Ya se puede decir: El pastor mentiroso son los diarios de la derecha mediática madrileña, que han engordado al lobo de Vox —especialmente El Mundo— blanqueando los pactos de PP y Ciudadanos con los ultras en Andalucía, riéndoles todas las gracias y haciéndoles la campaña por España. Hoy todos esos diarios se echan encima de Vox como los pastores del villancico El dimoni escuat —esos sí que eran auténticos.
Vox ha dividido a la derecha, Vox ha defraudado, Vox ha decepcionado, Vox ha entregado la mayoría absoluta del Senado al PSOE. Estos son hoy sus titulares. Por España. Tenían que salvar España y la han metido en un embrollo de histeria nacionalista del que no se sabe como acabará. Los últimos días habían apostado fuerte por el PP de Casado, que ha perdido hasta la camisa en las urnas. De hecho ha perdido más diputados (71) de los que ha conseguido mantener (66). Todavía no piden su dimisión, pero ya empiezan a hacerle carantoñas a Albert Rivera como líder emergente de la derecha española. De todo esto —¡Rivera, sálvanos!— tendrás noticias en días venideros.
Hoy sus portadas tienen que informar de los resultados, de las cifras frías, pero por los titulares se les escapa un mal humor colosal. La gente, votando, les ha endosado vía urnas todo aquello que habían pintado como la peor opción mientras se empeñaban en promover en Madrid a un tripartito a la andaluza. Pues no: los votos han dado la mayoría a Sánchez en España y a ERC en Catalunya. Todo el daño que pronosticaban se ha hecho realidad y el mundo sigue girando. La reconquista era pura histeria.
Pasa cuando se juega a aprendiz de brujo. Para adaptar esa historia de Goethe a lo que pasó ayer solo tienes que cambiar la escoba del poema por Vox. Ya sabes el cuento: un aprendiz de las artes de la brujería, harto de su maestro porque no le manda más que barrer el taller, le birla el hechizo con que pone a trabajar solos los utensilios de su arte. En ausencia del maestro, el aprendiz da vida a una escoba y la pone a hacer su trabajo: verter agua para limpiar el taller. Desgraciadamente, el aprendiz olvida las palabras para pararla. La rompe, pero la escoba revive sin dejar de echar agua y casi inunda el taller. Pues eso. Un grupo de 24 escobas sin control ha entrado en el Congreso español y ahora veremos quién las para.
En el cuento, el maestro brujo llega a tiempo de evitar una desgracia y todo queda en una mojadura. Sin embargo, España no es un cuento de Goethe.