Los pronósticos más pesimistas se han cumplido: Ciudadanos se ha hundido. En las elecciones del 10-N ha quedado muy por debajo de los resultados del mes de abril a las elecciones del 10N: ha pasado de 57 escaños a 10 diputados, según el escrutinio, con un 80% de votos ya computados. La pérdida de votos ha sido importante: ha pasado del 15,86% al 6,75% (llegaron a tener 4.136.600 votos y ahora se han quedado con cerca de 1.620.000). Pero la pérdida de diputados todavía ha estado más grave. Ha pasado de ser tercer partido, con posibilidades de formar gobierno con el PSOE, a quedar sexto, por detrás de PSOE, PP, Vox, UP y ERC. En estos momentos ni siquiera tiene poder decisivo para formar ninguna alianza de gobierno. Sus 10 escaños son irrelevantes, tanto para dar apoyo al PSOE como una hipotética alianza entre Vox y PP.
Era una derrota plenamente anunciada. En realidad, esta noche, ante la sede central de Ciudadanos, en Madrid, ni siquiera se había instalado ningún escenario. Pero la magnitud del desastre era incluso peor de lo que esperaban.
En las encuestas de mayo de 2018 Ciudadanos figuraba como primer partido en intención de voto, con un 29,1%, muy por delante del PP (con un 20,9%, y del PSOE, con un 20,1%). Parecía claro que obtendría el sorpasso y que se situaría por delante del PP. En las elecciones de abril ya se constató que el partido iba perdiendo fuerza y que quedaba lejos de sus expectativas.
Cuando el 29 de octubre las encuestas del CIS pronosticaron que Ciudadanos conseguirían tan sólo entre 27 y 35 diputados, sus líderes se mostraron irritados y aseguraron que alcanzarían unos resultados muy superiores. Las últimas encuestas publicadas por los medios de comunicación tan sólo pronosticaban alrededor de 15 diputados para Ciudadanos. El resultado todavía ha sido peor.