La figura de Corina Larsen ha despertado rumores y especulaciones entre la ciudadanía desde que se destapó que era el amante del rey, pero muchos años antes las sospechas sobre esta princesa alemana ya cernían entre los servicios secretos españoles. Tanto es así que el director del CNI del momento Alberto Saiz, viendo cómo el rey emérito, Juan Carlos I, hacía caso omiso de sus advertencias, organizó un dispositivo de espionaje sobre Larsen a espaldas del monarca. Así lo recoge El Mundo, que ha tenido acceso al adelanto del libro del experto en seguridad Fernando Rueda donde expone la relación de los servicios secretos españoles con la casa real.
Una relación "peligrosa", así se catalogó la relación entre Juan Carlos I y Corinna Larsen. Es una etiqueta que Saiz tardó muy poco en utilizar para la princesa alemana. Quien parecía un ligue más, acabó disparando todas las alarmas de la jefe del CNI. Saiz sospechaba sobre la velocidad con que Corinna se hizo uno habitual los círculos íntimos del rey, tanto que llegó a sopesar la posibilidad de que fuera una agente espía alemana. Finalmente esta hipótesis se descartó, pero Corina se convirtió en una prioridad para|por el CNI.
Uso comercial del rey
La señal que hizo que Saiz pusiera la cruz en Corina llegó en al poco de conocerse. El rey llegó acompañado de una mujer a una cacería que congregaba varias personalidades y cargos relevantes, entre los cuales había Saiz. Los asistentes pensaron que era un ligue más de Borbón y no dieron más importancia.
Poco después el rey emérito pidió un favor a Saiz: ayudar en Corinna a organizar un acto público en Madrid. El director en aquel momento del CNI aceptó echar una mano al amante del rey a sacar adelante un proyecto personal, pero lo que pretendía Corinna hizo que Saiz se echara atrás. La princesa alemana quería organizar un acto comercial en la Zarzuela. ¿La clave de la indignación? Mercantilizar la imagen del monarca.
Saiz estaba sorprendido por la manera en como Corinna trataba al rey emérito y como sus acciones podrían perjudicar su imagen así que advirtió al monarca: "Corinna es una relación peligrosa". Juan Carlos I no debió estar de acuerdo porque en vez de apartar a Corinna apartó a Saiz, quien tomó la determinación de controlar a la princesa alemana de cerca y hacer todo el posible para alejarla de la Zarzuela.
Anteriores ocasiones
La investigación de Corinna abarcó su pasado, presente y supuesto futuro, pero aunque estuvo exhaustivamente en el punto de mira de los servicios secretos españoles no ha sido la única persona de los círculos íntimos del rey que han estado bajo sospecha. En el libro de Rueda también se recoge que en anteriores ocasiones el CNI ha actuado a espaldas del emérito.
Concretamente, durante la última etapa del gobierno de Felipe González las alarmas sobre las amistades del rey volvieron a saltar. Esta vez centrándose en relaciones como la del emérito con el príncipe georgiano Zourab Tchokotua, el empresario Javier de la Rosa o el banquero Mario Conde.
Conocimiento presidencial
¿A espaldas del rey, pero también del Gobierno? Pues no. Según se recoge en el próximo libro de Rueda, todos los presidentes del ejecutivo español y algunos ministros han sido informados de estas investigaciones y de las relaciones "peligrosas" del emérito. Otro tema es que los diversos gobiernos hayan hecho caso omiso de las acciones del rey o, incluso, que hayan apostado activamente por la pasividad con respecto a las acciones de Juan Carlos I.