La noche se ha hecho muy y muy larga en España con la triple cita en las urnas. Se ha cerrado en un mes el ciclo electoral más trepidante de las últimas décadas en el Estado. Pero la gran fiesta no ha sido en Ferraz como el 28-A, sino en Génova. Pedro Sánchez ha logrado una victoria de calle en las elecciones europeas y ha avanzado mucho terreno en el mapa autonómico y municipal. Pero la conquista de poder ha sido agridulce. Algo no ha acabado de funcionar en el partido de vuelta.
Ese algo es que, gracias al trifachito, Pablo Casado no sólo tiene los números para conservar la Comunidad de Madrid, sino también para arrancar a Manuela Carmena el Ayuntamiento. La guillotina estaba a punto pero ha acabado salvando su cabeza en la capital del Reino. Es por eso que el presidente en funciones ha corrido a pedir que el cordón sanitario se le ponga a la extrema derecha y no a él. Un llamamiento en vano, ya que las tres derechas ya parecen abocadas al pacto.
El que seguro que no ha pasado una buena noche es otro Pablo: Pablo Iglesias. Ha sido el perdedor indiscutible. Ante el avance del PSOE, la fuga autonómica y municipal ha sido de dimensiones considerables. Hace cuatro años consiguió cuatro "alcaldías del cambio" en las cinco ciudades más pobladas del Estado. Sólo ha conservado Valencia con Compromís, pero sin representación de Podemos en el consistorio. En Madrid las derechas han sumado por los pelos y están en posición de desalojar a Manuela Carmena. En Zaragoza ha pasado el mismo. En Barcelona, Ernest Maragall le ha ganado la partida a Ada Colau.
Albert Rivera tenía la última gran oportunidad para hacer el sorpasso al PP, y tampoco lo ha conseguido. Sus resultados no han sido malos, pero como mucho aspira a apuntalar en el gobierno a un partido al que pretendía disputar la hegemonía de la derecha.
Batalla de Madrid
A pesar de las victorias de Manuela Carmena y Ángel Gabilondo, la batalla por Madrid ha caído del lado de las derechas. En la Comunidad, Pablo Casado conseguiría retener con Isabel Díaz Ayuso la joya de la corona, clave para la supervivencia del líder de los populares. La gobiernan desde hace 25 años. Suman dos escaños más que las izquierdas divididas. La batalla Errejón-Iglesias la ha ganado el primero por 20 contra 7.
En el Ayuntamiento, la victoria de Carmena también ha sido en vano. El popular José Luis Martínez Almeida, con 15 concejales, podría ser alcalde sumando los 11 de Cs y los cuatro de Vox. Se repite la misma historia que en la Comunidad.
Un panorama muy similar se repite en el resto de batallas autonómicas. El PSOE ha sido la primera fuerza en diez de las doce comunidades donde había urnas (excepto Navarra y Cantabria), e incluso ha conseguido mayorías absolutas en Castilla la Mancha y Extremadura. Pero en tres de estas comunidades la victoria socialista no ha impedido que las tres derechas sumen. Es el caso de Madrid, Castilla y León (donde bastarían PP y Cs) y Murcia.
Borrell arrasa
En las elecciones europeas, el PSOE arrasa con Josep Borrell como cabeza de cartel con 20 de los 54 escaños en juego y el 32% de los votos. Los socialistas han sido primera fuerza en todo el Estado con sólo tres excepciones. Son Catalunya (Lliures per Europa), el País Vasco (PNV) y la ciudad autónoma de Melilla (PP). La participación ha subido hasta el 64,3%, casi veinte punto, por la coincidencia electoral.
De esta manera el PSOE ha arrancado de cuajo en Europa la primera posición del PP ahora hace cinco años. Los populares son segunda fuerza, con 12 eurodiputados y el 20,1% de los votos. Por detrás se sitúan Ciudadanos con siete escaños (12,2%), Podemos con seis escaños (10%), Vox con tres escaños (6,2%), Ahora Repúblicas con tres escaños (5,7%), Lliures per Europa con dos escaños (4,65%) y el PNV con un escaño (2,7%). La extrema derecha española no ha tenido el mismo éxito que sus vecinos europeos.
El resumen de la noche es que el optimismo prudente de la calle Ferraz se ha ido apaciguando. No se han abierto botellas de cava. Una victoria clara hubiera fortificado a Pedro Sánchez, que todavía tiene por delante una investidura y unas negociaciones con Pablo Iglesias. Habrá que ver qué tesis se acaba imponiendo, si la de gobernar en solitario o la de formar el primer Gobierno de coalición en 40 años de democracia.
Cordón sanitario
La victoria para Pedro Sánchez ha sido agridulce. Ante este escenario, Pedro Sánchez ha comparecido a medianoche en la sede de la calle Ferraz. Si bien se ha felicitado por ser la primera fuerza "de largo", también ha querido enviar un aviso a navegantes. "No se puede hacer depender la estabilidad de gobiernos municipales y autonómicos en la extrema derecha", ha avisado el presidente español en funciones, que ha reclamado a Pablo Casado y Albert Rivera que levanten el cordón sanitario.
"Es hora que se levante el cordón sanitario al PSOE y se aparte a la ultraderecha", ha asegurado Pedro Sánchez a medianoche desde Ferraz. Les ha avisado de que sus familias europeas, los conservadores y los liberales, no lo entenderían. En este sentido, ha defendido que "la mayoría de españoles no quiere retroceder". A pesar de todo, la vía andaluza parece la preferida para los integrantes del bloque de la derecha, que ya se ven gobernando juntos Comunidad y Ayuntamiento.
Este lunes por la tarde está previsto que se reúna la ejecutiva del PSOE en Ferraz. El mapa de España teñido de rojo no será suficiente para resolver todos los interrogantes todavía abiertos. El consuelo que le queda es el de ser el principal dirigente de la socialdemocracia en Europa.
El perdedor de la noche
Se esperaba que el gran perdedor de la noche fuera Pablo Casado, pero finalmente ha sido otro dirigente de mismo nombre: Pablo Iglesias. Su espacio político no sólo ha perdido las principales capitales del Estado, entre ellas Madrid y Barcelona, sino que también ha sufrido un enorme descalabro en las elecciones autonómicas. Todo ello incidirá en las negociaciones con el PSOE para la conformación del gobierno español.
En los parlamentos de Castilla La Mancha y Cantabria se ha quedado sin representación. En Madrid ha perdido veinte escaños; en Castilla y León y Aragón, nueve; en Asturias, Navarra y La Rioja, cinco; y en Murcia, Baleares y Canarias, cuatro. Cinco años después de su eclosión se halla en la unidad de cuidados intensivos.