El semanario L'Express ha reconocido en un reportaje que la lengua francesa casi siempre ha sido minoritaria en Francia a lo largo de la historia, y que siempre había sido un país multilingüe. "Aquí tenéis los hechos con toda su brutalidad desnuda: a lo largo de la historia, Francia ha sido un país plurilingüe", indica el semanario con voluntad percutante.
El artículo recuerda que el francés es el idioma de Illa de Francia, de Orleans y del sur de la Picardia, el núcleo a partir del que se extendió por la insistente acción del aparato político francés. En el siglo XVI sólo el 10% de los franceses hablaban francés. En el siglo XVIII eran el 20%, según un informe del padre Gregorio (1794), pocos años después de la participación francesa en el sitio de Barcelona en la Guerra de Sucesión y de la Revolución francesa. "Sólo hay unos quince departamentos [sobre 83] en el interior [de Francia] donde el francés se habla exclusivamente; todavía hay alteraciones importantes, ya sea en la pronunciación o en el uso de términos inapropiados y obsoletos, especialmente en Sancerre! [en el Loire]", se queja el padre Gregorio.
Hacia 1864, en época napoleónica, según el historiador Philippe Martel el francés seguía siendo muy desconocido en gran parte del Estado. "La lengua nacional seguía siendo desconocida en 8.381 de los 37.510 municipios del país, y muy mal entendida en numerosos territorios como el País Vasco, Catalunya, Flandes, Alsacia, Mosella, Bretaña, Córcega y el tercio del país donde domina la lengua de Oc. En el fondo sobre todo se hablaba en las ciudades y regiones del norte donde se practican las lenguas de Oïl próximas al francés como el picard, el normando o el champenois", apunta.
L'Express asegura que el afrancesamiento de Francia se ha acabado justo ahora, y que se puede decir que en todo el territorio un francés se puede entender hablando francés, "al menos en la Francia continental". En los territorios de ultramar como Mayotte, Wallis y Futuna reconocen que no es así.
El semanario admite que los gobiernos franceses han combatido políticamente el plurilingüismo originario de Francia. "Lo más importante es el resultado de una opción política: la imposición del francés como única lengua de educación, de administración y de vida económica", indica y recuerda que los hablantes de los otros idiomas no se pasaron al francés con agrado.
El reportaje presenta el monolingüismo oficial de Francia como una práctica de los Estados nación y apunta por nuevas fórmulas, mientras se pregunta qué pasaría si la UE aplicara la misma fórmula y decidiera imponer el inglés o el alemán.
Propone distinguir entre lengua común i lengua única, lo que ya sería un gran cambio en el Estado jacobino francés.