Una vez instalado ya en su despacho del Palau de la Generalitat, el equipo del president ha empezado a levantar ya el teléfono para concertar reuniones a múltiples niveles. La más mediática tendrá lugar este mes de junio con Pedro Sánchez en la Moncloa. En paralelo, sin embargo, Pere Aragonès quiere verse con los líderes de los grupos parlamentarios. Con todos menos con Ignacio Garriga, de Vox.
La ronda de encuentros, que serán individuales, empezará el lunes de la próxima semana. Los primeros convocados serán los dirigentes de las fuerzas políticas que dieron apoyo a la investidura. Por lo tanto, Albert Batet, de Junts per Catalunya, Josep Maria Jové, de ERC y Dolors Sabater, de la CUP. El martes será el turno de Jèssica Albiach (comunes) y Salvador Illa, (PSC) y se dejará para el final, Carlos Carrizosa (Ciudadanos) y Alejandro Fernández (PP). La voluntad es "que se hable de todo".
La escenificación del gobierno en la sombra de Illa
Precisamente el jefe de filas de los socialistas ha pedido por carta a Aragonès una reunión para hablarle de su "gobierno alternativo", en la sombra, que el jefe de la oposición presentó en sociedad este fin de semana. En nombre del ejecutivo, la portavoz Patrícia Plaja -que debutaba a la rueda de prensa- ha pedido en Illa que "trabaje más allá de la escenificación mediática" y actúe como una "oposición responsable". Preguntada por como coge el presidente el gobierno en la sombra de los socialistas, ha afirmado que "respeta mucho todos los posicionamientos y escenificaciones de los grupos de la oposición siempre que no pretendan invadir las funciones de las instituciones del país".
Más allá de la relación con el jefe de la oposición, a que durante el pleno de la semana pasada se mostró predispuesto a escuchar la propuesta de presupuestos que haga el gobierno de la Generalitat, Aragonès tendrá que dar explicaciones a Junts y la CUP sobre la actitud que pretende adoptar en la negociación con el Estado, más después de la carta de Oriol Junqueras, que calificaba de inviable e indeseable cualquier otro vía que no sea el referéndum pactado. Unas palabras que tanto el PSOE como Podemos han aplaudido públicamente porque las leen como una renuncia a la vía unilateral. Junteros y anticapitalistas han encendido las alarmas ante esta posibilidad. Recuerdan a ERC que los acuerdos suscritos por la investidura de Aragonès dejaban claro el escepticismo de unos y otros con la mesa de diálogo y se exponía la necesidad de ir preparando un nuevo embate democrático por si el diálogo no da frutos.
En la imagen principal, Pere Aragonès preside la reunión del consejo ejecutivo. / R. Moreno