Los presos políticos catalanes ha vuelto a ser el tema estrella del debate a cuatro de TVE. En el primer asalto, que este martes tendrá la continuación en Atresmedia, Pablo Casado y Albert Rivera han acorralado desde el minuto cero al presidente Pedro Sánchez para que prometa que no indultará a los dirigentes independentistas. Pero el líder socialista, que ha cargado duramente contra el independentismo, ha vuelto a echar balones fuera y no ha cedido a las presiones de la derecha.
En el campo de los pactos postelectorales. el terreno ha vuelto a quedar definido en dos bloques. A la derecha, el candidato de Ciudadanos se ha vuelto a ofrecer --en dos ocasiones-- al del PP para "formar un gobierno constitucionalista" sin nacionalistas, tampoco el PNV. Mientras, el bloque de la moción de censura ha quedado en el otra lado, con un Sánchez y un Iglesias que han evitado el fuego cruzado.
Ya en el minuto inicial que tenían todos los candidatos, el líder de Ciudadanos ha denunciado que Sánchez "lleva en la frente la palabra indulto", y ha instado a "cambiar el gobierno" para "recuperar la dignidad". En la misma línea, el dirigente del PP se ha vanagloriado de "haber llevado a los golpistas al banquillo de los acusados" y ha acusado al presidente español de "representar a los independentistas y los batasunos".
Pero el candidato a la reelección, que durante todo el debate ha buscado jugar el rol presidencial, no ha aclarado qué hará. Los ha recordado a los dos que son licenciados en Derecho, y que por lo tanto "saben que hay que respetar la separación de poderes y el trabajo del Tribunal Supremo". Y ha subrayado: "No hay ningún precedente de presidente del Gobierno que pida un indulto antes de sentencia firme".
Sánchez, sin muchas heridas
Catalunya tenía un bloque propio, el de política territorial, pero en realidad ha estado presente en los otros tres. La derecha ha intentado aprovechar el diálogo con los independentistas para poder desgastar a Pedro Sánchez, pero no han conseguido que caiga en sus provocaciones. Ha salido casi ileso, con muy pocos rasguños, y marcando también distancia con los independentistas con un diálogo "dentro de la Constitución".
El más sobreactuado ha sido Albert Rivera, que ha recordado declaraciones de dirigente socialistas sobre la prisión preventiva o los indultos. El dirigente de Cs ha acusado a Sánchez de "querer indultos a cambio de escaños" y ha calificado la situación de "emergencia nacional". En esta línea, ha alertado de que, si los números dan, los socialistas "pactarán con Torra otra vez". Ha llegado a sacar una foto enmarcada de una reunión entre los presidentes español y catalán, y ha tildado a Torra de "nazi".
Por su parte, Pablo Casado ha dicho que Sánchez ya ha pactado con los independentistas y los batasunos, y que "por eso no dice si los indultará o no". En este sentido, le ha preguntado "por qué dio instrucciones a la abogacía del Estado y la Fiscalía". Ha avisado sobre un pacto con "etarras y los de la vía eslovena".
Ante la ofensiva de la derecha, Sánchez ha apelado a la separación de poderes y ha acusado la derecha de "mentir" durante diez meses, y "de forma más intensa" desde la fotografía de Colón. También ha reiterado, una vez más, que "no habrá referéndum ni independencia".
En una línea muy parecida, Pablo Iglesias ha defendido que la justicia española "merece cierto respeto". Y ha ironizado: "Es como si el señor Marchena estuviera en un juicio farsa". Los dos han apelado al diálogo para resolver el conflicto, con diferentes matices, pero ninguno de ellos hablando de referéndum.
Uno de los momentos de este bloque no lo ha protagonizado Catalunya, sino el País Vasco. Después de los reproches de Casado, Sánchez le ha recordado que el PP ha firmado con Bildu 127 iniciativas con Bildu en el Parlamento vasco. "¿De qué color tiene manchadas las manos Usted?", le ha espetado.
Sánchez no descarta Cs
Con respecto a los posibles acuerdos postelectorales, la derecha ha vuelto a dejar claro que quieren echar a Sánchez de la Moncloa. Hasta dos veces Albert Rivera se ha ofrecido a Pablo Casado para formar un gobierno "constitucionalista" de coalición, un ofrecimiento que no ha recibido un sí explícito del popular, aunque sí implícito.
Sobre lo que no ha respondido Sánchez es sobre si descarta un pacto con Ciudadanos, una cuestión que le ha preguntado Pablo Iglesias en tres ocasiones. Se ha limitado a señalar el "cordón sanitario" que le ha puesto Rivera. Lo ha aprovechado para atacarle: "La ultraderecha dice que hay que tener armas en casa, quiere suprimir las autonomías, dice que la violencia de género es una fábula y tiene franquistas declarados, pero el cordón sanitario se le tiene que poner a los socialistas".
A pesar de todo, el presidente español sí que ha querido agradecer expresamente a Unidos Podemos su apoyo a la acción de gobierno durante diez meses, frente a los obstáculos de la derecha. Pablo Iglesias ha sacado pecho, asegurando que si no fuera por ellos no se habrían conseguido algunos avances sociales.
Cayetana aparece en escena
El debate de TVE también ha tenido reminiscencias del debate anterior, el debate a seis en la televisión pública española. Concretamente, Sánchez ha reprochado la polémica de la candidata del PP para|por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, sobre el consentimiento sexual. "Diga a sus candidatos y a sus candidatas que no es no y que cuando no se dice que sí es no", ha dicho el presidente español. También le ha dicho a Casado que recuerde "a sus amigos del ultraderecha que el vientre de una mujer no es un taxi", en referencia a la gestación subrogada.
Obra de gobierno
Ante el tono crispado y nervioso del PP y Ciudadanos, y el papel más bien secundario y subalterno de Unidas Podemos, el presidente español ha jugado un rol presidencial. No ha entrado en los insultos y descalificaciones de la derecha y ha basado gran parte de su discurso en su obra de gobierno durante diez meses en Moncloa, especialmente de los decretos aprobados.
Iglesias constitucionalista
Curiosamente, quien más ha leído la Constitución española no ha sido Albert Rivera o Pablo Casado. El más "constitucionalista" ha sido Pablo Iglesias. El candidato de Unidas Podemos ha reivindicado el texto constitucional, sobre todo los artículos que tienen que ver con derechos sociales que considera que no se están cumpliendo, como la redistribución de la riqueza o la educación gratuita a todos los niveles.