El final de la era Elisenda Paluzie al frente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) ya hace una semana ha abierto las puertas de un nuevo periodo para la entidad independentista. Es el turno de Dolors Feliu. Activista y abogada, ha tenido una larga carrera vinculada al movimiento soberanista, con militancia en Convergència Democràtica de Catalunya y al PDeCAT entre 2008 y 2018, y habiéndose presentado a la lista de Junts pel Sí a las elecciones de 2015. A esto hay que sumar su activismo en la misma Assemblea durante años y en el Consell per la República, que acabó abandonando hace solo unas semanas para priorizar su carrera para relevar a Paluzie. Con todo, Feliu se enfrenta ahora a dos años de mandato complicados. A la desmovilización del independentismo y de la ciudadanía en general se añade una estrategia del Govern alejada del enfrentamiento con el Estado y que aboga con ceguera por la negociación, a pesar de la irrupción del CatalanGate y una mesa de diálogo que no da frutos. El futuro de la entidad también se verá influido por la hoja de ruta recientemente aprobada y que apuesta para fortalecer la alianza con el Consell per la República e impulsar una candidatura cívica en las próximas elecciones del Parlament con el fin de culminar la independencia. Una responsabilidad que caerá a manos de Dolors Feliu si es reelegida para volver a liderar la Assemblea en dos años. No será sencillo: en los comicios de este año ya acabó en segunda posición, por detrás de Jordi Pesarrodona, y necesitó los votos del secretariado nacional para llegar a la presidencia. A pesar de esta pugna, no existe ninguna tensión entre los dos nombres. De hecho, Feliu y Pesarrodona reciben el equipo de ElNacional.cat en la sede de la entidad exhibiendo una buena sintonía y una unidad obligada para hacer frente a los retos de presente y futuro.

Dolors Feliu - Foto: Joan Mateu Parra

En las elecciones de la Assemblea, Jordi Pesarrodona ganó el voto de la militancia. Es la tercera vez que el candidato más votado no llega a la presidencia.

Hay que tener en cuenta que se vota mucha gente. Cada uno vota a ocho personas que quiere que entren en el secretariado nacional. No todo el mundo que votas quieres que sea presidente. A veces, fruto de votar poco, hay ciertas tensiones. Pero si eres votante de la ANC, como yo lo he sido durante diez años, sabes perfectamente cómo se vota y cuál es el sentido del voto, y el sentido del voto es que escoges al secretario nacional. Tener muchos votos de la gente ayuda a que los secretarios nacionales piensen que una persona tiene muchos apoyos, pero en realidad ellos escogen los cuatro cargos orgánicos que se presentan (presidencia, vicepresidencia, tesorería y secretaría). Los votos sí que quieren decir que mucha gente quiere que seas secretario nacional, pero es este el que escoge al presidente.

¿No se tiene que cambiar el sistema de elección, entonces?

Si se hace un cambio, no tiene que ser solo para que el candidato más votado sea el presidente, porque no es la forma en que se vota. Por lo tanto, se tendría que hacer un cambio global de la manera en que está pensada la votación de la Assemblea. Estamos hablando de otro paradigma, de otra manera de escoger.

El estado nos da razones, pero somos nosotros los que tenemos que tomar nota y reaccionar

Y la vicepresidencia será por primera vez compartida. ¿Es una muestra de falta de unidad entre los miembros de la Assemblea?

A veces, la democracia no es unidad. Tener una pluralidad de gente que se presente a los cargos con diferentes perfiles es la riqueza de la organización. Es una riqueza que se tiene que gestionar sin enfrentamientos, y esto es como se consigue una entidad fuerte llena de gente fuerte. Yo creo que lo hemos logrado, que los discursos que han ido saliendo desde entonces son de gente que va en la misma dirección y hemos salido reforzados internamente, aunque a veces haya cierto ruido mediático. Vamos todos a una y estamos trabajando muy codo con codo.

La Assemblea ha perdido en los últimos años la confianza de los partidos. ¿Cómo puede volver a convertirse en un motor de presión?

Ha perdido la confianza de los partidos porque los partidos han perdido la confianza de la gente. Estos últimos tiempos no se ha hecho un proyecto para la independencia, aunque la Assemblea se ha mantenido pidiéndola con firmeza, y muchas veces ha sido casi el último bastión, a veces sola. Han sido unos años muy difíciles de represión y de pandemia, y hace falta agradecer la firmeza y la tarea ingente de sus miembros, así como edificar sobre lo que han dejado. La Assemblea continúa más firme que nunca. Yo he entrado hace unos días como presidenta, y quien diga que el activismo está muerto que venga un día aquí conmigo y vea el trabajo que hacemos, porque realmente despierta a mucha gente del país.

 

La participación en las elecciones de la Assemblea fue baja y está costando movilizar. ¿La gente todavía quiere la independencia?

La Assemblea interpreta que la gente está un poco cansada por la represión, por la pandemia y porque no se está poniendo la independencia de verdad sobre la mesa. Son estos partidos políticos con su falta de concreción que han hecho debilitar la esperanza de luchar por la independencia. Hay que trabajar en la dirección de afianzar la voluntad de hacerla. Pero al final es la gente quien tiene que actuar. En estos momentos hay la sensación de que el 52% del voto independentista se está malbaratando, y que la Assemblea será quien hará recuperar el pulso. Aquí es verdad que hubo poca participación, pero poniendo un proyecto claro por la independencia sobre la mesa y apelando para que la gente reaccione a la represión entendemos que se levantará. Tenemos un estado español que es aliado nuestro en hacer levantar a la gente de la silla.

Pero el independentismo ya consiguió el 52% de los votos en las últimas elecciones. ¿No es suficiente?

Es bastante evidente que no porque no está actuando de manera independentista. Esto es precisamente lo que ponemos sobre la mesa: si no se hace la independencia desde los partidos, el proyecto saldrá desde la Assemblea, desde las filas del activismo independentista. Nos tocará a nosotros hacer que este proyecto se cumpla.

Esto liga con lo que marca la hoja de ruta de la Assemblea, que plantea una lista cívica para las elecciones de 2025. En una entrevista fijabas esta como la fecha límite para la independencia.

Tampoco quiero decir que esta sea la fecha, simplemente digo que la hoja de ruta pone unos mecanismos de intervención en los procedimientos electorales y utilizar este voto para hacer la independencia. Los ojos miran a las próximas elecciones en el Parlament como muy tarde, porque puede ser que haya elecciones antes. Estamos viendo un montón de acciones del estado español que nos ponen contra las cuerdas y en un determinado nos podrían hacer levantar, como en otros momentos ya lo hizo la sentencia del procés en octubre de 2019 y el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél el año pasado. Son reacciones de gente desesperada, que no ve ninguna salida. Ahora bien, el jueves en el Congreso de los Diputados el presidente Pedro Sánchez decía que los desórdenes eran intolerables y que por eso nos habían espiado, pero en realidad eran levantamientos de pura desesperación por no ver una vía de salida democrática ante esta violación de derechos fundamentales. Estas acciones podrían provocar reacciones, e incluso un adelanto de las elecciones, que hagan mover el tablero.

Dolors Feliu - Foto: Joan Mateu Parra

Una de estas acciones que habría podido generar una reacción social ha sido el CatalanGate, una muestra más de la represión del estado español.

Y además no se esconde. Por una parte, intentan hacer ver que son dialogantes, que apuestan por el diálogo, y por la otra desencadenan una represión que no se detiene y que ya no engaña a nadie. Tenemos que hacer la independencia porque esta gente históricamente siempre ha hecho ver que dialoga, o bien reprime, o bien directamente hace las dos cosas al mismo tiempo como están haciendo en este momento.

Esquerra Republicana ha dado apoyo al Gobierno en el Congreso de los Diputados a cambio de un diálogo inexistente. ¿El CatalanGate puede romper las relaciones?

En algún momento, al principio de la legislatura se dijo que habría dos años de negociación y de diálogo, y después habría dos años con una toma de decisiones. Todavía no han acabado los dos años, sólo ha pasado uno. El cierre del estado español y del gobierno del estado va tan en contra de la dirección de este diálogo, cuando claramente dicen que no quieren negociar ni la autodeterminación ni el referéndum ni la amnistía, que yo creo que está muy cerrado. Supongo que ellos creen que Sánchez ya ha hecho mucho, por ejemplo con los indultos. Pero eso lo hicieron después del informe del Consejo de Europa en que se pedía expresamente a España que liberara a los presos y tomara decisiones sobre los exiliados, y ahora en estos momentos también está sobre la mesa del Tribunal Supremo la revisión judicial de los indultos. No nos podemos engañar. Ellos lo venden como el gran diálogo, 'Te pegué y te cerré en la prisión y ahora te he indultado, fíjate que bueno que soy', pero nosotros queremos la independencia. No hay un diálogo real.

Son los partidos y su falta de concreción los que hacen debilitar la lucha por la independencia

¿Es esta negociación inexistente la que está estancando el procés independentista?

El diálogo no existe. Si realmente se hiciera un diálogo con acciones fuertes y se pusiera un momento de fin del diálogo quizás se podría impulsar. Con el diálogo se pueden hacer cosas serias, pero un diálogo en el cual no se puede hablar de un referéndum y seguir reuniéndose para ir pasando los días, mientras se revela que te espían, te desesperas y te manifiestas, y entonces dicen que cómo no te tienen que espiar... no vamos a ningún sitio así. Podríamos hacer cosas si nos plantáramos. No es la Assemblea quien tiene que decir cómo se tienen que hacer, ni cuál tiene que ser el comportamiento de los partidos políticos. Que hagan lo que quieran, pero se está viendo que este diálogo que hay ahora no lleva a ningún sitio. Iría bien tener un momento de fin, que quedara claro que el estado ha dicho que no, porque ahora van pasando días y el estado va diciendo 'Sí que lo quiero, reunámonos'. La última vez ya nos pasó con la comisión bilateral y la cabaña meteorológica vacía del Turó de l'Home, que ya era de la Generalitat, la tomaron durante el franquismo y ahora la vuelven vacía sin estación meteorológica y como gran señal de buena voluntad. Todas estas trampillas muestran esta manera poco leal de encarar el diálogo por parte del estado español. Y por nuestra parte hay este poco espíritu de dejarnos convencer cuando tiene más de tomadura de pelo que de diálogo.

El acuerdo de investidura ya fijó un límite de dos años al diálogo. ¿Se cumplirá?

De hecho, hay una razón por la cual se fijaron estos dos años. El próximo año hay las elecciones españolas, y forzosamente se acabará la negociación porque se renovará el Congreso. ¿Cuál es el peligro? Que vuelvan a ganar y continuamos así con un diálogo sin fin que realmente es 'O haces lo que yo quiero o represión', y mientras tanto hacen ver que sí que lo quieren cuando en realidad no es así. Como la vez que el presidente Sánchez presumía de que él ha conseguido que viniera aquí tranquilamente La Roja a jugar a fútbol. Yo le diría que viniera el rey Felipe VI también tan tranquilamente. Es una medalla que se ponen: consideran un éxito su negociación porque puede venir a jugar La Roja. Eso no puede ser. Lo explico y se me cae el alma a los pies. Tenemos que acabarlo de alguna manera y tiene que quedar claro que el diálogo tiene que ser un diálogo serio y que, si no funciona, vamos a por otro proyecto.

 

Y si gana la derecha aquellas elecciones, a la fuerza tendría que cambiar la estrategia de diálogo con el Estado.

Hay gente que dice eso de 'Cuanto peor, mejor'. Yo no quiero caer en esta trampa, porque lo peor puede ser mucho peor, pero sí que es verdad que ahora mismo no vamos a ningún sitio con esto. También cabe decir que todo no depende tanto del estado como de nosotros. El estado nos da razones de manera muy transparente y nos ponen delante de un espejo, pero somos nosotros los que tenemos que tomar nota y reaccionar. Depende más de nosotros que de ellos, sinceramente.

Mientras que ERC apuesta por el diálogo, Junts, la CUP y la Assemblea apuestan por una vía más rupturista. ¿Cuál tiene que ser su papel para hacer a abandonar la negociación con el Estado?

La Assemblea actúa sobre el conjunto de la población, sobre los votantes. La gente vota sus partidos, y vota aquello que quiere. Si uno es activista por la independencia, está para hacer esta independencia y los estudiosos de la desobediencia civil dicen que el voto de cualquier activista va ligado a su activismo. El activismo es para conseguir la independencia de Catalunya y, si la gente se fía que los votos que da irán a un lugar donde se hace realmente un proyecto para la independencia, realmente estarán. Si no, evidentemente que no. Pero eso no depende de la Assemblea. Nosotros hacemos un proyecto por la independencia. Si los partidos no hacen un proyecto por la independencia, hay un desencanto y se malbarata el 52%. Por eso en nuestra hoja de ruta hay acciones para los momentos electorales que la Assemblea ya tiene previstas.

¿Hay espacio para esta lista cívica?

En estos momentos, la sensación que mucha gente nos transmite y que parece que es un elemento común de bastantes activistas es que están desencantados con el uso que se está haciendo de su voto independentista, y piensan que el espacio que ocupan estos partidos con su voto independentista no se está aprovechando para la finalidad que estas personas les votaron. Sí que se ve que hay un espacio que estos partidos están abandonando, que es el espacio de hacer y no sólo decir un proyecto por la independencia. Y es aquí donde esta lista cívica tendría sentido. En el mundo independentista ya hace diez años que trabajamos con personas que han estado muy comprometidas, que no se han vinculado a partidos y ya alimentan un buen grueso de la población. Hay un grueso de la ciudadanía que realmente son activistas, que no se han puesto en ningún partido y que son personas reconocidas que están haciendo activismo desde el primer día, trabajando en la Assemblea desde la primera fila. Es esta gente la que podría hacer posible esto que decimos: una lista con este tipo de gente con un poco más de pulso y claridad sobre el proyecto de hacer la independencia.

¿La candidatura cívica puede ser la pieza clave para culminar la independencia?

Esta es la idea, de que sea una de las vías de salida, porque necesitamos salidas.

Dolors Feliu - Foto: Joan Mateu Parra

La hoja de ruta también apuesta por reforzar el vínculo entre la Assemblea y el Consell per la República. ¿Qué permitirá eso?

La Assemblea y el Consell per la República son dos entidades separadas con una misma finalidad que es la independencia de Catalunya, si bien tienen perfiles diferentes. La Assemblea sigue su hoja de ruta, que incluye la posibilidad de impulsar un consejo de entidades independentistas donde se ponga sobre la mesa toda esta fuerza para intentar ir todos a una. Seguramente el Consell per la República para trabajar desde un punto de vista más institucional y la Assemblea lo puede hacer desde un punto de vista más de activismo dentro del país, y con la fuerza de su transversalidad.

Usted abandonó el Consell per la República para priorizar la Assemblea. En cambio, Jordi Pesarrodona ocupa cargos en los dos órganos.

Sí, porque creo que son dos entidades separadas. Y me consta que Jordi está valorando cuál será su relación en el futuro.

Si los partidos no hacen un proyecto por la independencia, se malbarata el 52% de votos

Pasamos a una cuestión de actualidad clave como es el catalán. La semana que viene parece que se aprobará la nueva ley sobre la lengua en las escuelas. Hasta ahora la Assemblea no ha mostrado el mismo rechazo que hace dos meses.

Ahora se está intentando hacer un texto un poco diferente, pero con el mismo sentido de tocar la legislación catalana para introducir esta posibilidad de hacer vehicular al castellano, ya sea poniéndolo como lengua curricular o como propiamente vehicular. Aquí el problema viene por la injerencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya en un tema puramente de legislación catalana y que no tenía por qué meterse. Es una injerencia intolerable. Dicho esto, es verdad que es muy difícil de gestionar, porque el TSJC señala directamente contra el conseller, contra los padres y madres, contra los centros, y es difícil de reaccionar, y todo cuando vemos que, dentro de nuestro país, el castellano tiene cada vez más presencia en detrimento del catalán. Todo eso de cambiar la normativa para adecuarla a lo que quiere que hagamos el TSJC, que es romper con la inmersión lingüística cuando esta ha sufrido tantos problemas que ya no es ni real, pensamos que es dar pasos atrás sobre un tema en el cual ya hemos dado muchos pasos atrás. Muy mal podemos ayudar a la lengua catalana reforzando el castellano en Catalunya, cuando en realidad sabemos que lo que está en peligro es el mismo catalán. Es ir contra dirección. El estado español va contra dirección de las políticas de protección del catalán, porque lo que quiere es proteger el castellano y le da igual si el catalán desaparece o no. Nunca han estado preocupados por la desaparición del catalán. Al contrario, están preocupados de que en algún lugar puedan ir y no se puedan expresar en castellano. Quieren que en Catalunya se pueda vivir hablando solo en castellano. Claro está que ellos presionan, pero cambiar el frontal de nuestra legislación para hacer más fácil su implementación, a la Assemblea no le puede parecer bien.

 

El PSC decía abiertamente que cualquier acuerdo tendría que servir para cumplir la sentencia del 25%. ¿No podía aprobarse la ley sin los socialistas? La CUP apostaba por blindar el catalán como única lengua vehicular.

No está claro que el acuerdo actual sea la mejor opción, porque se plantea ahora como 'O esta reforma legal o el caos y el peligro para los maestros'. Y esta reforma legal es para facilitar que se implante el 25% de castellano. Todas las opciones están sobre la mesa y no hay ninguna buena. El tema de blindar ya no existe porque las leyes catalanas no pueden blindar nada. Desde el estatuto de autonomía, las leyes catalanas están totalmente sometidas a las españolas y no hay nada que blindar. Legislativamente, o se hace lo que dice el estado español, o lo impugnan y lo suspenden ante el Tribunal Constitucional. Blindar es imposible; ahora, poner por escrito aquello que tú quieres sólo para que después lo impugnen, tampoco va más allá; y el 25% se tiene que ejecutar. Una solución buena no existe en ningún caso. Se tiene que abordar el tema un poco con los pies en el suelo, y teniendo en cuenta los apoyos que necesita el catalán en las escuelas.

Hace dos meses, la Assemblea dijo que se movilizaría a las puertas del Parlament para evitar que se aprobara la ley. ¿La próxima semana habrá protesta?

Estamos yendo con el resto de entidades del catalán, como la Plataforma per la Llengua y Som Escola. Vamos cogidos de la mano de estas entidades y haremos una valoración conjuntamente. Estamos en este punto. También se comenta que tras la ley puede haber un decreto ley, por lo tanto, estaremos atentos a lo que pase. Tenemos una cierta crítica con esto que se está haciendo. Sabemos que la solución no es fácil y que evidentemente también hay la presión que está haciendo el estado español con el 25% del TSJC, pero no olvidamos que fue la misma Fiscalía que lo planteó en tiempos del Partido Popular, y que ahora los socialistas no han retirado. No olvidemos que es una ofensiva del Estado español.

Otro tema de actualidad son los Juegos de Invierno. La Assemblea los ha tildado de "campaña de españolización". ¿Es así aunque finalmente se hagan sin Aragón?

De momento no lo vemos nada claro porque la posición del estado español siempre ha sido de estar ahí. Estos Juegos se plantean desde un punto de vista que es que hacemos los Juegos Olímpicos porque así por fin el estado nos dará un poco de dinero, mientras que España lo publicita como suyo. Todo este planteamiento, en un momento de tanto cuestionamiento, tanto desde el punto de vista medioambiental y de desarrollo para todos los territorios, hace difícil de prever un cambio en este sentido, pero estaremos atentos con los giros que dé esta cuestión.

Y, para acabar, ¿qué acciones tiene preparadas la Assemblea a corto plazo?

Una acción que se está trabajando para principios de julio es la Vía Pirenaica, que es una acción de iluminación de las cimas de los Pirineos de océano a mar y hará visualizar una gran movilización de territorio y hermandad de las causas catalana y vasca. También hay la celebración de diez años de la Assemblea con acciones por todo el territorio, que es muy bonito porque por todas partes hay actos de empoderamiento ciudadano. Y ya estamos a las puertas del 11 de septiembre, que me dicen que ya vamos tarde, por lo tanto, es un gran reto, y después acto seguido tenemos el 1 de octubre.

Dolors Feliu - Foto: Joan Mateu Parra