Endavant-OSAN, el sector más crítico y con más peso en la CUP, amenaza con hacer caer el Gobierno de la Generalitat si en algún momento "considera que los pasos hacia la independencia son en realidad andar en círculos para perpetuar el procesismo". El documento es muy beligerante con CDC y en especial con Artur Mas, a los que desearían ver reducidos a un "papel subordinado". CDC es el único partido citado en el análisis.
La Mesa Nacional de Endavant, a la cual pertenecen las diputadas Anna Gabriel y Mireia Vehí, reconoce que la CUP tiene sobre la mesa un "reto gigantesco": si son "un instrumento al servicio de la clase trabajadora" o si el acuerdo de investidura se convierte "en un instrumento de Convergència para someter [a la CUP] a sus designios y a su estrategia".
La organización hace un balance muy crítico para la CUP de los tres meses de negociaciones y también de las consecuencias del acuerdo de investidura.
La negociación
Endavant reconoce que la CUP rebajó de entrada sus "líneas rojas" para pactar. "Se fue adentrando en una dinámica negociadora que daba por buena la hoja de ruta de JxSí a 18 meses, que rebajaba las pretensiones del plan de choque para responder a la emergencia social al programa de JxSí, y que sólo planteaba, como elemento de ruptura con el pasado, el cambio de candidato a la presidencia", detalla la organización.
También pone de relieve el "dominio que la derecha catalana sigue manteniendo sobre buena parte de la llamada sociedad civil, cosa que ha situado a menudo la posición defendida por la CUP en el papel de malo de la película".
Aun así, valoran como "una victoria" la resistencia de sus postulados. "Toda la maquinaria del establishment soberanista fracasó en el intento de arrodillar a la CUP y entronizar al líder del procesismo [Artur Mas]", dice el documento. Endavant, sin embargo, reconoce que hay que hacer autocrítica.
Análisis del acuerdo
En este sentido, analiza lo conseguido con el acuerdo:
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- Romper con el liderazgo suprapartidista que Mas había trabajado desde el 9N y que era una de las claves del procesismo y de la refundación del centroderecha catalán. Aunque ya no depende de él, ese liderazgo puede reaparecer incluso con más fuerza en función del desarrollo de esta legislatura.
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- Situar el discurso que denuncia y cuestiona el procesismo en el actual escenario político.
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- Este periodo de tres meses ha conseguido poner en evidencia a la dirección de la ANC, que hoy está, en buena parte, al servicio de los intereses de CDC.
También apunta lo que no se ha conseguido para hacer "avanzar la situación en una dirección rupturista":
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- Desplazar CDC de la dirección del proceso y situarla en una posición subordinada respecto de otros actores políticos.
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- Imponer una agenda social mínimamente opuesta a las políticas de austeridad, aunque la debilidad del actual Govern permite vislumbrar la posibilidad de conseguir alguna victoria parlamentaria puntual en este campo.
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- Clarificar un camino efectivo hacia la independencia real. A pesar del cuestionamiento del relato de los 18 meses, no se ha construido ninguna propuesta alternativa que apunte en una dirección de desobediencia, a pesar de la aparición en el debate político de conceptos como el referéndum unilateral.
En conclusión, Endavant cree que "el acuerdo no ha conseguido desencallar la situación política en un sentido favorable para un proceso real de independencia". Es más, considera que algunos aspectos del acuerdo ponen en peligro parte del capital político acumulado por la formación. "Todo esto hace que ahora mismo sea difícil rebatir fundamentadamente la versión que dice que la CUP ha cedido y renegado de sus compromisos electorales", exponen.
A partir de ahora
Endavant avisa que el acuerdo puede tener consecuencias profundas: "entendemos que una interpretación [del acuerdo] que facilite el seguimiento acrítico de la actividad del govern y de la hoja de ruta de JxSí conduciría la CUP a la irrelevancia política".
Por este motivo, creen que la izquierda independentista tiene que "considerar papel mojado todas las cláusulas del acuerdo que explícitamente están destinadas a humillar a la CUP y generar un relato que permita maquillar el paso al lado que ha hecho Artur Mas".
Añaden que "no podemos aceptar cláusulas impuestas bajo chantaje. La izquierda independentista no puede aceptar ningún tipo de autocrítica impuesta por la burguesía catalana. Y todavía menos admitimos blanquear la imagen de CDC y sus correas de transmisión en el seno del soberanismo."
En este contexto, consideran que la CUP tiene que asegurar por activa y por pasiva que "nunca se favorecerá, por voto favorable o abstención, medidas antisociales, destructoras del territorio o encubridoras de la corrupción". Y avisan: "la CUP tiene la llave para asegurar el ejercicio efectivo de la autodeterminación, y en el momento en que considere que los pasos hacia la independencia son en realidad caminar en círculos para perpetuar el procesismo, hará caer el govern".