"Intento ser un ministro decente, pero no soy médico, lo saben desde el primer día". Es la elocuente frase que pronunció el ministro de Sanidad durante su comparecencia, este jueves, en el Congreso para rendir cuentas sobre la gestión de la crisis del coronavirus. Salvador Illa está en el ojo del huracán desde la invasión de la pandemia en España. El desastre de la compra de tests rápidos defectuosos de Covid-19 en una empresa china sin licencia ha dejado tocada su imagen.
Pedro Sánchez reservó por Illa, mano derecha de Miquel Iceta al PSC y pieza indispensable en la negociación con ERC para la investidura, una silla a su consejo de ministros. Lo hizo en previsión a poder designarlo interlocutor con Catalunya en la mesa de diálogo entre gobiernos. Aunque Illa es filósofo y no tiene experiencia en la materia el presidente le asignó la cartera de Sanidad, una de las conocidas como maria. Y es que desde hace décadas las competencias en salud están transferidas a cada una de las autonomías. La llegada de una pandemia mundial de las dimensiones del coronavirus no entraba dentro de los planes. Y lo ha cambiado todo hasta el desborde.
Con la implantación del estado de alarma, el Gobierno asumió el mando único de Sanidad. Y visto cómo están yendo las cosas, son muchas las comunidades autónomas que discrepan de esta decisión y consideran una rémora que todas las operaciones se centralicen en el ministerio. La tensión empezó por la confusión en relación al control de material. Muchos territorios acusan al ministerio de haberlos dejado desabastecidos. El caso del lote de pruebas rápidas de Covid-19 que dan falsos negativos ha acabado de caldear los ánimos.
"El mercado ha enloquecido", afirmó Illa durante sus explicaciones para justificar la operación. Todos los países del mundo intentando comprar los mismos productos complican la adquisición del material que urgen y reclaman a los profesionales sanitarios. El pedido del lote a una empresa que según el gobierno chino no tiene licencia para operar fue anterior a la gran compra autorizada posteriormente y encargada a otros proveedores. Illa ha defendido que contaba con la garantía y el certificado de la UE pero que una vez se han analizado, no han superado el nivel mínimo de calidad exigido.
650.000 test defectuosos
Según informó el ministerio en un primer momento, se trataba de un paquete de 9.000 tests. Después, sin embargo, el propio ministro ha reconocido que estos 9.000 eran los primeros que llegaron, pero que se habían comprado 650.000 más a la misma empresa y que se han devuelto todos. Eso significa que España tendrá que esperar todavía para poder recibir y activar las pruebas rápidas de coronavirus, una acción imprescindible para poder dimensionar el alcance real de la expansión del Covid-19. Illa ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad, asegurando que tienen varios proveedores y que pronto llegarán 5 millones de test rápidos. Con todo, ha preferido no poner una fecha concreta sobre qué día recibirán los contenedores.
Ante la situación, una de las decisiones que ha tomado el gobierno Sánchez es encargar al ministerio de Hacienda el control y la gestión de las compras de material, en coordinación con Sanidad Durante una comparecencia al lado de Illa, María Jesús Montero ha confirmado que está "colaborando" con el ministro de Sanidad.