El secretario de estado norteamericano Antony Blinken ha avisado de una "recesión" con respecto a la democracia en todo el mundo. Así lo ha declarado en un acto conjunto con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
En respuesta a este retroceso, el americano ha instado a las democracias a demostrar cómo, en comparación con las autocracias, este sistema está más capacitado para dar respuesta a las necesidades de las personas.
"Recesión democrática"
En referencia al renombre "recesión democrática", Blinken ha argumentado como actualmente "vemos países retroceder en algunas de las señales de identidad básicas de la democracia." Concretamente, el secretario de estado ha hecho referencia a controvertida legislatura de Donald Trump, y en especial a los acontecimientos del 6 de enero, cuando centenares de seguidores del ahora expresidente asaltaron el edificio del Capitolio situado en la capital de los Estados Unidos, interrumpiendo la confirmación de la victoria electoral de Joe Biden y culminando con 5 muertes. Este hecho ha dejado sequel·les en la democracia americana y en la memoria de la población.
Paralelamente, el americano alerta como se está produciendo un auge de autocracias de que plantean "un desafío directo a las democracias" y están diciendo que pueden dar "mejores resultados" para la gente. En este sentido, parece que el populismo plantea un terreno más atractivo que la democracia, sobre todo en términos de relato político.
De hecho, los datos recogidos por el Pew Research Center en el 2019 en cuestionarios a personas de 34 países, alertan de que un 52% de la población mundial no está "satisfecha con la democracia". Estos datos de insatisfacción llegan al 74% de los entrevistados de nacionalidad griega, un 69% de los británicos, un 59% de los norteamericanos y el 58% de los franceses. En el estado español, un 68% de personas dicen estar insatisfechas con el sistema democrático actual, sin duda una cifra muy preocupante.
Una tarea para las democracias
Blinken ha reconocido que, en contraposición a los regímenes autoritarios, "el principal desafío que tenemos es demostrar exactamente el contrario: que, de hecho, las democracias son más hábiles para dar a la gente lo que necesita y quiere". En definitiva, las democracias modernas tienen que mejorar la percepción de su sistema mediante un cambio en el relato de la democracia que sea atractivo con el fin de convencer en la población desilusionada.