viernes la disolución definitiva en un acto celebrado en la localidad francesa de Kanbo, punto de inflexión que se prevé que avive el debate sobre el acercamiento de los presos etarras. Desde el Gobierno, si bien, rechazan oficialmente cualquier concesión a la banda terrorista y el mismo Mariano Rajoy tildaba de "propaganda" el acontecimiento y los comunicados emitidos en las últimas semanas. Así y todo, el primer partido de la oposición, el PSOE, considera "posible y razonable" el acercamiento, aunque no presionará para ello.
"Desde hace años estamos diciendo que otra política penitenciaria que acompañe la nueva realidad es razonable que se haga", dijo el socialista Patxi López este jueves en la sede de Ferraz, donde instó a no ilustrar la posibilidad como un "intercambio de cromos" con la banda, sino a hacerlo "sin calendario y con discreción", como una forma de evitar un argumento que a su parecer daría incentivos para la "victimización" de los presos. Así y todo, López aclaró que en ningún caso instaría la Moncloa a cambiar la política penitenciaria para no convertir el tema en una "pelea entre demócratas", añadió.
La cuestión es que a Rajoy no le despierta ninguna simpatía el acercamiento, ni tampoco a la dirección del Partido Popular nacional, aunque es una de las demandas que el PNV ha reclamado tradicionalmente en el Congreso, y a las cuales el lehendakari Iñigo Urkullu da apoyo. Es más, se había rumoreado que podría ser fruto de negociación con el ejecutivo central. Así y todo, el coordinador general del PP, Fernando Martínez Maíllo, negó estos contactos el jueves en la COPE, donde recordó que "ninguna concesión" es la máxima en las filas populares.
El hecho es que no todo el PP parece pensar de esa manera, sino que la organización vasca introduce alguna enmienda al recordar que es por ley garantizar que los presos cumplan las condenas cerca de las familias. "No nos podemos permitir varapalos judiciales", dijo el portavoz Borja Sémper hace unas semanas, quien abogó por no tener "prisas" y "estudiar mucho cualquier paso". Sin embargo, la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo y diputada del PP en el Congreso, Marimar Blanco, afirmaba no tener motivos para creer que Rajoy quiera facilitar el acercamiento.
Hasta el momento, sin embargo, un total de 266 presos de ETA están recluidos en prisiones españolas y francesas, 239 en el Estado español, 53 en Francia y uno en Portugal. Tres de ellos son enfermos graves y se encuentran cumpliendo penas en sus domicilios, mientras que dos pertenecientes a la vía Nanclares están en régimen abierto, según datos facilitados por Europa Press. Además, según explicaba este diario, un estudio realizado por el Euskobarómetro en julio del año pasado muestra que hasta el 74% de la sociedad vasca es favorable al acercamiento a cárceles vascas o próximas al País Vasco, mientras que sólo el 14% se opone a ello.
Así las cosas, el acto de este viernes a las 12h en Kanbo amenaza con abrir la polémica, ya que contará con una delegación de EH Bildu encabezada por Arnaldo Otegi; desde el PNV, estarán Joseba Aurrekoetxea, Pako Arizmendi y Joseba Egibar; además de una delegación de Podemos, que no enviará al secretario general, Lander Martínez, sino al secretario de comunicación Andeka Larrea y a Eukene Arana, parlamentaria vasca. Sin embargo, el propio Pablo Iglesias ya criticó que en el comunicado de hace tres semanas no se pidiera perdón a todas las víctimas, como también lamentaron los jeltzales.
A la sazón, el último texto difundido se dio a conocer en la sede de la fundación de diálogo humanitario Henry Dunant, en Ginebra, y en él, el histórico dirigente de la banda, José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, aparece a la vista de todos leyendo un comunicado de tres minutos, donde da por concluido su "ciclo histórico y su función", aunque anuncia que sus exmilitantes "seguirán en su lucha por Euskal Herria unificada e independiente". Además, afirma que se "cierra un ciclo en el conflicto que enfrenta Euskal Herria con los Estados, el caracterizado por la utilización de la violencia política".
Estas palabras indignaron profundamente al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, quien abogó por no dar concesiones y que el "protagonismo de este día sea de las víctimas".