La noticia de que el Tribunal Supremo se opone a indultar a los presos independentistas catalanes ha entrado como un obús a la primera reunión del nuevo Govern de la Generalitat, cuando estaba a punto de arrancar. No ha sido ninguna sorpresa, pero obviamente ha sido motivo de comentario entre los renovados compañeros de viaje, más después de que este martes Pedro Sánchez, que es quien tendrá la última palabra, diera a entender que podría concederlos. El primer encuentro del consejo ejecutivo, instantes después de la ceremonia de toma de posesión de los consellers, ha servido para poner en marcha los motores, pero no hay aprobado nada. "Todavía no había margen porque el gobierno no estaba en marcha", aseguran fuentes del gobierno.
"Nuestra propuesta es la amnistía, pero también tenemos claro que no nos opondremos a ninguna medida que pueda aliviar el dolor de los presos, sus familias y la sociedad catalana", ha concluido Aragonès durante la comparecencia posterior al primer cónclave de su gobierno. "Ante cualquier oportunidad en una situación de represión tan dura, no nos opondremos a ninguna medida", ahora bien, ha añadido que esperan "una solución justa" y que "la propuesta de que suscita más consenso es la amnistía y la autodeterminación". Sobre el informe emitido por el magistrado Marchena en nombre del Supremo, ha lamentado que "sigue la línea represiva de una causa general contra el independentismo".
Sánchez y Puigdemont
En los próximos días, Pere Aragonès descolgará el teléfono para contactar con Pedro Sánchez y empezar a despachar las dos prioridades que se ha fijado a la hora de interlocutar con el Gobierno de España. Por una parte, la gestión de los fondos europeos para la lucha contra la pandemia, y que Madrid tiene que distribuir entre las CC.AA. en función de los proyectos presentados por cada una. El otro gran asunto es el eterno conflicto político enquistado y la resurrección de la prometida mesa de diálogo.
Hace más de un año que el espacio de negociación entre los gobiernos catalán y español se encuentra en hibernación, prácticamente desde el día siguiente del día que nació. Tanto ERC como el ejecutivo del PSOE y Podemos atribuyen esta letargia a las pocas ganas que puso por la parte catalana el anterior presidente Quim Torra. Ahora que son los republicanos quienes llevan la batuta, confían en que pueda reactivarse y avanzar.
En paralelo, el presidente tiene previsto también viajar a Waterloo para entrevistarse con Puigdemont. Asimismo, se empezarán los contactos para reunir de manera inminente el Acuerdo Nacional por la Amnistía y la Autodeterminación, que tiene que congregar tanto los partidos políticos independentistas como las entidades y representantes de la sociedad civil.
Buen clima y trabajo en equipo
Al margen del procés, entre las primeras acciones que desarrollará el gobierno Aragonès tendrán que ver con el plan de rescate social y la reactivación económica.
Durante su comparecencia, y a pesar de la profunda renovación de consellers -sólo dos repiten- Aragonès se ha declarado "heredero del gobierno que nos ha precedido" y se ha comprometido a dar "continuidad institucional". En este sentido ha destacado el "buen clima" entre todos los nuevos miembros del ejecutivo y se ha mostrado confiado en que seguirán trabajando en equipo".
En la imagen principal, Aragonès, Puigneró y Vilagrà seguidos del resto del Gobierno. / S. Alcàzar