Sánchez se esfuerza por mantener viva la alternativa de un gobierno de izquierdas con Podemos, pero los gestos del secretario general de los socialistas no van precisamente en la línea de meterse a Pablo Iglesias en el bolsillo. El acuerdo tripartito con PP y Ciutadans para la composición de la mesa del Congreso es una buena muestra de ello.

De la mesa dependía que Podemos pudiera tener los cuatro grupos parlamentarios que ponía como condición para negociar un gobierno con el PSOE –ahora ya hace días que no habla del referéndum en Catalunya–, ya que este órgano es el encargado de interpretar y aplicar el reglamento de la cámara. Éste prohíbe que constituyan grupo parlamentario separado diputados que “pertenezcan a un mismo partido”, y el PP, que tendrá en la mesa tres representantes (Celia Villalobos, Rosa Romero y Alícia Sánchez Camacho), y Ciudadanos, que tendrá dos (José Ignacio Prendes y Patricia Reyes), coinciden en considerar que Podemos y sus confluencias en Galicia, Comunitat Valenciana y Catalunya son el mismo partido.

Adiós a los 4 grupos de Podemos

La aritmética parlamentaria ofrecía, si el PSOE accedía, la posibilidad de componer una mesa con mayoría de socialistas y podemitas, que resolviera que En Comú Podem, Compromís y En Marea son partidos diferentes de Podemos. Pero para eso necesitaba pactar el voto en la mesa con Esquerra o Democràcia i Llibertat, y cualquier acercamiento con los independentistas catalanes lo comprometía.

Ha sido así como ha acabado en brazos de PP y Ciutadans, a pesar de intentar minimizar los daños con Podemos “deseando” en todo momento que se incorporara a las negociaciones. Iglesias lo ha declinado, leyendo el acuerdo tripartito en la mesa como una premonición, y ha presentado su propia candidatura a presidir este órgano –Carolina Bescansa–, que aritméticamente no podía prosperar.

Sánchez se ha asegurado una composición de la mesa con miembros de su confianza, empezando por su presidente, Patxi López, que ha declarado su absoluta fidelidad al actual secretario general del PSOE en varias ocasiones. Micaela Navarro, que será vicepresidenta de mesa, fue rival de Susana Díaz en el PSOE andaluz y es miembro de la actual ejecutiva de Pedro Sánchez.

El discurso de Patxi López, que ha puesto el acento en la situación política derivada del proceso soberanista, ha marcado distancias con la defensa del referéndum por parte de Podemos, destacando que “es más lo que nos une que lo que nos separa” . Al mismo tiempo, ha querido poner en valor la pluralidad de la composición del Congreso como respuesta a la pluralidad del Estado, presente en la mayoría de intervenciones de la formación de Pablo Iglesias.

Iglesias compensa En Comú Podem

El secretario general de Podemos ha tenido que compensar En Comú Podem –en concreto a la formación de Ada Colau, que no tendrá el grupo propio que prometió en campaña como garantía para presionar por el referéndum–, con un lugar en la mesa para uno de los miembros de la ejecutiva de Barcelona En Comú, Marcelo Expósito, que iba de número 8 por Barcelona. La vicepresidencia que le correspondía a la formación lila la ha asumido Gloria Erizo, cercana a Iglesias.

En el Senado, Podemos no ha conseguido entrar en la mesa, como consecuencia del pacto entre PP y PNV. La mayoría absoluta de los populares en la mesa les permitiría tramitar con celeridad una eventual resolución para la aplicación del artículo 155 de la Constitución para suspender la autonomía de Catalunya –aunque nadie sabe con seguridad cómo se tendría que hacer–.

El margen que tiene a partir de ahora Pedro Sánchez es mínimo. Mientras que para Miquel Iceta una gran coalición con PP y C’s sería “la muerte política” del secretario general, para Pablo Iglesias el líder socialista “ya cabalga con el búnker". El escenario de nuevas elecciones continúa bien presente.