El PP ha tenido que encajar esta noche el peor resultado de su historia. Sin paliativos. En la sede de la calle Génova las caras eran indescriptibles. Con el escrutinio todavía en marcha, dirigentes de la formación popular se presentaban entre los periodistas para dejar claro que el presidente del partido, Pablo Casado, que todavía no hace un año que asumió el liderazgo, no dimitirá. Este era el estado de ánimo. "El resultado ha sido muy malo", ha tenido que admitir Casado cuando se ha presentado ante los periodistas pasadas las once y media de la noche.
Nunca el Partido Popular había quedado por debajo del centenar de escaños desde que José María Aznar estrenó estas siglas el año 1989, nunca había quedado por debajo de los 5 millones de votos, ni más abajo del 25% de papeletas. La de esta noche en el PP ha sido un auténtico hundimiento, una caída libre hasta los 65 diputados y menos del 17% de los votos. Los populares han perdido más de la mitad de los escaños que obtuvieron en el 2016 y más de la mitad del voto porcentual.
Mientras Casado comparecía en la sala de prensa, un grupo de mariachis enviados por Forocoches, cantaban en las puertas de la sede popular una ranchera: Pero sigo siendo el rey... Casado asumió la dirección del partido en julio del año pasado, pero el escenario que le ha quedado no es fácil. No se trata de una sencilla piedra en el camino.
La campaña del 28-A era una apuesta muy personal del presidente del partido, que había revuelto la formación y había expulsado las caras que se asociaban a la era Rajoy. Por eso todas las miradas se han girado hacia él. El PP ha convocado a un comité de dirección para el martes, pero los afines al presidente han dejado claro que no tiene intención de dimitir.
"Por favor. Hay un líder como la copa de un pino", respondía al ser interrogada al respecto una de las caras conocidas que se ha presentado delante con los periodistas antes de la comparecencia de Casado. Eran las 11 de la noche y los líderes del resto de formaciones ya habían valorado los resultados, pero el PP, todavía no.
Al comparecer ante la prensa, Casado ha admitido que ya son varios las elecciones en que el PP va perdiendo apoyos. Su respuesta ha sido asegurar que trabajarán para recuperar el espacio de centro derecha que "al fracturarse se convierte en una opción dificilmente ganadora".
Los populares atribuyen a la fragmentación de este espacio la pérdida de miles de votos que no han conseguido transformarse en escaños. "Se ha castigado mucho la fragmentación y por lo tanto todos los partidos, también nosotros, tendremos que hacer un análisis de si ha valido la pena este enfrentamiento, sobre todo contra el PP al final de la campaña," ha advertido.
En la sede del PP, un dirigente atribuía el hundimiento a la irrupción de Vox pero también al hecho de que Ciudadanos ha aparecido como "refugio dentro del centro derecha de una parte de los votantes que han reaccionado preocupados".
Casado, que ha explicado que había felicitado a Pedro Sánchez y al Partido Socialista por su victoria, ha recordado que en un mes habrá que volver a las urnas. "Podremos demostrar, si nos unimos y hacemos una estrategia de campaña, a nuestro votante de centro derecha que la fragmentación sólo ha producido un gobierno de Pedro Sánchez", ha advertido.
El líder popular se ha presentado con su esposa que ha seguido la comparecencia desde la primera fila de la sala. A su lado en el atril, la plana mayor del partido, el secretario general, a la derecha, y uno de sus fichajes estrella, Adolfo Suarez Illana, a la izquierda, después de permances desaparecido durante toda la campaña tras provocar un ridículo espantoso explicando el aborto durante el Neandertal.
Casado ha prometido a los seguidores que lo han recibido con aplausos en la sala de prensa que el PP es "un gran partido que crece con las dificultades" y que este será su objetivo a partir de ahora. "Con la misma ilusión e incluso con más responsabilidad para mejorar aquello que no se ha hecho bien", ha garantizado.
Esta noche en la sede del PP no ha salido nadie al balcón. No había simpatizantes esperando en la calle. Sólo había cuatro mariachis, y el PP ha optado por apagar el cartel que iluminaba la fachada para conseguir que se marcharan.