El embajador británico, Simon Manley, conoce bien la situación política provocada por el proceso independentista. Manley, que está casado con una catalana, se encontró el mes de mayo del 2016 en medio de un conflicto diplomático por un tuit donde explicaba la reunión con el vicepresident Oriol Junqueras "para hablar sobre la relación económica entre Reino Unido y Catalunya". Esta equiparación le obligó a una matización con un segundo tuit y a una disculpa telefónica.
La reunión que este jueves ha mantenido con el vicepresident, Pere Aragonès, y el conseller de Exteriors, Alfred Bosch, ha dado pie a un tuit mucho más protocolario. No obstante, a pesar de subrayar que la razón de la reunión era abordar las consecuencias del Brexit, la nota de prensa posterior del Govern deja claro que la conversación ha ido más allá y que Aragonès ha aprovechado el encuentro para "expresar el respeto y la admiración hacia las instituciones británicas por su calidad democrática".
En el lenguaje diplomático, además, hay que tener siempre presente que no sólo cuentan las palabras sino también la oportunidad. La misma mañana en que el embajador y el cónsul, Lloyd Milen, estaban en la sede de la vicepresidencia hablando de calidad democrática, España conseguía que Gibraltar sea definida por primera vez en una ley como "colonia de la Corona británica", en un pronunciamiento inédito que ha provocado profunda irritación en Londres.