¿Podrá votar el exconseller en el exilio Lluís Puig en el pleno del Parlament que empieza este miércoles? La pregunta tiene una respuesta abierta y con muchas interpretaciones según a quien se le hace, una vez más, y sitúa el Parlament en una nueva prueba de desobediencia que a estas alturas no se sabe si será efectiva o no, como ya pasó en la lucha para mantener el escaño del exdiputado de la CUP Pau Juvillà. Lo que claro está a estas alturas es que la mayoría de la Mesa -ERC, Junts y CUP- está dispuesta a asumir que se mantenga vigente la delegación de voto de Lluís Puig, después de que el Tribunal Constitucional haya notificado que se anula su vigencia, asumiendo el recurso presentado por el PSC. ¿Pero cómo se materializa este acuerdo de asumir las consecuencias? ¿Qué actuaciones se llevarán a cabo? La verdad es que fuentes parlamentarias no pueden decir con certeza que pasará: "Mañana veremos qué pasa. Veremos si se cuenta o no se cuenta el voto". La intención de la mayoría de la Mesa es que pueda delegar el voto, pero no concretan como quedará registrado: algunas fuentes apuntan que el letrado de la cámara ha hecho una advertencia de los riesgos que comporta mantener este voto.
Por partes. La presidenta del Parlament, Laura Borràs, y la secretaria de la Mesa Aurora Madaula (Junts) aseguran que mantendrán la delegación del voto "asumiendo todas las consecuencias jurídicas", confiando en que eso tendría que permitir blindar su derecho al voto. "El voto de Lluís Puig será contabilizado. No sabemos si será registrado pero será contabilizado porque la mayoría de la Mesa ha decidido contabilizarlo", han explicado. La cuestión será cómo se lleva a cabo esta contabilización y la necesidad de no volver a poner en el entredicho a los funcionarios del Parlament, como pasó durante la delegación de voto de Pau Juvillà.
Precisamente para evitar repetir un capítulo como el de Juvillà, ha sido toda la Mesa la que ha acordado mantener la delegación "a todos los efectos jurídicos y políticos", haciendo que ningún funcionario sea responsable de comunicar la delegación de voto de Puig. Eso significa que en el pleno de este miércoles podría pasar que la misma Mesa transmita al departamento de audiovisual del Parlament -el que activa el marcador electrónico de los votos- la delegación de votos, cosa que tendrían que hacer unas horas antes del inicio de la sesión a fin de que este departamento pueda incluir los votos electrónicamente. Hay todavía otra forma, que pasa por que se incluya la delegación de voto de Puig a lo largo de la sesión plenaria, por petición verbal en el hemiciclo.
Sea como sea, este acuerdo tiene muchos flequillos por cerrar a pesar de que faltan pocas horas para empezar el pleno. Mientras que el entorno de la presidenta ha asegurado que este acuerdo tiene que permitir que Lluís Puig siga votando -sin tener la certeza completa que así pueda ser-, fuentes de ERC y la CUP han puntualizado que faltan muchas cosas por decidir y que no tienen claro si el voto de Puig quedará finalmente reflejado o no en las actas del pleno y en el Boletín Oficial del Parlamento de Catalunya.
Borràs no piensa dimitir
Todo se ha llevado a cabo la misma jornada en que la presidenta Laura Borràs ha estado en el foco de la atención. La presidenta, que se encuentra en medio de una causa judicial por su gestión al frente de la Institució de les Lletres Catalanes, ha comparecido este martes en el Parlament para anunciar que no piensa dimitir a pesar de estar a un paso de juicio por presuntos delitos vinculados con la corrupción, y ha pedido a los partidos independentistas que le apoyen ante esta causa de "represión judicial". La presidenta está en el entredicho por esta cuestión, donde los partidos independentistas -ERC y la CUP- han reclamado que ponga por delante los intereses colectivos que no los individuales, y que haga valer la honorabilidad de la cámara y no manche el movimiento independentista de delitos vinculados con la corrupción.