El embajador de España en Israel, Fernando Cardenera, se ha molestado por un artículo del diario Jerusalem Post que defendía que Israel ayude a Catalunya en la reivindicación soberanista y presentaba el caso catalán como una contradicción europea que podría ser utilizada por las autoridades israelíes en su geoestrategia. El artículo ha encendido las luces de alarma de la embajada.
El artículo de Michael Freund, que fue jefe de comunicación del primer ministro Bejamin Netanyahu en los años 90, recomendaba hacer que Europa probara "una pizca de su medicina", para entender que reina una cierta hipocresía con respecto al derecho de autodeterminación, y daba apoyo en este sentido al proceso catalán. "Después de la aprobación de la ley destinada a regular ciertas cuestiones del suelo de Judea y Samaria (Cisjordania para los árabes) del lunes, amigos reconocidos de Israel en Europa no han perdido el tiempo antes de cargar contra el Estado judío en términos muy duros. Reuniendo toda la munición a su disposición, que parece no tener límites cuando el sujeto a tratar es Israel, los líderes del continente se han alborotado retóricamente de forma tan obscena como ofensiva".
Freund recuerda que si Europa quiere hablar de "territorios ocupados" no debe olvidar sus "reliquias coloniales", y cita en este sentido que Catalunya tiene previsto convocar un referéndum sobre la independencia. "¿No es en Catalunya donde el gobierno regional tiene previsto celebrar un referéndum sobre la independencia en septiembre de este año a pesar de la oposición de las autoridades españolas?. Curiosamente, sin embargo, no parece que la aspiración de los catalanes por la independencia provoque tanto interés en las capitales europeas como la de los palestinos, aunque los primeros tienen una mejor opción para un Estado propio", indica.
"Para empezar, el Estado catalán fue una realidad, aunque fuera brevemente, en el siglo XVII [la República de Pau Claris], mientras que no ha habido nunca una Palestina independiente en toda la historia. Y aunque uno crea que los palestinos están ocupados desde 1967, España ha estado ocupando Catalunya desde hace más de tres siglos. Eso hace que sea un conflicto de mayor duración, y la justicia retardada es justicia denegada", apunta.
Freund recuerda otros casos territoriales que afectan a Estados europeos, como el de Córcega. Propone que la próxima vez que Europa cuestione la política de Israel en Judea y Samaria, su país envíe observadores de los derechos humanos a Catalunya para confirmar que no se vulneran los derechos de sus ciudadanos, e incluso preparar resoluciones en la ONU en este sentido.
Cardenera ha publicado en el mismo rotativo una respuesta replicando el escrito de Michael Freund, y afirma que "España nunca ha ocupado Catalunya". La nota del embajador, que se titula precisamente Ninguna ocupación de Catalunya, indica que "sólo hace falta para pasear en cualquier ciudad catalana para juzgar por uno mismo el sentido de esta idea. Nunca ha habido una historia de España contra Catalunya, ni en 1714 ni en los siguientes 300 años", asegura.
Cardenera sigue el relato de la historiografía española. "La Guerra de Sucesión española fue una guerra internacional causada por la muerte sin descendencia del rey Carlos II de España y la disputa entre dos pretendientes: el francés Felipe de Borbón, duque de Anjou, y el archiduque austríaco Carlos de Habsburgo, por el intento de ocupar el trono español, una controversia que formaba parte de alianzas más amplias e intereses de los diferentes países de Europa en aquel momento. Un siglo más tarde, los catalanes lucharon en la guerra de independencia contra Napoleón por la libertad del pueblo español", señala.
El embajador apunta también su oposición a la convocatoria del referéndum, y pone como argumento la Constitución. "De acuerdo con nuestra Constitución, el gobierno regional de Catalunya no tiene competencias para convocar un referéndum sobre cuestiones políticas de especial relevancia, como la definición de España. Gracias a la Constitución, Catalunya disfruta, igual que las otras 16 comunidades autónomas españolas, de uno de los más altos niveles de autogobierno en el mundo, con un nivel de competencias que puede ser comparado al de cualquier land alemán", concluye.