Partiendo de la premisa que la seguridad total no existe, este martes Òmnium Cultural ha aportado una nueva herramienta anti-represiva para acercarse al máximo a esta seguridad en el mundo del activismo, con una guía que aporta consejos básicos para mejorar el control sobre la privacidad y la seguridad de las personas en las herramientas de comunicación que se utilizan día a día, como móviles, ordenadores y aplicaciones. Este nuevo manual lo ha presentado la entidad en el marco del caso del ciberespionaje más grave conocido hasta ahora contra más de una sesentena de líderes independentistas, el CatalanGate, y también el mismo día en que se ha conocido la infiltración de un agente de la Policía Nacional en movimientos de la izquierda independentista.

Ha sido el presidente de la entidad, Xavier Antich, el encargado de abrir una mesa de debate con la participación del activista y víctima del espionaje, David Fernández; el presidente de la Fundació PuntCat, Genís Roca; la miembro de European Civic Forum Giada Negri; y el ingeniero Josep Maria Ganyet. El manual, de 12 páginas, recopila buenas prácticas y advierte de las perjudiciales a la hora de utilizar la mensajería móvil, hacer llamadas telefónicas, videollamadas, búsquedas por internet, almacenar archivos o hacer reuniones, entre otros. Antich, una vez más, ha cargado contra el espionaje contra independentistas y ha criticado el hecho de que el estado español no haya hecho ni una acción para aclarar los hechos: "Vulnera los compromisos internacionales", ha lamentado el presidente de Òmnium, que ha alertado de que ante el hecho de que el espionaje sea una parte más de la estrategia represiva contra la disidencia, hace falta utilizar este nuevo embate como un motivo más de lucha contra el estado español "que no cumple los mínimos imprescindibles de un estado de derecho".

¿Qué dice el manual?

En el ámbito de la mensajería móvil, que incluye aplicaciones como Whatsapp, Telegram o SMS, Òmnium recomienda activar la opción de mensajes efímeros a los chats de la mensajería móvil, y no utilizar WhatsApp para mensajes o cuestiones que requieren una especial protección. ¿La alternativa para las cuestiones delicadas? Signal o los Secret Chat de Telegram. Más allá de estas aplicaciones, también se recomienda utilizar un aparato donde nunca se haya instalado una tarjeta SIM. Lo que no se tiene que hacer nunca y es muy habitual, si se quiere garantizar una cierta seguridad, es grabar notas de voz, enviar documentos comprometidos, llamar por telefonía convencional o abrir SMS de números desconocidos: esta última cuestión fue la que infectó los aparatos móviles de la mayoría de independentistas espiados en el CatalanGate.

Las llamadas convencionales son totalmente vulnerables al espionaje. Este es otro de los elementos que recopila Òmnium en el manual, donde recomienda no dar muchos detalles en las llamadas convencionales, priorizar Signal y Telegram en las conversaciones convencionales y JITSI en conversaciones que quieran ser totalmente privadas y anónimas. No se recomienda, tampoco, descolgar llamadas de origen desconocido excepto las que se estén esperando.

Con respecto a las búsquedas por internet, hay que recordar que con cada búsqueda se va dejando un rastro muy fácil de trazar. Para navegar con más seguridad se recomienda utilizar navegadores que no envíen informaciones, como por ejemplo LibreWolf, abrir siempre pestañas de navegación de incógnito, y no guardar nunca las contraseñas en el navegador, ya que en este caso quedarían encriptadas. Por lo tanto, en este ámbito no se recomienda utilizar los navegadores más convencionales como Chrome, Firefox, Opera o Safari. En el apartado de almacenaje de archivos, lo que recomienda la entidad es encriptarlos dentro del propio dispositivo o en la nube, y no compartir ficheros en espacios como GoogleDrive o iCloud sin haberlos encriptado previamente.

En las reuniones o encuentros presenciales, donde precisamente se tratan a menudo temas de estricta sensibilidad que no se quieren abordar a través del mundo telemático, Òmnium recomienda apagar el teléfono y el portátil antes de desplazarse a la reunión, y una vez llegado dejarlo sería de la sala. Si es estrictamente necesario un portátil en la reunión, tendría que ser un dispositivo que funcione con Linux. Así, son absolutamente malas prácticas llevar el portátil a las reuniones, dejarlo todo anotado en una libreta -mejor apuntar en un documento con el ordenador y encriptarlo- y hablar excesivamente alto.