De aquí a siete domingos 8.131 municipios se jugarán mucho en las urnas en todo el Estado español, de los cuales 847 en Catalunya. Decenas de miles de concejales tomarán posesión de su cargo después de las elecciones municipales del 2023. Y este horizonte tan jugoso para las formaciones políticas, Santiago Abascal no se lo mira con mucha fruición porque las papeletas de la proximidad son un buen quebradero de cabeza para Vox.
Calendario de las Elecciones Municipales 2023 en Catalunya: cuando son, fechas clave y candidatos
El terreno local no es de su gusto porque parte de una situación incómoda. La formación de extrema derecha arrastra meses de ocaso en la expectativa electoral, tiene el recuerdo amargo de la moción de censura de Ramón Tamames y afronta las municipales con candidatos de perfil bajo, con escasa red implatada en los pueblos y ciudades a la vez que supedita la campaña a la marca de partido y el hiperliderazgo de Santiago Abascal.
El trago amargo de Vox en las elecciones municipales
El punto de partida no es muy esperanzador. En los comicios locales de 2019, Vox consiguió 529 concejales repartidos por España gracias a 813.282 votos (3,57% del total). Aquello constató también la casi inexistente penetración en los territorios llamados históricos. Por ejemplo, en Catalunya solo obtuvieron 3 representantes, en el municipio gerundense de Salt, donde hay una alta tasa de inmigración. En Euskadi, Navarra y Galicia tampoco tienen a nadie.
Para coger perspectiva, en aquellas elecciones el Partido Aragonés recogió 630 sillas; los valencianos de Compromiso, 724; el Partido Nacionalista Vasco (PNV), 1.052; EH Bildu, 1.254; Junts, 2.799 y ERC se llevó 3.109. Hay que recordar que todos estos son partidos que solo se presentaron en ayuntamientos de una sola comunidad autónoma y que, paradójicamente, sacaron menos apoyos en términos absolutos. Eso indica que esta lista de candidaturas tomaron parte en municipios pequeños, con menos población, y donde los ediles son "más baratos", que se consiguen con menos votos, a diferencia de lo que pasa en las grandes poblaciones, donde Vox sí que se presentó.
En cualquier caso, detengámonos en los 813.282 votos de las municipales de mayo de 2019. Para constatar el escaso empuje en la proximidad, solo un mes antes, en abril, Santiago Abascal había convencido a 2.677.173 españoles de su proyecto en las elecciones generales. En noviembre se repitieron porque no hubo acuerdo para atar un gobierno y entonces Abascal dio el gran salto convirtiéndose en la tercera fuerza más votada en el Congreso de los Diputados gracias a 3.656.979 votos.
La marca por delante del candidato en las elecciones municipales
Desde aquella eclosión, la extrema derecha española ha tenido etapas en que aspiraba a hacer el sorpasso al Partido Popular y en las que ha tenido la alegría de Juan García-Gallardo en Castilla-León pero ha acabado empantanada en tensiones internas, derrotada en las elecciones de Andalucía, amenazada por Macarena Olona y con proyecciones atascadas en las encuestas electorales. En el ciclo electoral que arranca el 28 de mayo, Santiago Abascal se encomienda a su hiperliderazgo y a la marca Vox para dejar buena huella en las elecciones municipales, que se han convertido en un auténtico estorbo.
Prueba del mal recuerdo que representa el 2019, Vox renovará el 68% de las capitales de provincia de cara a los comicios de mayo, en los cuales dos de cada tres cabezas de lista serán hombres y el 34% restante, mujeres. La renovación implica que solo 16 de los 50 candidatos que lideraron listas en el 2019 vuelvan a ocupar el mismo lugar. Por ejemplo, repiten los número uno de Sevilla, Zaragoza, Teruel o Huelva.
En Barcelona hay uno nuevo, González de Oro-Pulido, y en Madrid se observa la única excepción que sale de la línea porque Javier Ortega-Smith, conocido a raíz del juicio al procés, volverá ser la cabeza visible. Y eso que Ortega-Smith, después de una crisis interna con Macarena Olona, abandonó la secretaría general en beneficio del catalán Ignacio Garriga.
Perfiles poco políticos en las elecciones municipales
En cualquier caso, el disgusto andaluz hizo cambiar de estrategia a la dirección estatal, que ha tutelado al milímetro la elaboración de las listas y ha apostado por perfiles poco conocidos, poco políticos. La voluntad es que, a lo largo de la campaña electoral, la marca electoral de Vox predomine por delante del candidato aprovechando la tirada que tiene Santiago Abascal. Esta es una de las razones que explican la convocatoria de la moción de censura de Ramón Tamames que, a pesar de fracasar, pretendía servir para exponer las ideas bastante de Vox en el gran plató en que se convirtió la cámara española. A pesar de la hoja de ruta diseñada, el líder ultra sale de una convulsión interna titánica resultado de acusaciones de corrupción y de vínculos con neonazis.
Sin ir más lejos, el candidato en Barberà del Vallès, Alejandro Fernández Ruiz, que tiene un amplio historial de vínculos con personas y colectivos neofascistas, lideró las listas del Movimiento Social Republicano (MSR). Abriendo el foco, en el programa Salvados de La Sexta, exdirigentes confesaron que la cúpula colocaba "neonazis" en sus filas. En la misma cadena, Macarena Olona aseguró que vivía en un Vox History X, evocando la célebre película, y admitió que "lo habían atacado personas que hacían loas a Hitler".