Es inevitable no ver en Bel Pozueta la voz de los padres de Altsasu. Su hijo Adur está cumpliendo una condena de prisión ahora rebajada a ocho años y medio, de los cuales ya ha cumplido más de 1.000 días. Ella es educadora sexual de profesión, pero, por las circunstancias, se ha visto abocada a nuevas responsabilidades. Entre estas, ser la cabeza de lista de EH Bildu por Navarra, donde el 28-A se quedó a las puertas del escaño. Pese a todo, cuando habla, se nota que no es una política profesional, sino una recién llegada. Abre a ElNacional.cat las puertas de la sede de los abertzales en Pamplona como si fueran las de su casa.

Lleva un lazo amarillo. ¿Es la misma causa que la de Altsasu?
No es lo mismo, pero enfrente tenemos a los mismos. De alguna manera se ha cuestionado un elemento importante, que tiene mucho peso en esa grande y libre que es España, que es la Guardia Civil. Se ha cuestionado y han aprovechado una pelea de bar para sacar todo eso y crear este montaje. Altsasu en su trayectoria histórica ha cuestionado las fuerzas de seguridad. Y en la otra cara de la moneda, Catalunya ha cuestionado la territorialidad.

He estado en Altsasu y muy pocos quisieron hablar conmigo. Me dijeron que ya habían ido muchos periodistas y que sólo habían causado más dolor. Que ya desconfiaban de todos...
Hay mucho dolor y desconfianza. No sabes quién y cómo se va a utilizar lo que tú digas. Hemos visto cómo la prensa misma ha sido uno de los pilares para poder afianzar toda la historia jurídica. Poder defender un caso de terrorismo sin un previo era imposible. Entonces tenían que crear una realidad de violencia, una realidad de problemas de convivencia, una realidad que no existía. Y eso lo hizo la prensa.

¿Cómo están sus hijos hoy?
Con una situación inestable. Ahora viendo cómo pueden afectar los resultados de las elecciones para la política penitenciaria. Porque es así. Hemos visto cómo se utiliza la política penitenciaria en este Estado. La dispersión es aplicación de una política penitenciaria, pero además política: con un objetivo político. Y con nuestros hijos pues también el cómo se va a poder ejecutar y concretar esos derechos como presos que va a depender de una política penitenciaria. 

¿Tiene alguna esperanza con Marlaska al frente? 
No sé cuánto tiempo le queda a Marlaska... Pero ha tenido tiempo de hacer cosas y no las ha hecho, tanto en nuestro caso como en el caso de los presos catalanes y vascos.

Recientemente el Supremo revisó la sentencia, eliminó el agravante de discriminación, y se rebajaron ligeramente las penas. Se vendió casi como si los perdonaran...
Cuando la primera petición fiscal, que era de 62, 50, 25 años, o sea una barbaridad, nosotros ya lo decíamos: nos han pedido algo desorbitado para que cuando vengan con penas más pequeñas que estas, pero que van a ser desorbitadas, pensemos que mira, que por lo menos nos han quitado quince años de encima. Y sigue siendo una barbaridad, una desproporción. Y ahora han hecho lo mismo. Y lo mismo han hecho con los catalanes. No tienen en cuenta que un año en la cárcel, un día en la cárcel ya es una barbaridad. 

¿Hay puntos en común entre las dos sentencias? 
La desproporción y la vulneración de los derechos. Desde la instrucción, donde no se ha tenido en cuenta para nada las pruebas documentales ni testificales. Lo único que ha valido ha sido un relato previo, que es el de la Fiscalía, y ese es el que ha concretado. Y eso fue con nosotros y ha sido también con los presos catalanes. Y ha sido además, en nuestro caso, un juicio ideológico. El alegato final de la Fiscalía fue terrible. Habló del Holocausto, habló de la situación que se vivía en Altsasu como nazismo. El alegato que escuchamos también con el juicio del procés fue también bárbaro.

La plantilla vasca era una plantilla de represión pensada para otros pueblos

¿Cómo ve lo que está pasando ahora en las calles de Catalunya?
Lo que está ocurriendo en las calles es para cogerlo con muchísimo respeto y con orgullo. Que la ciudadanía salga a las calles a protestar y a solicitar el derecho a decisión, y que salga a decir que esto es una injusticia, y que los presos tendrían que estar en la calle entonces. Es para decirles "Zorionak por lo que estáis haciendo".

¿Y la reacción del Estado?
La cerrazón. Y que hay una tendencia o una concreción del autoritarismo y de la falta de democracia. A un problema político, el Estado está respondiendo con represión; a un alegato al diálogo y al respeto está respondiendo con represión. Con represión lo único que va a generar es ahondar en el sufrimiento. Cuando vamos a Catalunya nos dicen que el Estado español es una fábrica de independentistas. Precisamente esa respuesta represiva hace que mucha gente que no era independentista y está viviendo unas situaciones que no entienden les confirme que nos tenemos que independizar.

Ahora mismo hay siete miembros de CDR encarcelados y acusados de terrorismo... 
Siete, son siete, como los nuestros. Siete. Se están dando muchos paralelismos. Hace dos años Cuixart y Sánchez fueron también encarcelados el 16 de octubre. Un año antes habían sido los sucesos de Altsasu. Se dan tantas cosas que coinciden... Y lo que ha ocurrido con los CDR ha sido crear de nuevo un relato, volver a hablar de terrorismo... Nadie sabe dónde están esos explosivos. Es un relato que nadie entiende pero que es necesario por parte de los medios de comunicación o que necesitan ese relato para poder justificar luego lo que vayan a decir.  La instrucción y todo el proceso es muy parecido. Con nuestros casos, viendo y comparándolos, da la impresión de que son casos de manual. No sé de quién puede ser ese manual. 

¿De Barrionuevo?
No sé... No me atrevo a aventurar nada.

Sí que se ha hablado de la plantilla vasca.
Pero la plantilla vasca no se inventó para los vascos aunque se adaptó a la situación de Euskal Herria. La plantilla vasca era una plantilla de represión pensada para otros pueblos, incluso se pudo también jugar con cómo reaccionaba el pueblo vasco para otras otras realidades.

Con EH Bildu habla todo el mundo aunque no lo reconozca. Ha habido contactos con los socialistas.

Estos meses se ha hablado mucho de Navarra en la política española... ¿Ha habido algún pacto con el PSN?
¿Con el PSN?

Es lo que se dice... 
EH Bildu dice que no ha habido un pacto con el PSN. Y EH Bildu dice que hablar está dispuesto a hablar con todo el mundo. 

¿Por qué se abstuvieron?
Allá donde se plantea hacer frente a la derecha, se le hace frente. Navarra Suma no salió porque EH Bildu se abstuvo. Por otra parte, intentar por lo menos favorecer un gobierno que pueda ser de progreso. No quiero decir que este gobierno lo sea. Pero, estando donde estamos, podemos también posibilitar o condicionar políticas progresistas.

Ya, pero al final es un partido el PSN que les ha echado del Gobierno de Navarra y que incluso ha entregado el Ayuntamiento a la derecha. Y aún así se abstuvieron.
Sí, porque también sabíamos que Navarra Suma no estuviera en el gobierno suponía mucho para la ciudadanía navarra. 

¿Lo mismo es aplicable en el Estado con Pedro Sánchez?
Lo mismo. Por una parte un gobierno de progreso con políticas progresistas en el ámbito político y social. Por otra parte, el derecho a decidir. Y finalmente hacerle frente a la derecha. Y siempre teniendo en cuenta que no se entregará un cheque en blanco. 

¿Pero la abstención de Bildu va a costar más que la anterior legislatura?
Más o menos las condiciones son esas. Siempre dispuestos a hablar y a dialogar pero también sin entregar cheques en blanco. Y siempre políticas de progreso social. Y siempre también el derecho a decidir y acercar y liberar a los presos.

La realidad es que en julio no había nada de eso sobre la mesa, ni derecho a decidir ni ninguna de las condiciones, y aún así EH Bildu se abstuvo.
Vuelvo a decir que era la posibilidad de hacerle frente a la derecha y la posibilidad de concretar políticas de progreso. Se aceptaron también y salieron adelante decretos que tenían que ver con los derechos de la ciudadanía, con facilitar avances en la parte social. 

¿Va a a ser una condición que el PSOE levante el cordón sanitario que les ha puesto? En las negociaciones de este verano se reunió con todo el mundo, hasta con ERC y JxCat, pero no con ustedes.
Con EH Bildu habla todo el mundo aunque no lo reconozca. Ha habido contactos. Siempre hemos dicho que estamos dispuestos a hablar y lo que se hace de cara a la galería y lo que se hace internamente...

¿Qué van a hacer ahora en Madrid?
Una política que suponga una democratización y eso vamos a concretarlo también porque tenemos una política de alianzas. La declaración de la Llotja del Mar, donde nos hemos juntado con fuerzas soberanistas de todo el Estado, es un ejercicio de fortaleza y es un ejercicio también de demostrar que, con mínimos importantes, es posible juntarse y ser más. Y eso va a condicionar también la política en Madrid.

Hay una gran parte de la sociedad que nos está diciendo que no hay que permitir esto y que ánimo. Entonces iremos a donde haya que ir

¿Ha podido leer el programa de Pedro Sánchez? 
No...

Pues ha hecho una buena limpieza, tanto en el ámbito nacional como en el social. Se han salvado las declaraciones de Granada y Barcelona por una llamada de Iceta... ¿Esperan algo de este Pedro Sánchez?
La experiencia nos hace ver que podemos esperar poco de un PSOE débil. Pero también es cierto que se pueden condicionar políticas, y que si somos fuertes y somos más podemos condicionar.

¿Y cómo se le obliga a dialogar, a sentarse en una mesa? 
Con fortaleza. Y cuando un gobierno no está dispuesto ni a dialogar, no está dispuesto desde el respeto a sentarse, también crea más fundamentos para que se decida una independencia.

¿Hay soluciones fuera del diálogo?
Cuando alguien no quiere dialogar, da más argumentos para decir yo me voy. Escucho yo a veces en la tele "pues que se vayan". No, nos vamos a ir de ningún lado. Simplemente que vamos a autodeterminarnos, que vamos a decidir por nuestro futuro, que no vamos a esperar lo que desde Madrid nos digan, que vamos a empezar un camino pero como pueblo. Eso en el ámbito catalán está muy avanzado y reconozco que en el ámbito de Euskal Herria todavía nos queda recorrido. Y también reconozco que vamos a tener que hacer mucha pedagogía. Pero con un Gobierno que impone y que reprime, paradójicamente facilita. 

Puede provocar algún cortocircuito que sean los independentistas catalanes y vascos los que tengan más "sentido de Estado".
Esta es la paradoja que te digo. Estás diciendo que quieres hablar y sentarte, y te estás encontrando con autoritarismo, con represión. Tú me dices a mí que yo soy violento, que yo estoy imponiendo, y justamente te estoy diciendo que vamos a sentarnos.

El 28 de abril se quedó a las puertas de entrar en el Congreso. ¿Cómo lo ve esta vez?
Esta vez yo me olvido de las encuestas, aunque nos van bien. Yo veo que tuvimos unos resultados que fueron históricos y que por poco no llegué al escaño. Ahora vemos que es posible mantener pero que no hay que bajar la guardia, que tenemos que estar con ese compromiso que hace dos meses tuvimos. Y decirles también a esas personas que ven la importancia que supone que una voz feminista, soberanista y de izquierdas, y que va a hablar desde Navarra sobre Navarra, que merece la pena esta vez, que no duden. 

¿Hasta dónde está dispuesta a llegar para que se haga justicia?
Hace poco, en una entrevista, Antxon (su marido) decía que si hay que ir a Marte iremos a Marte. En todo este recorrido de tres años ha habido un proceso de empoderamiento en todas las familias. Hemos visto que con la verdad y con la demanda de justicia y la no vulneración de los derechos humanos somos quién para ir a cualquier lado. No hemos tenido miedo para ir a Bruselas, no hemos tenido miedo para ir a Estrasburgo, ni para ir al Parlamento navarro o español. Y estaremos dispuestos a ir donde tengamos que ir. Además con una gran fortaleza porque nos sentimos arropados. Hay una gran parte de la sociedad que nos está diciendo que no hay que permitir esto y que ánimo. Entonces a donde haya que ir.