En pleno debate abierto entre los dos grandes partidos independentistas sobre cómo concretar los próximos pasos a seguir para avanzar hacia la República, la Assemblea Nacional Catalana aspira a condicionar las negociaciones poniendo en marcha el Bus por la Independencia. Desde este viernes ya rueda por las calles de Barcelona y lo seguirá haciendo, de momento, durante dos semanas, pasando también por Badalona, Sant Adrià del Besòs y l'Hospitalet de Llobregat.
El convoy, de amarillo corporativo, está serigrafiado con mensajes que hacen referencia a la mayoría histórica alcanzada por el independentismo en las urnas el pasado 14-F, cuando por primera vez se superó la barrera de la mitad de los votos: "Somos el 52%. Ahora República Catalana" y "52% de los votos, 74 escaños: independencia ahora"!. La iniciativa ha surgido de las bases de la organización, específicamente de las asambleas territoriales del Barcelonès.
Pretende ser, dicen, "un mensaje muy claro a nuestros políticos". La ANC advierte a ERC y Junts de que no quiere "sólo un gobierno independentista sino un gobierno que haga efectiva la independencia" durante esta legislatura. Y añade que "las bases no entenderían que el nuevo ejecutivo no trabaje en esta dirección".
La divergencia de criterios
La ofensiva de la ANC llega después de dos intentos fallidos de investir Pere Aragonès, justo cuando se acaba de reactivar la negociación entre ERC y Junts para dilucidar si son capaces o no de ponerse de acuerdo para volver a gobernar Catalunya en coalición.
Precisamente, uno de los elementos que obstaculiza el acuerdo es la divergencia de criterios sobre la estrategia para alcanzar la independencia. ERC y la CUP han pactado dar dos años de margen a la mesa de diálogo con el Estado mientras en paralelo se van preparando las bases para "un nuevo embate" por si la negociación con el Gobierno no fructifica. De su lado, Junts exige más concreción a la hora de definir qué pasa si la mesa fracasa y cómo se traducirá la respuesta unilateral de las instituciones catalanas.
Si los dos partidos acaban constatando la imposibilidad de trazar una hoja de ruta compartida, Junts ya ha explicado que no forzará nuevas elecciones, sino que investirá a Aragonès pero se quedará a la oposición.
En la imagen principal, el bus por la independencia de la ANC en Barcelona. / ANC