Hace 9 meses del acuerdo que permitió que Pere Aragonès fuera presidente de Catalunya con el apoyo de la CUP, y donde sobre papel se planteaba que la formación anticapitalista se comprometería a trabajar para facilitar la gobernanza del Ejecutivo formado por ERC y Junts, incluyendo también la estabilidad presupuestaria. Hace sólo unos días el Govern se veía obligado, sin embargo, a aprobar las cuentas con los comunes, dejando en papel mojado una de las principales cuestiones del pacto de investidura. Una semana antes de todo eso las filas cupaires debatían internamente su estrategia para los próximos años: poca centralidad, poca gobernanza y mucho conflicto y desestabilización, y a pesar de eso Aragonès sigue diciendo en público que la CUP es el socio prioritario del Govern. Un socio prioritario que no entienden mucho, parece.

Unas 500 personas a lo largo de la jornada del sábado 18 de diciembre se encontraban en Nou Barris en asamblea nacional estratégica para debatir la ponencia política de la organización. El lugar escogido para hacer este encuentro, Barcelona, no es casual, y es que la formación anticapitalista tiene la vista fijada al recuperar representación en la capital en las próximas elecciones de 2023. Desde allí fue donde se acuñó el nuevo documento que marcará el rumbo de la formación, y que ha sido ratificado esta semana con el 79% del apoyo de la militancia en una votación que se ha hecho mediante urna telemática. Los que no han dado apoyo, muchos de ellos del sector Poble Lliure, han visto frustrados sus intentos que la formación apueste por la gobernabilidad y por un papel que abrace la centralidad. Presentaron varias enmiendas al texto apostando por un perfil más pragmático y menos rupturista, pero cayeron de manera fulminante.

Así pues la hoja de ruta que ha escogido a la CUP está clara: la acción parlamentaria que desarrollen tiene que ir en la línea de desestabilizar el Govern de la Generalitat y ser la palanca del movimiento popular en el Parlament: "Ninguno de los elementos que sirvieron para que la CUP decidiera votar a favor de la investidura de Pere Aragonès se ha materializado en acción legislativa y de gobierno, sino al contrario: sólo se han dedicado a promover la pervivencia de un modelo que sólo beneficia a unos pocos", apunta el escrito final de los cupaires. Y todavía hay más, ya que añaden que la acción parlamentaria tiene que ir vinculada a señalar el inmovilismo del gobierno, haciendo un papel de oposición frontal "a la deriva autonomista del soberanismo gubernamental". Todo lo argumentan desde la lectura de que "la pulsión conservadora de sectores dirigentes del independentismo" hacen imposible que el Ejecutivo apueste por una estrategia rupturista.

ERC: poco exigente

La ponencia dedica una buena parte a analizar a los dos agentes del Govern, ERC y Junts. De los republicanos dicen que su apoyo al Gobierno es muy poco exigente, sin mucho plazos ni hitos, y regalando aprobaciones de los presupuestos sin reclamar nada a cambio. Hay espacio también para la mesa de diálogo, una herramienta que consideran que de nada servirá "con un independentismo desmovilizado y con una posición de los partidos totalmente dividida", cosa que creen que imposibilita que la parte catalana tenga la fuerza suficiente para arrancar compromisos al Govern: "En cambio, por la parte española, la mesa permite vender internacionalmente una imagen de gobierno dialogante y clemente, un hecho que desactiva el interés por el proceso catalán y la simpatía por la causa".

El presidente de la Generalitat Pere Aragonès y la diputada de la CUP Dolors Sabater / Europa Press

Posición política propia

Y tanto de ERC como de Junts consideran que será difícil convencerlos para según qué cuestiones: la propuesta de que hace a la CUP es inspirarse en las dinámicas internacionales, entre las cuales hay que aprovechar la estela de un posible referéndum escocés, y también la necesidad de no distraerse con la reivindicación puramente retórica del referéndum, sino que hay que construir una estrategia de acumulación de fuerzas, cuantitativa y cualitativa, que haga realizable la ejecución de la autodeterminación y la consolidación de la independencia efectiva: "A pesar del sentido común de la propuesta, convencer a los otros dos actores será como predicar en el desierto en un primer momento. Eso no quiere decir que desistamos de la construcción de espacios unitarios con el conjunto de fuerzas independentistas, pero es necesario que la CUP consolide una posición política propia. Este es uno de los elementos que seguramente han cambiado una vez pasados los primeros meses de la investidura", subrayan los anticapitalistas, que apuntan que tienen que poder trasladar al Parlament el marco ideológico y programático de la Izquierda Independentista a partir de la defensa en solitario de propuestas políticas y legislativas que permitan visualizar el carácter rupturista y transformador de su programa.

Creen que ni ERC ni Junts son ahora apuesta fiable para protagonizar un embate con el Estado. Sobre todo por los movimientos que ERC ha llevado a cabo en este inicio de legislatura estabilizando el escenario político con el PSOE: "Movimientos que cuentan, de momento, con el apoyo de Junts a pesar de ciertas escenificaciones de discrepancia realizadas en clave partidista. Esta apuesta política del tándem ERC-Junts en el Govern nos dibuja un marco difícil para la generación de embates políticos y parlamentarios con el Estado español durante los próximos dos años". Sea como sea, resumen que hará falta que la CUP "sepa combinar la mano tendida con la construcción de un polo de ruptura con el estado, y el puño cerrado con el proceso de estabilización".

Referèndum y Puigdemont

¿Ante esta situación, qué propuesta en concreto defienden, sin embargo, para llegar a la independencia? La CUP deja atrás la postura "implementista" del 1-O y considera que ya es pantalla pasada. Y plantea ahora un nuevo episodio, promover un referéndum pero ligado a varias líneas de acción. La primera, la desobediencia civil, porque hay que contemplar que en el antes, el durante o el después de este referéndum las acciones a desarrollar chocarán con el orden jurídico y las autoridades españolas: "El éxito se mide por la masa crítica que consigue mover. No hay que ser mayoría. Hay que ser, simplemente, el número necesario para crear un problema al sistema y tener impacto". La segunda cuestión, institucionalidad republicana para ampliar la legitimidad de la la opción independentista. También internacionalizar el conflicto, y finalmente hacer crecer las fuerzas en el interior.

¿Pero porque dejar atrás el 1-O? La formación anticapitalista hace ahora una lectura con perspectiva de aquel hito histórico y considera que fue un éxito que dificilmente se podrá superar porque fue posible gracias a la presión de un movimiento popular sobre un Govern catalán "atravesado por una ingenuidad de quien siempre se ha visto del lado de quién ejerce la represión y no de quién la recibe", hecho que aseguran que provocó que el ejecutivo de Carles Puigdemont trabajara activamente por el 1-O en contra de las órdenes del Estado, una situación que ahora no se repetiría, según los cupaires: "Tenemos indicios de todos modos e incluso afirmaciones explícitas que nos garantizan que un ejecutivo con JxCat y ERC no volverá a optar por esta vía".

Por toda esta lectura la formación considera que la repetición de un referéndum unilateral no es la propuesta de sentido común que el movimiento necesita. ¿Y por qué? Por qué España no cometerá los mismos errores, porque los líderes catalanes ya saben cuáles son las consecuencias represivas y no las quieren asumir, y porque un referéndum no responde a ninguna incógnita ya que ya se conoce el resultado: "Es por este motivo que se vuelve crucial para nuestro movimiento, y que tiene que ser un eje prioritario en nuestra estrategia, la articulación de una infraestructura popular que permita sostener el embate en el tiempo y dotarnos de poder real", plantean.

Las enmiendas tumbadas: el intento frustrado de Poble Lliure

Construcción de unidad popular, desconfianza hacia Junts y ERC, conflicto, presión, desconfianza, desestabilización... ¿Pero qué dicen otras voces de la CUP? La ponencia estratégica de la formación anticapitalista contaba con una amenaza inicial: una enmienda a la totalidad promovida por 17 asambleas locales próximas a Poble Lliure, una de las corrientes internas de la CUP. Esta enmienda finalmente no se debatió, pero si que llevaron enmiendas parciales en el redactado para poder incluir aquellas cuestiones que defienden, que apuestan mucho más por ocupar la centralidad y hacer crecer la formación. De hecho, la ponencia inicial tenía el nombre "Avanzar para no retroceder", la enmienda a la totalidad de Poble Lliure llevaba por nombre "Para Crecer", y finalmente el nombre de consenso fue "Avanzar para crecer". Pero no ha estado el mismo consenso en las enmiendas y han sido tumbadas. ¿Así pues, qué ha decidido no ser la CUP?

La mayoría de las filas anticapitalistas rechazó una enmienda que pide reconocer que la CUP opta por decisiones que la alejan de la incidencia en las mayorías, que la sitúan en el córner, y que sigue siendo una organización demasiado pequeña que funciona con lógicas internas, una lectura que quiere hacer reflexionar sobre la necesidad que la formación se sitúe a la centralidad de los debates políticos, sin miedo de tomar decisiones y llegar a acuerdos, haciendo que sea una herramienta útil y no una simple teoria ideológica. En esta línea de la centralidad, otra enmienda proponía que en el marco de la legislatura en el Parlament, hay que abordar el debate sobre la cuestión de confianza a Pere Aragonès así como la entrada de la CUP a Govern. Pero esta cuestión también fue rechazada por la mayoría cupaire.

Si la centralidad fue rechazada, también lo fue la idea de que de la mesa de diálogo con el Estado se puede sacar alguna cosa. Un sector de la CUP proponía que la ponencia incorporara la idea de que de la mesa es interesante saber la consulta sobre su resultado, uno de los puntos acordados entre ERC y PSOE, hecho que pondría otra vez la palabra en manos del pueblo. Esta idea la defensa Poble Lliure justificando que hay que aprovechar todas las contradicciones del enemigo y que podría ser una buena ocasión para expresar la mayoría independentista. Pero tampoco gustó a la mayoría de la sesión. Y finalmente también fueron rechazadas otras enmiendas sobre el papel de la CUP más allá de los Països Catalans, como abrir el debate de la posibilidad de que la CUP se presente a las elecciones europeas, bajo el argumento que "todo espacio que no ocupas, te lo ocupan" y con la necesidad de coger peso internacionalista, o bien una enmienda que valora la decisión de concurrir a las elecciones españolas como un acierto y que hay que mantenerla y consolidarla.

 

En la imagen destacada, vista de la asamblea nacional de la CUP / ACN