Han hecho falta fórceps, pero parece que finalmente el Govern de la Generalitat ha conseguido dar a luz el documento definitivo que regulará el camino de salida de las restricciones anti-Covid. A la una del mediodía de este jueves lo presentarán en público el vicepresident Pere Aragonès y la consellera de la Presidència, Meritxell Budó.
Según confirman fuentes gubernamentales, los consellers implicados en la gestión de la pandemia —y los técnicos encargados de asesorarlos— ya han cerrado el plan de desescalada que empezará a aplicarse a partir de este lunes, 23 de noviembre, y que se alargará hasta pasadas las fiestas de Navidad.
El anuncio llegará después del enésimo enfrentamiento entre socios, motivado por las discrepancias sobre como se debe proceder las próximas semanas. Mientras el ala más liberal prefiere dar más oxígeno a la restauración, que ha presionado con fuerza los últimos días, Aragonès, Vergès y compañía no quieren caer en el error de junio, cuando se quiso correr demasiado al levantar persianas y confinamientos.
¿Cuál es la previsión?
La previsión es que se dibujen cuatro tramos temporales que en total, y como mínimo, se alargarán dos meses. Se irá saltando de fase en función de la evolución de la pandemia. Según los últimos indicadores, la situación mejora día a día.
En una primera fase se mantendría el confinamiento municipal de fin de semana, que no se levantaría hasta entrado ya el mes de diciembre. Una de las modificaciones que se habrían incluido en el documento es en beneficio de bares y restaurantes. Si la intención inicial, que se filtró el lunes, preveía hacerlos cerrar a las 5 de la tarde, finalmente el horario se habría ampliado hasta la noche. Eso sí, siempre cumpliendo el toque de queda.
En el último tramo de la desescalada, que sobre el papel tendría que coincidir con la Navidad, la previsión es que las reuniones puedan pasar de 6 a 10 personas.
Del choque a la tregua forzosa
Hasta las elecciones del 14-F no hay posibilidad de remodelar el gobierno, ni tampoco de adelantar la cita electoral. O lo que es lo mismo, JxCat y ERC están condenados a entenderse por lo menos hasta entonces. Y con una pandemia de por medio, no será fácil.
Tras un primer intento frustrado por la mañana, este miércoles por la noche los principales responsables de la gestión de la pandemia se reunieron para tratar de cerrar los flecos del plan, pero de la cita, que acabó pasadas las 11 de la noche, no salieron con ningún documento definitivo.
Este martes, una filtración aguaba el enésimo intento del ejecutivo de demostrar que gestiona la comunicación sobre la pandemia mejor que el tan criticado Gobierno. El borrador sobre el proyecto de desescalada previsto —con cuatro fases que se alargan hasta después de Navidad— apareció en los medios, provocando un nuevo estruendo entre los socios, que reincidían al airear sus tiranteces a pesar de la situación de emergencia sanitaria. Finalmente, después de un día de gesticulaciones y reproches, ERC y JxCat han intentado reconducir la crisis in extremis en una reunión nocturna del comité ejecutivo de crisis del coronavirus.
El gabinete de crisis se tenía que celebrar telemáticamente a primera hora de la mañana de este miércoles. Nada más empezar, una nueva filtración sobre una modificación del proyecto inicial —se alargaba el horario de cierre de bares y restaurantes de las 17 h a las 21 h— ha hecho saltarpor los aires el encuentro. ERC ha decidido plantarse.
No ha sido hasta doce horas después que, habiendo firmado una nueva y débil tregua, se ha podido celebrar la cita, de vital importancia para la ciudadanía. El encuentro arrancaba ya de noche, una vez acabado el pleno del Parlamento. Lo presidía el máximo responsable del Govern, el vicepresident Pere Aragonès, que desde la inhabilitación de Quim Torra asume las funciones de presidente.
Hasta este jueves por la mañana no ha trascendido que se conseguía cerar el proyecto. Nueva tregua en el Govern. De momento.