El único debate a cinco de la campaña del 10-N tenía que ser un todos contra Pedro Sánchez. En parte lo ha sido, pero también ha sido un casi todos contra Catalunya. Tanto el candidato socialista como sus adversarios Pablo CasadoAlbert Rivera y Santiago Abascal han expuesto toda una serie de medidas, algunas coincidentes, para responder al independentismo de forma contundente. Muchos palos y pocas zanahorias La única excepción ha sido Pablo Iglesias, que se ha quedado solo defendiendo la necesidad de una salida dialogada al conflicto catalán.

El bloque de Catalunya lo ha empezado el mismo Pedro Sánchez, que ha anunciado tres medidas si consigue la "confianza mayoritaria" de los ciudadanos. La primera, "construir concordia" con una nueva asignatura "sobre educación en valores civiles, constitucionales y éticos". La segunda, modificar la ley General de la Comunicación Audiovisual para que los entes públicos se tengan que escoger por dos terceras partes de los parlamentos. El objetivo es "acabar con el uso sectario de TV3". Y la tercera, volver a tipificar en el Código Penal la convocatoria de referéndums sin competencia. Una despenalización que hizo el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero. También ha llegado a prometer "traer Puigdemont a España para que rinda cuentas ante la justicia", tras reprochar a Casado que se les escapara. Al diálogo se ha referido de paso.

Pablo Casado ha presentado otra retahíla de medidas, desde enviar el requerimiento del 155 hasta "poner fin al adoctrinamiento, la propaganda y el Diplocat". El líder del Partido Popular, a quien las encuestas auguran una remontada, ha entrado directamente en el cuerpo en cuerpo con Pedro Sánchez, a quien ha acusado de "no creer en la nación española". También ha cuestionado la "plurinacionalidad" que recoge el programa del PSOE, asegurando que "solo existe en Bolivia". Ha planteado las elecciones como un "referéndum sobre Pedro Sánchez", que "está en la Moncloa por Torra, Otegi y Junqueras".

Albert Rivera ha llegado al plató con una maleta llena de gadgets para enseñar. Las encuestas le van muy mal y este es su gran escaparate. Ha empezado su intervención con un trozo de adoquín de Barcelona. "Este adoquín amenaza la democracia y el Estado de derecho", ha asegurado dirigiéndose a Sánchez, a quien ha pedido que "no tenga miedo a aplicar la Constitución". También ha enseñado otro pergamino con las "concesiones" del PSOE y el PP a Catalunya. Su receta: cesar al president Torra y "aplicar un 155 de verdad".

Pero en mano dura nadie supera a la marca original, Santiago Abascal, que se estrenaba en un debate electoral. Su primera medida:"Impulsar la suspensión de la autonomía" de Catalunya para "controlar TV3, los Mossos d'Esquadra y la educación". La segunda: "Ilegalizar los partidos golpistas que se han convertido en organizaciones criminales". Y la tercera: "Detener, esposar y poner a disposición judicial" al president Torra después de una querella por rebelión de la Abogacía del Estado.

La única excepción a la norma ha sido Pablo Iglesias, que ha entrado al ataque también contra Pedro Sánchez por "competir a ver quién tiene la medida más dura". Frente a los cuatro adversarios, no ha parado de defender la bandera del diálogo y, también, la de la plurinacionalidad. Le ha reclamado que tenga la misma "cintura" que tuvo Adolfo Suárez para reunirse con Josep Tarradellas cuando aún estaba en el exilio y encontrar un encaje para Catalunya en el Estado. Ha lamentado, al final del bloque, que Catalunya es la “excusa perfecta” para que Sánchez busque un pacto con el PP. También se ha preguntado cómo piensa "traer Puigdemont", si enviando a los GEO a Bélgica. Le ha recordado que "corresponde a los jueces".

Pelea en la derecha: "No se equivoque de adversario"

Pero más allá de los previsibles, también ha habido enfrentamientos inesperados. Por ejemplo, en la derecha. Albert Rivera ha criticado que el PP y el PSOE "fingen que se pelean tras 40 años de concesiones de competencias". Pablo Casado le ha respondido que "no se equivoque de adversario porque estamos todos contra lo que hacen la izquierda y los nacionalistas". También se las ha tenido sobre la corrupción. "No me dé lecciones de corrupción. Si quiere puedo darle clases de primarias limpias", ha rebatido el líder del PP. El presidente de Ciudadanos le ha llegado a reclamar que "no sea cutre".

Posiciones enrocadas

Las posiciones siguen enrocadas sobre pactos postelectorales. Mientras Pablo Iglesias ha insistido en su apuesta por un gobierno de coalición, Pedro Sánchez ha propuesto un "pacto de desbloqueo" que pase por "dejar gobernar a la lista más votada" el 10-N. El candidato del PSOE, sin embargo, ha esquivado las reiteradas preguntas de Pablo Casado sobre si tiene intención de pactar la investidura con los independentistas.

Calviño vicepresidenta

Además de medidas contra el autogobierno catalán, Pedro Sánchez también ha anunciado otra medida en el bloque económico, con vistas a la desaceleración económica. El dirigente socialista ha prometido "elevar el rango del área económica" de su gobierno y crear una vicepresidencia económica, que sería dirigida por la actual ministra Nadia Calviño, una persona con "reputación nacional e internacional muy acreditada".