Con una bolsa de indecisos que supera el millón de electores a cinco días para el 14-F, el debate de TV3 se ha convertido en un match ball para los aspirantes a la presidencia de la Generalitat. Corría el riesgo de transformarse en el Camarote de los Hermanos Marx, con hasta nueve candidatos en el plató, y aunque durante la mayor parte del tiempo ha aguantado bien, ha habido un conato de caos provocado por la presencia de Vox. Sobre el ring, cuatro mujeres, Laura Borràs (JxCat), Jèssica Albiach (En Comú Podemos), Dolors Sabater (CUP) y Àngels Chacón (PDeCAT), y seis hombres, Pere Aragonès (ERC), Salvador Illa (PSC), Carlos Carrizosa (Cs), Alejandro Fernández (PP), Ignacio Garriga (Vox) y el moderador, Vicent Sanchis.

Carrizosa, nostálgico

Cualquier tiempo pasado fue mejor. Carlos Carrizosa ha hecho bueno el dicho. Desaparecido durante la primera parte del debate, sólo se ha sentido cómodo cuando se ha abierto el melón de la relación Catalunya-Espanya. Nostálgico de Torra, de Puigdemont y de Junqueras, del momento álgido de octubre de 2017. Ha ido a rebufo del candidato del PP y en determinados momentos ha quedado desdibujado por el de Vox, por ejemplo atacando TV3. Para tratar de sacar la cabeza ha llegado a recordar al representante de la ultra derecha que "cuando él [Garriga] vegetaba en el PP" él [Carrizosa] "tuvo que hacer un partido político" para combatir el independentismo".


La presidenta de la CCMA recibe al candidato de Cs, Carlos Carrizosa. / ACN

Chacón, digna

Lejos de quedarse en un rincón del cuadrilátero, ha salido al ataque. Especialmente contra Laura Borràs y Dolors Sabater. Vestida de azul PDeCAT, o de azul PP -cómo le ha recordado al candidato de los populares-, la exconsellera de Empresa ha hecho gala de su paso por el departamento. Eso sí, cuando lo han criticado por haber formado parte del Gobierno Torra, ha puntualizado que ella no votó ninguno de los decretos aprobados en el Parlamento porque no era diputada. La carta de presentación, que para formar gobierno, el independentismo dependerá o bien de la CUP o bien del PDeCAT.


La presidenta de la CCMA recibe a la candidata del PDeCAT, Àngels Chacón. / ACN

Aragonès, sobrio

Sabía que se jugaba la victoria y ha optado por no arriesgar. Fiel a su discurso que el enemigo no es el independentista del lado, ha evitado el enfrentamiento con la candidata de Junts y ha focalizado el combate contra Salvador Illa, presionándolo con si aceptará o no los votos de la ultra derecha. Con el pin de vicepresidente en la solapa, ha exhibido su faceta de gestor. Tiene los datos a la cabeza, y los ha verbalizado para rebatir las críticas, sobre todo de Albiach, y para poner de manifiesto las carencias del Gobierno de España. Al contrario de lo que ha hecho Illa, ha admitido que "no todo se ha hecho bien" en la lucha contra la pandemia, pero ha destacado que en cada nueva ola se han hecho mejor las cosas.


La presidenta de la CCMA recibe al candidato de ERC, Pere Aragonès. / ACN

Illa, soberbio

Le han asediado a derecha e izquierda. Y, como ha pasado con el botón de su americana, ha estado tenso hasta que ha acabado cediendo a la presión. Ha repetido en unos y otros que él no da lecciones, pero que tampoco recibirá a nadie. La actitud le ha merecido un "menos humos" de parte del candidato del PP. Ha recibido por su papel como ministro de Sanidad. Y ha acabado afirmando que ni activa, ni por pasiva ni por perifrástica aceptará los votos de la ultra derecha para ser investido.


La presidenta de la CCMA recibe al candidato del PSC, Salvador Illa. / ACN

Albiach, combativa

Ha arrancado pidiendo "no tirarnos los trastos a la cabeza", pero sha hecho un hartón de atacar especialmente Aragonès. Lo ha hecho enarbolando la bandera de la izquierda, olvidando a menudo, como le han recordado al resto de candidatos, que forman parte del gobierno Sánchez. Cuando algunos de sus compañeros han entrado a replicar a Garriga, de Vox, les ha advertido que "lo estáis haciendo grande":


La presidenta de la CCMA recibe al candidato d'En Comú Podem, Jèssica Albiach. / ACN

Sabater, desubicada

Como ella misma ha recordado, es el abanderada de la lucha en la calle y el plató no es su fuerte. La exalcaldesa de Badalona ha empezado nerviosa, tropezando queriendo seguir el guion. Hasta al cabo de cuarenta minutos no ha vuelto a intervenir. "Les escucho cómo se pelean", ha respondido cuando Sanchis la ha invitado a hablar.


La presidenta de la CCMA recibe a la candidata de la CUP, Dolors Sabater. / ACN

Fernández, gato viejo

"Llevo muchos años de batalla política", ha advertido a Alejandro Fernández en el fragor de la batalla. Él ha sido el primero a poner a raya en Vox, que por otra parte es quien amenaza con robarle votos. "Populismo no", le ha reclamado. Ha estado cómodo, tirando de experiencia y expresándose gran parte del tiempo en catalán, lástima que probablemente sus posibles electores no debieron estar mirando TV3, la televisión pública catalana que ellos tanto han criticado.


La presidenta de la CCMA recibe al candidato del PP, Alejandro Fernández. / ACN

Borràs, firme

Como Junts no tiene derechos electorales, ha sido la última al intervenir en la primera ronda. "Los últimos serán los primeros", ha ironizado. Ahora bien, lejos de su desparpajo habitual, hoy ha estado sobria. Llevaba un as a la manga, la propuesta de Argimon como conseller de Salud. Y ha vuelto al clásico de que si suman, ERC hará un tripartito con el PSC y los comunes.


La presidenta de la CCMA recibe a la candidata de Juntos, Laura Borràs. / ACN

Garriga, populista

No ha defraudado. Populista como él solo ha arrancado el debate prometiendo cerrar TV3 para utilizar el dinero para mejorar la vida de la gente, o que hay abuelas que tienen miedo de bajar al parque con las nietas porque tienen miedo de que los inmigrantes los roben. No valen la pena más comentarios.


La presidenta de la CCMA recibe al candidato de VOX, Ignacio Garriga. / ACN

Sanchis, paciente

El director de TV3 hacía hoy 60 años. El regalo, un debate maratoniano de casi tres horas. Ha tirado de paciencia y se ha mordido la lengua ante los ataques de Vox. "No todas las opiniones se pueden respetar", ha dicho, "pero sí rebatir". Se ha propuesto que fuera un debate esclarecedor y provechoso. Ha salido lo bastante airoso.