Después de dos largas semanas picando piedra, Ada Colau ha conseguido seducir definitivamente al PSC. Aquel PSC al cual expulsó del gobierno municipal hace un año y medio a raíz del 155, rompiendo también las relaciones y la confianza con Jaume Collboni. Un Collboni que este jueves por la tarde ha confirmado que pasa página, que entierra el hacha de guerra.
Esta mañana, Colau ha expuesto en una rueda de prensa la pregunta que ha trasladado a sus bases: gobierno con el PSC con ella de alcaldesa o gobierno con ERC con Ernest Maragall de alcalde. Pero no sólo eso, ha anunciado públicamente que ella y la dirección del partido apuestan claramente por la primera opción, la de una alianza con los socialistas. "Valoramos la claridad de Colau y su compromiso de vincular su investidura a un gobierno de coalición" con el PSC, ha afirmado Collboni, que ha defendido las bondades "de un gobierno bipartito entre Barcelona en Comú y el PSC, un tándem donde lo relevante no es quien ocupa la alcaldía, porque es evidente que un grupo tiene más concejales que otro".
El cabeza de filas del PSC en Barcelona ha subrayado que sus tres compromisos en campaña han sido "garantizar que habría un alcalde socialista o progresista, que habría un gobierno al servicio de la ciudad y que la institución no se subordinaría al procés". Éstas han sido, ha dicho, las condiciones de los socialistas durante las negociaciones con los comunes. Unas conversaciones que, según sus propias palabras "no han sido fáciles ni sencillas". Collboni ha destacado que "el mandato popular ha sido complejo de gestionar" y que "obliga a una nueva cultura de las coaliciones que ha venido para quedarse".
Valls, Torra, Sánchez y la "neutralidad institucional"
Preguntado por el papel aritméticamente indispensable de Manuel Valls, ha pasado de puntillas, pero ha exigido que se deje de estigmatizar a las fuerzas políticas con quien no se comparte ideología. "Son legítimas y respetables", ha sentenciado. En este sentido ha criticado "las palabras totalitarias" del president Quim Torra por haber defendido que será necesaria una respuesta de país si finalmente Colau es alcaldesa con los votos del ex primer ministro francés.
La ruptura de hace un año y medio entre Colau y Collboni, los comunes y el PSC, la originó el procés. Collboni ha querido ser claro en este aspecto, avanzando que "defenderemos la neutralidad instituicional y el respeto a las leyes y a las sentencias". Una advertencia a su futura compañera de gobierno que por la mañana ha abierto la puerta a volver a colgar el lazo amarillo en la fachada del Ayuntamiento.
Sobre la posibilidad de que el acuerdo entre los comunes y el PSC pueda tener consecuencias con respecto a la investidura de Pedro Sánchez, Collboni ha afirmado con rotundidad que para ellos "Barcelona no será moneda de cambio". Una afirmación que tiene que ver con la posibilidad de que ERC dé apoyo a Sánchez si los socialistas no cierran el paso a la alcaldía a Ernest Maragall.