¿Qué tienen en común Catalunya, el Distrito de Columbia de los Estados Unidos, Turquestán del Este, Batwa o Haratin? Estos territorios, sumados a una cuarentena más son pueblos sin estados reconocidos por la UNPO, siglas en inglés de la Organización de Naciones y Pueblos no Representados, un movimiento y una organización que da voz a aquellos países sin estado y que quiere servir para proteger sus derechos a la autodeterminación. Este fin de semana celebran su Asamblea General anual en Barcelona, después de que el 2019 la ANC se convirtiera en los representantes de los catalanes dentro de esta organización y ahora ejerza de anfitriona.
Así, a pesar de que Catalunya pasara a formar parte de ella en mayo del 2019, en pleno juicio a los presos políticos por el referéndum del 1 de octubre que dió la vuelta al mundo con la fuerte represión del estado español contra los catalanes, el origen de la UPNO se remonta al 1991. El 11 de febrero de aquel año, en la ciudad de la Haya, en los Países Bajos, 13 pueblos sin estados se unieron para promover un espacio internacional de diálogo. Desde entonces, la organización ha ido creciendo, incorporando nuevos países, mientras que otros finalmente han salido, después de convertirse en estados independientes reconocidos internacionalmente, como antiguas repúblicas soviéticas de la talla de Armenia o Georgia, o por otros motivos bien diversos.
Los primeros 13 estados que formaron parte de la creación de la Organización de Pueblos y Naciones no Representadas, que en el momento de su creación fue definida por por los medios de comunicación como unas Naciones Unidas alternativas para aquellos países que no contaban con reconocimiento internacional. Concretamente, los países fundadores, representados por diferentes organizaciones fueron: Estonia, Letonia, Armenia, Tíbet, Taiwán, Kurdistán, Papúa Occidental, los indígenas de Cordillera (Filipinas), los pueblos del oeste de Turquestán, Asiria, Abjasios, Molucas del Sud y los Tártaros de Crimea. De estos, algunos han abandonado la organización, pero otros siguen formando parte, ya que todavía no han sido reconocidos como estados independientes. Clicando sobre las banderas de los diferentes miembros de la UPNO en el mapa, puedes conocer más detalles sobre su historia.
Cuatro naciones europeas se han añadido a la UNPO en los últimos 10 años
En los años siguientes, siguió habiendo movimiento en el seno de la UPNO, con países nuevos y salientes, aunque con el paso del tiempo el flujo de entrada se ha ido reduciendo. Durante la segunda década del siglo XXI, entre el año 2010 y en el 2020, se unieron 17 pueblos sin estado, la mayoría de los cuales ubicados en África. Los últimos a añadirse a la lista de la UPNO son Bifara, Guam, Ogadem, Yorubilandia y Zambesia en el 2020. Con todo, durante esta última época también se han unido cuatro pueblos europeos, hecho que no deja de ser una cifra significativa.
Estos son Catalunya, en el 2019 y representada por la ANC; Bretaña, representada por el KAD, una asociación que busca crear un Parlamento bretón donde se pueda decidir el futuro del país, así como la creación de grupos bretones pro independentistas; Lezguinos, un grupo étnico situado en el norte de Azerbaiyán con una lengua propia, el lezguiano; y finalmente Saboya, un antiguo estado europeo que quedó anexado en Francia a raíz del Tratado de Turín de 1860. En este sentido, los saboyanos denuncian que son una minoría en su propio territorio, que quedó dividido en dos departamentos franceses (Saboya y Alta Saboya), y reclaman que tanto el gobierno francés como los estados miembros de la Unión Europea les tengan en cuenta.
El distrito de Columbia reclama ser un estado
Aunque en la historia de la UNPO ha habido varios pueblos y naciones de todo el continente americano representadas, actualmente solo hay uno, el Distrito de Columbia, donde está la capital de los Estados Unidos, Washington D.C.. El distrito estadounidense está representado a la organización por D.C Statehood Congresional Delegation, que opera con independencia del gobierno de Columbia, y que se decidieron unir al resto de pueblos para denunciar que todavía hoy, el Congreso de los EE.UU. tiene autoridad sobre este distrito por no haberse convertido en un estado propio. En este sentido, su objetivo es conseguir asimilarse al resto de estados del país y obtener sus privilegios, así como tener representantes tanto en el Congreso como en la Cámara de Representantes.
Antes, habían formado parte de la UNPO hasta ocho naciones de Norteamérica y dos más de América del Sur, que ahora mismo no tiene ningún pueblo. Entre 1993 y 2016 los mapuches reclamaron a través de esta entidad una mejora de su nivel de vida, la preservación de su cultura y la restitución de sus tierras ancestrales, aparte de poder ejercer su derecho a la autodeterminación. El paso de la nación Lakota, también conocida como la nación Sioux por la UNPO fue mucho más corto, entre 1994 y el 2007. "Los habitantes de Lakota y de los otros pueblos indígenas de Norteamérica han sufrido enormemente bajo la colonización protestante anglosajona blanca, incluido el etnocidio y su reubicación forzada, con la consiguiente pérdida de identidad cultural," lamenta la UPNO a su página web, que también denuncia que todavía hoy, la preservación de su cultura no se ha materializado, a pesar de los acuerdos con el gobierno de los EE. UU.
Edna Adan, una de las mujeres más influyentes en el África
La actual junta de esta organización está presidida por una de las mujeres más influyentes en todo el continente americano, Edna Adan, mientras que la expresidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, ocupa su vicepresidencia. Las dos estuvieron presentes en el acto de bienvenida de la Aseamblea este jueves en Barcelona, y Adan intervino para explicar el caso de su país Somalilandia en una mesa redonda moderada por Josep Alay. Tal y como explicó la exministra de asuntos exteriores de este país independiente, aunque no reconocido por la Unión Africana. Somalilandia se independizó por segunda vez el año 1991, el mismo año de la fundación de la UNPO. Desde entonces, se ha convertido en un país democrático, con elecciones regulares con presencia de observadores internacionales. El suyo es un caso de injusticia, como el de todos los pueblos, tribus o naciones que forman parte de la organización que preside.