Cuando ante un momento trascendente se acumulan los nervios, estos siempre acaban saliendo por algún lado. Superado el aprieto de la investidura de Pedro Sánchez tras una votación de infarto bajo la amenaza permanente de un tamayazo, los 167 diputados que han hecho posible el nacimiento del primer gobierno de coalición en democracia en España se han fundido en una efusiva ovación, al grito de "presidente, presidente" y "sí se puede". Una euforia que ha roto al futuro vicepresidente español, Pablo Iglesias, que no ha podido contener las lágrimas.
El estallido de emoción de Iglesias ha llegado justo después de abrazarse a su compañero de filas Pablo Echenique y es la viva imagen de la tensión y la dureza que han acompañado las negociaciones con el PSOE y de cómo de empinado ha sido para Podemos el camino hasta conseguir sentarse en la Moncloa. Y de las presiones que ha desencadenado la alianza de los socialistas con la formación morada, un pacto de gobierno de coalición que no hace tanto Pedro Sánchez decía que no lo dejaría dormir tranquilo.
No ha sido el único momento emotivo. También le han brotado las lágrimas a la diputada d'En Comú Podem, Aina Vidal, que hace unas horas que ha revelado que sufre cáncer. A pesar de su enfermedad, hoy ha estado presente en el hemiciclo; teniendo en cuenta como de ajustado era el marcador para investir a Sánchez, su voto era imprescindible. Vidal ha conseguido lo imposible: la práctica unanimidad de todos los grupos cuando Iglesias ha agradecido su presencia desde la tribuna de oradores. La cámara se ha alzado para ovacionarla. Sólo los 52 diputados de VOX han quedado insensiblemente impasibles.
Todavía ha habido más emociones. Cuando al acabar el pleno el líder de Podemos se ha acercado al escaño de Vidal para regalarle un ramo de flores. Sus compañeros de filas han aplaudido el gesto. Y han recuperado su grito de guerra, 'si se puede'. Sí que se puede superar la enfermedad.