Administrativamente forma parte de la ciudad de Madrid, pero se parece muy poco. La Villa de Vallecas tiene entidad propia; es otro mundo, muy alejado de la burbuja de la capital del Estado. Es el barrio obrero, humilde por excelencia, que siempre ha alimentado el imaginario colectivo alternativo. Y de allí han salido muchos referentes de la izquierda republicana y antifascista española, desde el grupo Ska-P hasta los Bukaneros del Rayo Vallecano. En las gradas de su estadio son habituales las pancartas contra los desahucios, el racismo, la violencia machista o tantos otros casos de lucha. Pero no son los únicos iconos de este distrito del sur: de sus calles también ha salido Pablo Iglesias.
"Vallekas nuestra, independiente y republicana," dice un mural de la Junta Revolucionaría de Vallekas, pintado en la avenida de la Albufera. A pocos metros de allí, en la misma calle, vivía el secretario general de Podemos. Hasta hace un par de años, residía en un piso de protección oficial de 60 metros cuadrados con su madre. Y presumía de su barrio, un lugar donde, decía, la gente sabía "lo que es coger el transporte público". Había llegado a decir incluso que, si fuera presidente del Gobierno, preferiría vivir en Vallecas que en Moncloa. Pero al final, sin llegar al poder, se ha mudado a una finca en el municipio acomodado de Galapagar. Hay quien lo ve sintomático.
No es el caso de Antonio, que se esfuerza en defenderle. Es vecino del barrio y camarero del bar de debajo de casa de los Iglesias Turrión. Dice que hace un año y medio o dos que no le ve el pelo, más allá de la televisión. Ante las críticas que pueda recibir, él mantiene que no ha cambiado. "Yo le veo igual que hace veinte años, quizás ahora tiene responsabilidades que antes no tenía", justifica. Señala que sigue estando entre las papeletas que pondría en una urna. A pesar de todo, interrumpe la conversación un momento: "Pero ya no es de aquí, ¿no? Quiero decir que él ya no vota aquí".
El argumento de la finca de Galapagar es recurrente. Pero, a diferencia del camarero, muchos vecinos ya no le ven con los mismos ojos. Algunos, cuando escuchan su nombre, declinan hablar, por diferentes motivos. Cinco años después del nacimiento de Podemos, el romance entre Iglesias y Vallecas parece haber perdido buena parte de la pasión inicial. Hay muchas cosas que no entienden, empezando por las disputas internas.
Es el viernes por la tarde, primera día de la campaña electoral de las elecciones generales españolas. La avenida de la Albufera, a la altura del estadio del Rayo Vallecano, empeza a llenarse mientras el sol va escondiéndose. Sus terrazas, de vecinos; sus farolas, de banderolas electorales. De un solo partido y candidato: el PSOE de Pedro Sánchez. Ni rastro del vallecano ilustre. Es sintomático.
En los alrededores del estadio del Rayo, sentado en un banco, hay un hombre de 94 años. No quiere decir su nombre, pero explica que hace 55 años que vive en Vallecas. No recuerda haber visto a Pablo Iglesias por el barrio. "Sólo le conozco de la televisión, de verle", admite. Ha sido votante socialista siempre, porque "toda la vida he sido un trabajador" y es de izquierdas. Si bien dice que es cierto que Podemos generó inicialmente ciertas expectativas, ahora no le acaba de convencer. "Tiene sus cosas. Soy analfabeto, y a veces no le entiendo cuando habla", añade. El 28-A volverá a votar por Sánchez.
Más allá de los vecinos de su bloque, que optan por la discreción autoimpuesta, poca gente recuerda haberse cruzado con él por Vallecas, aunque él presuma de barrio. Nadie le había visto, pero la mayoría se sienten decepcionados por que haya abandonado sus calles.
Patricia y Petra, dos pensionistas que viven en el barrio, están sentadas en el parque del Tio Pío, a pocos metros de la antigua casa de Pablo Iglesias, desde donde se dice que hay las mejores vistas de toda la ciudad de Madrid. Las dos se declaran de izquierdas, "de los pobres", pero todavía no tienen decidido su voto en las elecciones españolas. Dos de las muchas indecisas que hay en todo el Estado. Según el último CIS, hasta el 40% de los votantes.
"¿Queda una semana o dos? Bueno, en todo caso nos tendremos que pensar bien a quién votamos", admite Petra. Aunque está entre sus opciones el 28-A, tiene reproches hacia el secretario general de Podemos. "Decía que no se marcharía del barrio y, a la que ha entrado en política, se ha marchado", critica. "¿Qué opinión voy a tener de él? Cuando se va al chalet ya no representa Vallecas", lanza.
Por su parte, Patricia dice que votará, "porque soy persona", y que votará "de izquierdas". Pero no sabe aún si Pedro Sánchez o Pablo Iglesias. "Lo echaré a suertes", confesa. Lamenta que todos los políticos son áliens a sus problemas cuotidianos, también los progresistas. "No es que hayan desconectado de realidades como la nuestra, sino que no han estado conectados nunca", dice.
A pesar de todo, no hay dudas de que Vallecas es un barrio de izquierdas y que Podemos ha triunfado hasta el momento. En las últimas elecciones municipales, Manuela Carmena arrasó con el 42,17% de los votos, que sumados al PSOE hacían el 67,14%. Lo mismo pasó con Pablo Iglesias en las últimas elecciones españolas, que fue primera fuerza con casi el 30% de los sufragios. La incógnita es si la izquierda surgida del 15-M será capaz de despertar la misma ilusión otra vez.