Galicia se cita en las urnas dentro de tres semanas en unas elecciones que resonarán en otros puntos del Estado. Después de quince años gobernando con mayoría absoluta, el PP se enfrenta a un examen exigente menos de dos años después de un relieve al liderazgo gallego casi por obligación. Alfonso Rueda cogió el testigo de Alberto Núñez Feijóo, que hizo las maletas en dirección a Madrid para apagar el incendio que se había generado en Génova. El ahora presidente de Galicia había sido el escudero fiel del actual líder del PP y ahora tiene la presión de darle un balón de oxígeno. Mientras Feijóo fía su suerte a su discípulo, la izquierda gallega (y estatal) ve en estos comicios una enorme ventana de oportunidad para acabar con tres décadas de gobiernos del PP y propiciar un cambio en la Xunta. Es cierto que la fragmentación electoral no lo pondrá fácil, pero las últimas encuestas dejan un panorama absolutamente abierto que, muy probablemente, solo se resolverá el 18 de febrero bien entrada la noche.
Serán las primeras elecciones gallegas sin Feijóo desde 2009. El hombre que ahora ejerce de líder de la oposición en el Congreso encadenó cuatro mayorías absolutas y ahora, aunque su nombre no figure en la papeleta, las elecciones también lo pondrán a prueba. Con el lema “La Galicia que funciona”, el PP se la juega. Aunque, realmente, es Feijóo quien se la juega. Ahora bien, desde la Moncloa, Pedro Sánchez no puede respirar muy tranquilo. El PP se ha apresurado a exhortar a los electores a “pensar en Galicia y en España” cuando vayan a votar y hace tiempo que presenta estos comicios como la primera prueba de fuego para la amnistía y los pactos entre el PSOE y los independentistas en las urnas.
La lectura de las elecciones gallegas en clave española no es menor. Sin ir más lejos, no es casualidad que justo hace siete días coincidieran en Galicia los líderes de todos los partidos estatales: Pedro Sánchez en La Coruña a la convención política del PSOE, Alberto Núñez Feijóo en Ourense en la Interparlamentaria del PP, Santiago Abascal en Pontevedra en el acto de presentación de los candidatos de Vox y Yolanda Díaz e Irene Montero —por separado— en la manifestación contra la contaminación de pellets. Todas las miradas, dirigidas a Galicia. El diputado del BNG en el Congreso, Néstor Rego, reconoce en declaraciones en ElNacional.cat que una campaña en clave española no es lo que más conviene a su partido, que tiene la estrategia de reivindicar la necesidad de potenciar el autogobierno y revertir el desuso del gallego entre los ciudadanos del país.
La participación como gran esperanza y el BNG como principal aspirante
Las últimas semanas, las fuerzas de izquierdas han repetido reiteradamente que la participación en las elecciones será clave. “A urnas llenas, cambio seguro”, proclamó Sánchez hace justo una semana desde Coruña. Y durante todos estos días, Yolanda Díaz ha insistido que si los gallegos votan "exactamente igual" que el 23J, las fuerzas progresistas accederán a la Praza do Obradoiro. Y es que las cifras no engañan: en 2005, el PSdeG llegó a la Xunta en coalición con el BNG en las segundas elecciones con menos abstención de la historia, la misma que dio a Alberto Núñez Feijóo la mayoría absoluta más justa de las cuatro que consiguió. Como más gente se ha quedado en casa, más cómoda ha sido la victoria del PP.
Aunque las miradas están puestas mayoritariamente en el PP y el PSOE, quien tiene todos los números de abanderar el cambio es el Bloque Nacionalista Galego. Hace cuatro años, el BNG consiguió el mejor resultado de su historia, llegando a los diecinueve escaños. Su candidata, Ana Pontón, repite como cabeza de lista por tercera vez. Llegó al liderazgo del BNG en 2016 después de la derrota en las elecciones generales del 2015, en las que se quedó fuera del Congreso. En los comicios autonómicos de septiembre del 2016, ya como líder, consiguió remontar las encuestas, que en general le daban dos escaños, y consiguió seis diputados. Desde entonces, ha seguido creciendo, ha ejercido de líder de la oposición los últimos cuatro años y ahora aspira sin complejos a ser la primera presidenta de la historia: “A primeira presidenta do noso país”.
“Nunca máis”: del Prestige a los pèl·lets
Hace días que unos de los temas de cabecera ha sido la crisis de los pellets y las críticas entrecruzadas entre la oposición y la Xunta y entre la Xunta y el Gobierno. El PP y el PSOE se estuvieron días tirando los trastos a la cabeza. Justo el pasado domingo las fuerzas progresistas se conjuraron bajo el lema “Nunca máis” en una manifestación en Santiago de Compostela donde coincidieron los tres candidatos, Ana Pontón (BNG), José Ramón Gómez Besteiro (PSdeG), Marta Lois (Sumar) e Isabel Faraldo (Podemos).
Más que una crisis, los pellets pueden ser, para la oposición, una oportunidad. El último gran desastre medioambiental en aguas gallegas fue el famoso Prestige, el año 2002. ¿Saben quién ganó las siguientes elecciones? Los socialistas de Pérez Touriño, que gobernaron la Xunta en coalición con el BNG durante la siguiente legislatura. La oposición tiene la esperanza de que una nueva mala gestión de una grave crisis por parte del PP se traduzca en un nuevo giro de tortilla en las urnas.
De los pellets a la economía
Ahora bien, un pilar fundamental de la campaña será la economía, que, según la última encuesta del CIS, es lo que más preocupa a la ciudadanía gallega. El paro es la principal preocupación del 13,8% de los encuestados en el último barómetro, publicado este jueves. El segundo problema, según los ciudadanos gallegos, es el sistema sanitario (10,3%), por delante de los problemas económicos (8,2%) y el gobierno de la Xunta presidido por Alfonso Rueda (5,5%). En los últimos días todo ha indicado que las encuestas internas que tienen los partidos en sus manos señalan que, en efecto, estas eran las principales preocupaciones de los gallegos.
El miércoles Pedro Sánchez salió a hacer campaña en estas elecciones haciendo un anuncio en materia económica: la construcción de un barco militar por valor de 439 millones de euros que daría trabajo a unas 1.800 personas. El candidato socialista en estos comicios, José Ramón Gómez Besteiro, defendía el jueves en un desayuno informativo en Madrid cuáles eran los “cuatro pilares fundamentales” de su campaña: “Reindustrialización, economía verde (fundamentalmente la sanidad, la educación, la vivienda pública y la dependencia), el aumento de competencias y la cohesión territorial y social”. Gran concordancia con las inquietudes expuestas por el CIS.
El diputado del BNG en el Congreso, Néstor Rego, también admite en declaraciones en este periódico que la economía será uno de los pilares fundamentales de esta campaña. Reconoce que es un buen caballo de batalla de la oposición contra el PP, en tanto que los datos juegan en contra del popular Alfonso Rueda, actual presidente de la Xunta y candidato a relevar el cargo.
El CIS, una brizna de esperanza para la oposición
En todo caso, el CIS de este jueves recetaba esperanzas al BNG y al PSOE, y nervios al PP. El barómetro mantenía a los populares como grandes favoritos, pero dejaba en el aire la repetición de su mayoría absoluta, que es la única forma que tienen los populares de mantenerse en la Xunta. Todo indica que solo tres partidos entrarán en el hemiciclo gallego, y sería una sorpresa que el PSOE no facilitara —en caso de ser posible— un gobierno del BNG, sea o no en coalición con los socialistas. Así, el CIS otorgaba al PP una horquilla de 36 a 38 diputados, una de 20 a 23 al BNG y una de 15 a 17 al PSOE. La mayoría absoluta se consigue en esta cámara a partir de los 38 escaños, de manera que estas predicciones abrían la puerta a una no repetición de la mayoría absoluta de los populares.
Sin embargo, no todas las encuestas apuntan en la misma dirección. Un sondeo de 40dB para El País publicado la segunda semana de enero reflejaba que, con 42 escaños, el PP revalidaría la mayoría absoluta. Ahora bien, cabe decir que esta proyección es la más favorable para los intereses de Alfonso Rueda: la mayoría de los sondeos que se han hecho desde entonces sitúan el PP entre los 39 y los 40 escaños, con una reducción de la representación que tiene actualmente y casi al límite de la mayoría absoluta. Ah, y habrá que estar atento a un posible efecto sorpresa: la formación local Democracia Ourensana aspira a entrar en el Parlamento de Galicia y, según el CIS, podría ser que consiguiera un escaño. En la actualidad, gobierna en solitario el Ayuntamiento de Ourense.
Las posibles fuerzas extraparlamentarias a izquierda y derecha: bastones en las ruedas
Pero el BNG y el PSOE tienen desde hace semanas una piedra en el zapato. Sumar y Podemos se presentan también en estos comicios, pero lo hacen por separado, consecuencia de la guerra fratricida en este espacio de la izquierda española —las bases del partido morado rechazaron el preacuerdo alcanzado entre la filial gallega y Yolanda Díaz—. A pesar de la insistencia de la vicepresidenta segunda del Gobierno afirmando que Sumar es la clave para que el PP salga de la Xunta, los sondeos sitúan este partido al límite de conseguir representación, mientras que mantienen Podemos lejos de entrar en el parlamento gallego. La fragmentación del espacio a la izquierda del PSOE puede dejar un manojo de votos sin traducción en escaños, cosa que podría poner en cuestión la mayoría alternativa a Rueda.
Sin embargo, eso no es solo un telón de Aquiles para la actual oposición, sino que el PP también ve amenazada su mayoría absoluta a causa de la presencia de Vox. La formación de extrema derecha se presentará en las cuatro provincias, pero ninguna encuesta les da posibilidades de entrar en el Pazo do Hórreo. Los sondeos alejan a los ultras de tener representación en el único parlamento autonómico en el que no cuentan con ningún representante, pero los resultados de las últimas contiendas electorales también evidencian el poco apoyo popular de Vox en Galicia. Sin ir más lejos, en las autonómicas del 2016 recibió el 2,05% de los votos y en las generales del 23J obtuvo el 4,8% de los sufragios y se quedó sin ningún diputado en el Congreso. En las municipales de mayo, consiguió un único concejal (en el pueblo de Avión, de menos de 2.000 habitantes) de los 3.705 que hay en Galicia. De hecho, el mismo Alberto Núñez Feijóo reconoció hace unos días que la candidatura de Vox podía “perjudicar” una mayoría absoluta del PP y reprochó a Abascal que “cualquier voto a favor de Vox es un voto para que gobierne el BNG”. Los populares ya habían pedido a Vox en noviembre que no se presentara a las elecciones.
Así pues, con todas las cartas sobre la mesa, Galicia afronta los últimos días antes de que el viernes 2 de febrero arranque oficialmente la campaña electoral. Los líderes estatales desfilarán vehementmente por A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra para hablar de política española mientras los gallegos deciden quién gobernará su día a día en los próximos cuatro años y dilucidan si apuestan por un golpe de timón. El veredicto: el 18 de febrero.