A un mes y poco de Sant Jordi, Josep Antoni Duran Lleida ha vuelto a la escena pública. Lo ha hecho de la mano de un libro, El riesgo de la verdad, que le ha servido para dejar clara su posición contra el procés. La excusa de la "purga" del grupo del PDeCAT le ha servido para lanzar misiles contra los presidents Carles Puigdemont y Artur Mas, pero también para elevar algunas figuras de los comunes, tan alejados de sus planteamientos ideológicos.
Según Duran, que ha presentado el libro este lunes en el centro cultural Blanquerna de Madrid, la "purga" del PDeCAT en Madrid tiene que ver con la "necesidad de protagonismo" de Carles Puigdemont desde Waterloo, donde está excluido del día a día político. Así lo ha asegurado el exlíder de Unió, que ha lamentado que personas como Carles Campuzano o Jordi Xuclà hayan sido apartadas. Ha admitido que la decisión le duele "personalmente".
"Que Puigdemont haya intervenido hasta el extremo de excluir a Campuzano y Xuclà me duele personalmente", ha afirmado el dirigente democristiano retirado. Ha dicho de ellos que tiene un "buen recuerdo personal" porque eran "personas moderadas que entienden que al parlamento español no se viene a despedirse cada semana". Ha acusado al president en el exilio de vivir en el "cuanto peor, mejor".
Por otra parte, también se ha referido a la relación con el expresident Artur Mas. De él dice que no entendió y que "no podrá perdonar nunca" que pasara de tener apoyos como los de Unió y declararse business friendly a "entregar el país a la CUP".
Por contra, en las últimas horas, ha elevado a algunos dirigentes y exdirigentes de los comunes, como es el caso de Joan Coscubiela o Raimundo Viejo. "El 'procés' nos ha demostrado que hay más análisis y mentes claras en las izquierdas que en el centroderecha catalán", sentenciaba en Twitter este domingo.
Sobre la decisión de poner a presos políticos y exiliados en las listas electorals, Duran Lleida lo ha atribuido en primer lugar a "intentar aprovechar todas las circunstancias para intentar internacionalizar, porque piensan que presentar a un prófugo de la justicia y un preso les ayudará. También lo ha justificado en la lógica de anteponer los sentimientos a la razón, aprovechando del juicio en el procés.
El expolítico democristiano, que ha reivindicado la vía del diálogo, ha asegurado que Catalunya se tiene que implicar en la gobernabilidad de España. Ha lamentado que, hoy por hoy, el independentismo "no sólo no gobierna en Catalunya", sino que tampoco "quiere que se gobierne en España".
Ha descrito el conflicto político catalán como "el más grave desde el 23-F", sin profundizar en esta afirmación. Ha avisado de que la solución tardará en llegar, porque el diálogo implica "perder tiempo".