En el Palacio de Congresos de Granada no cabía ni un alfiler este miércoles. La entrada era libre para ver la función del ultraderechista Santiago Abascal. Duras ironías de la vía, la sala Federico García Lorca quedó sin aforo. Era su primera actuación en Andalucía, después de inaugurar hace tres meses la vía andaluza, y Vox volvió a llenar. Como la mayoría de lugares donde va durando las últimas semanas. El himno español, a todo trapo.
Salvador, de 85 años, es una de las más de 2.000 personas que fueron a ver a Abascal. Fue porque es "más de derechas que el grifo del agua fría". Siempre ha votado por el PP, pero de cara a las elecciones generales del 28-A está indeciso. "A mí me gusta Vox también, porque es más de derechas aunque el PP. Pero también es cierto que puede dividir el voto", admite. Este antiguo funcionario del Registro de la Propiedad decidirá su voto esta semana de campaña que queda.
"Al final, es lo mismo votar a Abascal que a Casado, porque los dos se juntarán", continúa. En todo caso, lo que tiene claro es que quiere "echar a Sánchez" por lo que ha hecho con los independentistas catalanes. El discurso del partido de extrema derecha no le preocupa. Por ejemplo, sobre memoria histórica, dice que "hay que olvidarla" porque es más "perjudicial que otra cosa", y que él "siempre vivió bien con Franco".
"Al final, es lo mismo votar a Abascal que a Casado, porque los dos se juntarán"
En su discurso delante del auditorio, el líder ultraderechista tiró de sus clásicos, desde la inmigración hasta el feminismo. "¿Tenemos que abrir las fronteras para que un yihadista venga a cometer un atentado en la Semana Santa de Sevilla?", se preguntaba. Y admitía que Vox tiene enemigos: "los separatistas, porque son enemigos de España, y los socialistas, porque han pactado con los separatistas y no han condenado algunos atentados". Prometió que después del 28-A "no habrá cordón sanitario suficiente para tantos españoles".
Un hombre de mediana edad, que no quiere decir su nombre, dice que sí que tiene claro su voto para el 28-A, pero que no lo dirá. En todo caso, sobre Vox dice que es un partido "con las ideas claras" y que es una "contrapartida necesaria" a la situación política española. "No quiere decir que lo votaré, pero es una respuesta a una situación", defiende. "Me preocupa más el discurso de Sánchez o Podemos que el de Vox", concluye.
El partido de extrema derecha no está haciendo una campaña intensa, pero con el eco mediático, a pesar de ser una fuerza extraparlamentaria, tiene suficiente para llenar la mayoría de auditorios dónde va. En algunos lugares se han producido concentraciones antifascistas de rechazo, como el pasado fin de semana en el País Vasco, pero no es el caso de Granada.
Es más fácil encontrar ciudadanos que lo defiendan que que lo critiquen. Rebeca, una joven de 30 años, no sabía que había venido el dirigente ultra a la ciudad. "¿Abascal aquí en Granada? ¿Y llenó?", pregunta. "¿Qué fuerte! Nos vamos a la mierda", añade al conocer la respuesta. También tiene claro su voto para el 28-A, que será el mismo que en las elecciones andaluzas: el PSOE. "A España le hace falta un cambio, y me preocupa que en España se pueda repetir lo mismo que ha pasado en Andalucía", justifica su elección.
Abascal ya ha pasado por Granada y el miércoles que viene tiene previsto hacerlo por Sevilla, la capital andaluza, sede del laboratorio de las tres derechas. Este viernes tenía que ser el turno de Pablo Casado en Granada. En viernes santo, cuando hay previsto un desfile de legionarios en el marco de la semana santa. Pero finalmente ha acabado anulándolo.