El Govern confirmó este martes que el president, Pere Aragonès, participará el día 19 en la cumbre hispano-francesa que se celebrará en el MNAC de Barcelona, encabezada por Pedro Sánchez y Emmanuel Macron. El ejecutivo está todavía abordando con la Moncloa qué papel asumirá Aragonès, más allá del recibimiento de los visitantes y el saludo protocolario. Esto, teniendo en cuenta que mientras los dos mandatarios se reúnen en el MNAC, en la calle las entidades y los partidos independentistas, entre los cuales ERC se estarán manifestando en contra, y que Sánchez no esconde que la intención al situar el encuentro en Barcelona es demostrar que el procés independentista ha acabado.
Como previa, el Govern dispone de la cumbre que se celebró en el 2006 en Girona, donde el president Pasqual Maragall participó en un foro paralelo a la reunión, en la que expuso el papel de Catalunya entre los dos estados. Asímismo, estuvo presente en la comida oficial convocada en el marco del encuentro. En aquella cita estaba presente también un miembro del actual ejecutivo. Se trata del conseller de Universitats i Recerca, Quim Nadal, entonces conseller de Presidència del Govern de Maragall, que se encontraba en funciones mientras se constituía el nuevo ejecutivo de José Montilla.
Maragall i Nadal
Maragall no participó en el recibimiento a los dos presidentes. Tampoco Nadal fue al recibimiento, aunque de manera indirecta tuvo un papel dado que el alcaldesa Anna Pagans obsequió a Jacques Chirac con el libro La catedral de Girona, obre del entonces conseller de Presidencia, que es además historiador y exalcalde de la ciudad.
Nadal llegó a la una del mediodía a Girona después de pasar la mañana en el Parlament, y se encontró con Maragall en la plaza de la catedral, donde tenían que esperar a los dos presidentes. No obstante, un impaciente Maragall propuso aprovechar el rato para visitar la catedral en lugar de esperar.
Pique con la ministra
Desde allí se dirigieron a la iglesia de Sant Pere de Galligants donde se celebró el almuerzo, primero con un aperitivo en el claustro y, acto seguido, la comida en la nave central. En total eran unos 150 comensales, entre los responsables de las dos delegaciones, ministros, altos cargos y autoridades diversas. La comida la sirvieron los hermanos Roca, con una ensalada de otoño con raviolis de setas y ternera de Girona con salsa de ratafía, vinos del Empordà y cava catalán.
Después de la comida, el conseller se volvió a Barcelona, no sin antes protagonizar en la puerta de la iglesia uno de sus piques con la entonces ministra de Foment, Magdalena Álvarez. El motivo fue que la ministra le le reprochó que atizaba el fuego contra el ministerio por las deficiencias en Rodalies. Un nuevo ejemplo que las cumbres siempre se acaban conviritendo también en espacio para la disputa del territorio.