Cuando no hace ni once días de la última cita con las urnas, este jueves a la medianoche empieza una nueva campaña electoral que culminará dentro de dos semanas, el 26 de mayo, con las elecciones municipales y europeas. Después del resultado de las generales, dentro de tres domingos se acabará de dibujar el nuevo mapa político en Catalunya y a España.

¿Mantendrá Ada Colau la alcaldía de Barcelona? ¿Consolidarán los socialistas la reconquista? ¿Tendrá la capital catalana el primer alcalde independentista? ¿Certificará ERC el sorpasso a JxCat? ¿Quién ganará el pulso en Europa, Carles Puigdemont o Oriol Junqueras? ¿Y Manuel Valls, sabrá seducir a los barceloneses? Son sólo algunas de las incógnitas todavía sin respuesta, que acabarán de resolverse, en buena parte, en función de cómo discurran los próximos quince días de una campaña durante la cual se encabalgarán las propuestas de proximidad con el proyecto europeo. Y donde, como ya viene siendo tristemente habitual, volverá a haber candidatos presos y exiliados (Junqueras, Puigdemont, Comín, Ponsatí, Forn y Puig).

Barcelona, la fragmentación al poder

1,1 millones de ciudadanos tendrán en Barcelona el poder para decidir quiénes quieren que les gobierne desde ahora y hasta el 2023. Podrán escoger entre más de una veintena de listas, de estas hay unas 8 con opciones de obtener representación. La única certeza, ahora mismo, es que de las elecciones saldrá un Ayuntamiento absolutamente fragmentado, tanto o más que el que ha habido en los últimos cuatro años, con siete grupos municipales diferentes y una alcaldesa gobernante en clara minoría, 11 de 41 concejales.

De los cabeza de cartel con más opciones de entrar en el consistorio sólo repiten dos, Ada Colau (BeC) y Jaume Collboni (PSC). El resto se estrenan como candidatos por Barcelona, a pesar de ser caras mayoritariamente conocidas: Ernest Maragall (ERC), Joaquim Forn (JxCat), Manuel Valls (con la plataforma que incluye Cs), Josep Bou (PP), Anna Saliente (CUP) y Jordi Graupera (BCN es Capital).

Las encuestas sitúan a ERC con opciones de revalidar la victoria obtenida en las elecciones generales en Catalunya, cosa que implicaría que Barcelona tuviera el primer alcalde independentista. Prácticamente empatada está la actual alcaldesa, a quien pueden pasar factura las promesas incumplidas y la crisis en el seno de los comunes, con un puñado importante de bajas en los últimos meses.

También sale con opciones de hacer un buen papel el PSC, que podría aprovechar el impulso del triunfo de Pedro Sánchez para venderse como la mejor alternativa por interlocutar con Moncloa. Como les pasa habitualmente, los sondeos son crueles con JxCat, que confían en que el factor Puigdemont (que compartirá campaña por las europeas) les insufle la energía necesaria para cambiar los malos pronósticos.

Así como cuando dio el paso ya hace más de medio año las encuestas dispararon sus posibilidades de ser alcalde, poco a poco la demoscopia ha ido desinflando la burbuja Manuel Valls. Su candidatura acoge con preocupación la etiqueta de ser el candidato de C's e insisten en que l'exprimer ministro francés es totalmente autónomo. El PP y la CUP transitan por el umbral de quedar fuera del Ayuntamiento.

Colau: luchar contra el desencanto

44 años. Hace cuatro años alcanzó la alcaldía con 176.337 votos. Entonces llevaba por bandera su activismo practicante, ahora lleva por mochila la losa de un mandato. La valoración de su gestión al frente de la capital catalana ha ido cayendo en picado a lo largo de los últimos meses. Según los datos, del último barómetro municipal, el 42% de los barceloneses la suspenden.

Para conservar la vara de alcaldesa, su mensaje será que hay que consolidar el cambio. El argumento es que con cuatro años no ha tenido suficiente para cumplir punto por punto sus promesas electorales, como la construcción de 8.000 viviendas de protección social que se han quedado con 800. Por eso, Colau pide un segundo mandato que le permita, dice, acabar de asentar sus políticas. Consciente de que tendrá que pactar para mantenerse en la alcaldía, apuesta abiertamente por una alianza con las fuerzas de izquierdas, el PSC y ERC. Los dos partidos, sin embargo, se vetan mutuamente.

Foto: ACN

Forn: una campaña entre rejas

54 años. Hace más de un año y medio que está en prisión preventiva, cuatro veces más que el tiempo que fue conseller de Interior. De momento tiene el mérito de haber conseguido aquello que parecía imposible: que el PDeCAT y la Crida se pusieran de acuerdo. Él es el candidato de consenso bajo la marca Junts per Catalunya. En cambio, a pesar de la insistencia, no ha convencido ERC para ir juntos en una misma candidatura.

Ahora hace exactamente tres años, Xavier Trias lo señaló como su sucesor. Desde entonces ha llovido mucho. Tanto, qué cerrado en Estremera Forn llegó a plantearse abandonar la política. Con veinte años de experiencia en el consistorio barcelonés, se ha decidido a dar el paso. Dice que quiere ser el motor del cambio. Su voz será Elsa Artadi, la número dos de la candidatura y candidata de facto a ocupar la alcaldía. Forn, titular de Interior durante el 1-O, parte con la desventaja de tener que hacer campaña desde la prisión e inmerso en un juicio en el cual se enfrenta a 16 años de prisión.

Foto: Sergi Alcàzar

Maragall: segunda vuelta para consolidar la hegemonía de ERC

76 años. Uno de los históricos hombres fuertes del PSC ―fue fundador y ejerció de secretario de Govern y conseller en los dos tripartits―, rompió el carné en 2012 a raíz del distanciamiento de los socialistas con el derecho a decidir.

En 2014 se alía con ERC para hacer tique con Josep Maria Terricabras, con quien gana las elecciones europeas en Catalunya, un hito histórico para los republicanos. Como Forn, cuenta también con una amplia experiencia municipal, entró como concejal en los años noventa, cuando su hermano era alcalde.

Maragall extiende la mano a ambos lados por un pacto a tres con JxCat y los comunes, un acuerdo imposible porque, aunque apuestan por entenderse con ERC, ninguna de las dos formaciones quiere tener nada que ver con la otra. Los de Junqueras cogen las municipales como la segunda vuelta de las generales, confían en consolidar la victoria para situarse como el partido hegemónico del independentismo.

Foto: Sergi Alcàzar

Valls: con Cs y los gurús de Maragall

56 años. Ciutadans lo quería en exclusiva, pero él aspiraba a una plataforma más ambiciosa, que aglutinara también ―i como mínimo― al PP y al PSC. Como en el flanco independentista, ha sido misión imposible sumar a las dos grandes formaciones constitucionalistas. Cs, pues, es el partido principal sobre el cual se sustenta la candidatura de Valls, aunque el ex primer ministro francés marca distancas con determinadas actitudes de los de Rivera, por ejemplo, el acuerdo con Vox en Andalucía.

Entre sus fichajes estrella, el exminsitre socialista y exalcalde de L'Hospitalet Celestino Corbacho, número 3 de una lista donde hay también exdirigentes de Unión y miembros de Cs. Su equipo de campaña lo integran los asesores que llevaron Pasqual Maragall en la presidencia de la Generalitat.

Foto: Europa Press

Collboni: aprovechar la inercia guanaydora

50 años. La primavera del 2016 firmó un acuerdo para entrar en el gobierno de Ada Colau, convirtiéndose así el segundo teniente de alcalde de la ciudad. Un año y pocos meses después, sin embargo, una consulta en las bases de Barcelona en Comú sentenció al PSC. Los socialistas serían expulsados del ejecutivo municipal por su apoyo al 155. Desde entonces, Collboni ha promovido y dado apoyo a hasta cinco reprobaciones contra Colau.

Concentrará esfuerzos a evitar que el juicio y el procés marquen el compás de campaña. Contará con la participación de Pedro Sánchez en algún mitin y confía en que la inercia ganadora de los socialistas le ayuden a hacer un buen papel en las urnas. Dice que dialogará con todo el mundo para lograr pactos electorales.

Foto: Efe

Bou: la apuesta de Casado (como Cayetana)

64 años, de Vic. Dieciséis años después, el PP tendrá uno nuevo alcaldable por Barcelona: se marxa Alberto Fernández Díaz. La ola expansiva de la sacudida que Pablo Casado está haciendo a Génova ha llegado a la capital catalana. Él personalmente fue a buscar al panadero Josep Bou, conocido entre el unionismo para ser el impulsor de la plataforma anti-independentista Empresarios de Catalunya. Con Cayetana Álvarez de Toledo, el experimento salió mal, veremos qué pasa ahora.

Bou presume de pedigrí pura raza, haciendo gala de sus ocho apellidos catalanes. Amante de la escalada, ha prometido que se descolgará por la fachada del consistorio para sacar el lazo amarillo. Hasta hace poco, los sondeos internos dejaban el PP fuera de Barcelona.

Foto: Efe

Anna Saliente: la nueva apuesta de la CUP

30 años. Como manda su código ético y como ya es habitual en cada nueva cita con las urnas, la CUP ha renovado sus liderazgos. Anna Saliente sale con el handicap de ser una desconocida para la mayor parte del electorado, aunque el votante de la CUP acostumbra a votar la marca más que la persona. Es socióloga y militante de Adelante. Hace cuatro años los cupaires entraban por primera vez en el Ayuntamiento de Barcelona con tres concejales. El reto, ahora, es mantenerlos.

Graupera: campaña 2.0

37 años. Su proyección a las tertulias le habían convertido en influencer independentista. Intentó que cuajara la iniciativa de hacer primarias de todo el movimiento, pero no convenció PDeCAT, ERC ni la CUP. La ANC, en cambio, colaboró y fue el motor organizador. En las primarias acabaron participando 10.000 personas. Como no tiene representación, hará la campaña a contracorriente. Hace meses que pasea puerta a puerta para presentarse en sociedad y ha hecho de las redes sociales su gran canal para venderse como candidato.

Foto: ANC

Lucha por la hegemonía municipal

Más allá de la ciudad de Barcelona, las municipales redibujarán el nuevo mapa político en Catalunya. Por primera vez ERC presenta más candidaturas que el espacio exconvergent. JxCat concentrará esfuerzos en mantener su poder hegemónico por todo el territorio catalán, una de sus grandes fuerzas.

En paralelo, el PSC aspira a conservar sus principales feudos en la corona metropolitana, el Hospitalet, Santa Coloma y Cornellà, donde en anteriores elecciones Cs, de u lado, y ERC y los comunes, del contrario, le habían arañado miles de electores.

Los comunes llegan fragmentados a la cita. Tienen menos candidaturas que hace cuatro años, 147, y en muchos municipios se presentan fracturados. El caso más extremo es Sabadell, donde habrá hasta 4 listas del espacio comunes.

El PP sigue la tendencia a la baja y presenta la mitad de candidaturas municipales que hace cuatro años. La gran esperanza es Xavier García Albiol en Badalona. Mientras tanto, la CUP trabajará para resistir a sus principales alcaldías, Berga y Sabadell.

Nueva pugna Puigdemont - Junqueras

En segundo plano, pero no por eso menos importante, está la lucha por las elecciones europeas, que se celebran el mismo día que las municipales, el 26-M. A nivel continental, las urnas serán un claro "termómetro" para medir la fuerza de la ultraderecha y la campaña girará en gran parte sobre este hecho. La actual hegemonía del Partido Popular Europeo y la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D) en la eurocámara está en riesgo ante la amenaza de un bloque ultraderechista con mucha más fuerza que nunca.

En Catalunya, sin embargo, estas elecciones también se vivirán en clave nacional: servirán para medir tanto la fuerza del independentismo como movimiento, como también la fuerza que tienen los dos grandes partidos soberanistas -ERC y JxCat- y sus liders. Así pues, las elecciones del 26-M serán una nueva pugna entre el líder de los republicanos, Oriol Junqueras, en prisión preventiva desde hace un año y medio, y el de JxCat, Carles Puigdemont, exiliado desde hace el mismo tiempo.

Junqueras viene de ganar las elecciones españolas de hace dos semanas con un resultado histórico, y de doblar en escaños a JxCat, por lo que sale claramente reforzado en la carrera electoral. Además, los republicanos se presentan en coalición con Bildu y el BNG, bajo la marca Ahora Repúblicas. Puigdemont, que no se presentó como candidato al Congreso, juega con la ventaja de haber ganado la anterior pugna entre los dos, en las elecciones del 21 de diciembre, y de haberlo hecho contra pronóstico. Como se le podrá votar por toda España, JxCat ha optado por imprimir la imagen de Puigdemont en las papeletas que haura fuera de Catalunya.

Los dos, sin embargo, volverán a sufrir las dificultades de la represión durante la campaña. Puigdemont tiene previsto intervenir cada día en alguno de los principales actos de campaña que se hagan por Catalunya a través de videoconferencia y también recorrerá varios países europeos, entre los que hay Eslovenia, Alemania, el Reino Unido y Bélgica.

Junqueras, por su parte, ha pedido a la Junta Electoral poder participar desde la prisión y por videoconferencias en los diversos actos de campaña y atender entrevistas de varios medios de comunicación, tal como pudo hacer por primera vez durante la campaña de las españolas del 28-A.