Cuatro días no han sido suficientes para suturar la herida abierta que desangra la relación entre Esquerra Republicana y Junts per Catalunya. Pere Aragonès ha vuelto a fracasar en el intento de ser investido, pero a diferencia de lo que pasó el viernes, la sesión de hoy ha servido para desbrozar un poco más el camino para el acuerdo final entre republicanos y junteros. Durante las reveladoras conversaciones entre pasillos, aprovechando los descansos del pleno, actores destacados de la negociación daban por hecho el pacto entre los todavía socios de gobierno después de Semana Santa.La sensación en las filas de ERC es que Junts quiere hacerles pasar la penitencia por los viejos pecados del pasado, el capital, no haber investido a Puigdemont hace tres años. 


Gemma Geis se dirige a Aragonès. / Sergi Alcàzar

De momento, hoy, sólo la CUP ha sumado sus diputados a los de ERC a favor de Aragonès, que se ha vuelto a quedar con 42 escaños a favor, por 61 en contra (PSC, comunes, Vox, Cs y PP) y 32 abstenciones de Junts. Ni a la primera, ni a la segunda, tendrá que esperar a la tercera. El presidenciable de ERC ha admitido que está "obligado" entenderse con Junts y por eso ha dedicado su segundo discurso a seducirlos, entrando a fondo en su propuesta en el eje nacional. El encargado de poner voz a la indignación de ERC con la actitud de Junts ha sido Sergi Sabrià. Les ha invitado a "digerir" los resultados del 14-F.

President libre de tutelas

Menciones al trabajo hecho por los gobiernos de Torra y Puigdemont, citas textuales de frases del president exiliado en Waterloo, reconocimiento del Consell per la República. En definitiva, repetidos guiños y una advertencia clara, que no será un president "tutelado", que su liderazgo al frente de la Generalitat es "insustituible e indelegable".

Más lentamente de lo que sería deseable, pero las conversaciones avanzan hacia el desbloqueo. Así lo ha apuntado Gemma Geis, la encargada hoy de fijar la posición de su partido. "Usted sabe perfectamente que nadie le impondrá tutelas desde Junts per Catalunya y menos desde el exilio. Sabe que está meridianamente claro que su presidencia quedaba al margen de la dirección colegiada", ha replicado.

Con el capítulo sobre el Consell per la República en vías de ser resuelto, y reconociendo que el discurso de hoy les ha gustado mucho más, Junts ha señalado los puntos calientes que todavía obstaculizan el acuerdo. Insisten en que hace falta una unidad de acción de los diputados independentistas en Madrid que los republicanos -que triplican los escaños de los junteros en el Congreso- se resisten a firmar. Asimismo, reclaman más concreción sobre cuál será la alternativa una vez se constate la negativa del Estado a avanzar hacia el referéndum pactado en la mesa de diálogo. En resumen, Junts coincide en que no hay escolloss insalvables, pero exige para moverse hacia el cerrar todos los flecos por un acuerdo de legislatura.

Amarrar a Junts sin que la CUP mute

Del debate de este martes se desprende otra constatación. Y es que para amarrar los 32 votos de Junts, ERC corre el riesgo de perder los de la CUP. La portavoz de los junteros ha avisado de que no avalan el acuerdo entre los republicanos y los anticapitalistas. Porque discrepan de puntos en la agenda social como la renta básica universal, pero también porque entienden que queda cojo en el detalle de cómo avanzar hacia la República.


Eulàlia Reguant interviene en el debate de investidura. / Sergi Alcàzar

La CUP ha apretado la luz de alarma a raíz de la enmienda de Junts. Eulàlia Reguant ha advertido que la renta básica universal no se toca y ha lamentado que "empezamos mal si no se abren a aceptar un acuerdo de mínimos", como el que se han suscrito cupaires y republicanos. Desde el mismo día que la militancia de la CUP dio luz verde al documento pactado con ERC, Reguant ya adelantó que en caso de que se modificara algún punto para sumar Junts, ellos tendrían que volver a votar.

ERC, pues, tendrá que hacer equilibrios para encajar al futuro socio de gobierno con el aliado estable en el Parlament. Porque solos, ERC y Junts no tienen mayoría. Y si una cosa ha quedado clara a lo largo de los últimos años es que los acuerdos con la CUP pueden mutar.

Los comunes siguen tentando a ERC

Si hay un calificativo que defina Jèssica Albiach es la perseverancia. Cada vez que puede, aprovecha para lanzar el anzuelo a Esquerra Republicana, para que consume el divorcio con Junts y se lance a los brazos de los comunes.

En este sentido, ha pedido a Aragonès que "salga de su zona de confort" y se aventure a pactar con ellos un gobierno de izquierdas. Lo ha hecho constatando que está siendo víctima de una "humillación al cuadrado" por parte de Junts.


Aragonès con los diputados de los comunes. / EFE

Illa mantiene el pulso

Obviando que no cuenta con ningún apoyo extra más allá del de los 33 diputados del PSC, Salvador Illa ha insistido al subrayar que él es el ganador de las elecciones del 14-F en Catalunya. Los socialistas tienen la intención de volver a proponer a Laura Borràs que permita al exministro presentarse a la investidura. En la réplica, Aragonès le ha recordado que lo que cuenta no es ganar, sino saber "tejer alianzas" para sumar mayoría.


Salvador Illa, durante el debate de investidura. / Sergi Alcàzar

Cs y la papelera de la historia

Durante su intervención, Illa ha avistado que Aragonès sería un presidente "vicario", "rehén" de la CUP y de Puigdemont. En los mismos términos se ha expresado Cs, que ha pasado de primera a penúltima fuerza al Parlament de Catalunya. En nombre del partido naranja, Carrizosa ha alertado de que Aragonès será "un títere" en manos de Waterloo, sometido a los "chantajes" permanentes de la CUP para acabar, como Mas, "en la papelera de la historia". Fiel a su tono irreverente, ha tildado de "repugnante" la actitud sesgada de Laura Borràs como presidenta del Parlament. Y lo ha rematado: "me importa un pito el Consell per la República".

La invitación del PP a Aragonès

"Ya va siendo hora de romper este cordón umbilical. Desde Waterloo han decidido humillarlo sistemáticamente". Es la reflexión que ha hecho Alejandro Fernández, del PP, a Pere Aragonès. Es más, tirando de su habitual ironía, le ha invitado a pasar "una temporadita en el PP catalán" para acostumbrarse a las críticas y entregarse de "el miedo a que le llamen botifler".

Vox, por la ilegalización de la CUP

Como ya pasó el viernes, cuando la ultra derecha ha subido al atril la inmensa mayoría de diputados de ERC, Junts, la CUP, los comunes y el PSC han abandonado el auditorio. Los que se han quedado han alzado carteles antifascistas en señal de protesta con el discurso de Ignacio Garriga. El líder de Vox se ha quejado a la presidenta de la cámara, aduciendo que se exhibían símbolos nazis. Borràs, sin embargo, ha defendido su derecho a enseñarlos. Sobre el discurso, ha seguido con la escalada verbal, llegando a pedir la ilegalización de la CUP.

En lugar de renunciar a responder a Vox, Aragonès ha aprovechado para plantar cara a su discurso. Y lo ha hecho para rebatir el mantra de ciertos sectores del unionismo que acusan el independentismo de "basarse en razones étnicas". "Exijo que nadie patrimonialice los orígenes de una parte mucho importando de este país que tenemos raíces fuera de Catalunya". Y el presidenciable de ERC se ha puesto como ejemplo, recordando a Antonio y Juana, a sus abuelos que llegaron de Palomares, Andalucía, para "forjarse un futuro".


Pere Aragonès se marcha del auditorio. / Sergi Alcàzar

Sin precedentes de investidura al tercer intento

Desde la recuperación de la democracia, nunca un presidente ha sido investido en el tercer intento. Artur Mas es el único que tropezó en los dos primeros asaltos, en el año 2015, y acabó apartándose y cediendo paso a Carles Puigdemont. Si Aragonès consigue la investidura en los próximos dos meses, se convertiría en el primer president que llega habiéndose caído dos veces antes.

El 26 de mayo es la fecha límite para que el Parlament invista al 132.º presidente de la Generalitat. Si el último miércoles de mayo no hay investidura, a mediados de julio se repetirán los comicios.

En la imagen principal, Aragonès observa a los diputados de Junts. / Sergi Alcàzar