El Gobierno quiso desbloquear los órganos constitucionales pendientes de renovación como fuera. Aunque fuera en costa de que el Partido Popular designara sus propios nombres. Es el caso del futuro magistrado del Tribunal Constitucional, el letrado de las Cortes Enrique Arnaldo, que no para de sumar escándalos día tras día. Este jueves se votarán los nombramientos en el Congreso de los Diputados. El PSOE se está poniendo de perfil, mientras Unidas Podemos admite que votará la designación con una pinza a la nariz. Su paso por la comisión de nombramientos, que tenía que valorar su idoneidad, ya estuvo marcado por la polémica. La otra parte de la cuota del PP, la magistrada Concepción Espejel, tampoco escapa de la presunción de parcialidad.
A Enrique Arnaldo le persigue la sospecha de falta de parcialidad. Entre otras cosas, se ha pronunciado contra el independentismo en artículos en prensa o ha participado durante años en actos de la FAES, la fundación presidida por José María Aznar. También le persiguen los conflictos de intereses. Incumplió el propio Estatuto del Congreso de los Diputados, cuando cobró como asesor del gobierno balear de Jaume Matas, del PP, al mismo tiempo que ejercía de coordinador jurídico en varias comisiones de la cámara baja. También su bufete de abogados facturó trabajos en administraciones gobernadas por el populares. Pero, oficialmente, el Gobierno mira hacia otro lado, asegura que sólo se responsabiliza de sus nombres y deja hacer.
Es la misma posición que ha expresado hoy el PSOE. El mismo Pedro Sánchez ha admitido que "no le gustan algunos de los candidatos propuestos por el PP", pero ha defendido que "el deber del Gobierno de España es salvar el acuerdo para renovar las instituciones constitucionales y permitir que se renueven". Por su parte, el portavoz de la ejecutiva, Felipe Sicilia, ha garantizado que sus diputados respetarán mañana el acuerdo con el PP. La ministra de Justicia, Pilar Llop, que ha evitado pronunciarse sobre la idoneidad de Enrique Arnaldo para el cargo. Se ha limitado a celebrar que haya un "gran acuerdo" y que eso es lo más importante.
Pero hay quien no esconde la incomodidad dentro de las filas socialistas. Es el caso de un verso libre en muchos asuntos, el diputado Odón Elorza, que admitió ayer que "muchos votaremos con una pinza en la nariz". Hoy se ha reafirmado en las críticas: "Los principios no cotizan en Bolsa y gritan al ver que el PP se burla de la imprescindible condición de independencia, ejemplaridad profesional y prestigio personal que debe reunir un candidato al Tribunal Constitucional para poder ejercer su función con imparcialidad".
La misma expresión que ha utilizado hoy Jaume Asens, presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, que ha criticado que Arnaldo no cumple con la ejemplaridad necesaria y que lo votarán "con una pinza en la nariz". En una entrevista en la Cadena SER, el dirigente común ha denunciado una trayectoria "plagada de casos de corrupción y mala praxis", pero aun así ha asegurado que es la opción "menos mala" para proceder a la renovación del Tribunal Constitucional.
La realidad es que la negociación para la renovación de órganos como el Tribunal de Cuentas o un tercio del Tribunal Constitucional fue a dos bandas, entre el PSOE y el PP, pero con la participación de Unidas Podemos. De hecho, el socio pequeño de La Moncloa ha conseguido situar entre los cuatro nuevos magistrados a Ramón Sáez Valcárcel, un magistrado de prestigio más bien próximo a los morados.
Reproches de los socios
Los partidos del Gobierno tratan de disimular su incomodidad. No lo hacen, en cambio, los aliados parlamentarios del ejecutivo, que no se han ahorrado los reproches. Es el caso del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que en declaraciones a su llegada al Congreso ha tildado al PSOE de "cobarde" por avalar este nombramiento, contraponiéndola con la actitud "valiente" del diputado Odón Elorza. En este sentido, ha instado a Podemos a "plantarse" contra el nombramiento de Enrique Arnaldo. En términos parecidos, el líder de Más País, Íñigo Errejón, ha asegurado que "no entendemos los votos que avergüenzan".