Unos activistas antirracistes y anticoloniales han ensartado la cabeza de Franco en el polémico monumento al legionario de José Luis Martínez-Almeida, tal como han adelantado este domingo medios como elDiario.es o El Salto. El grupo ha aprovechado la resaca de las calles de Madrid para subir con una escalera y llegar a la bayoneta de la estatua, que fue inaugurada durante el mes de noviembre por el alcalde y con alabanzas a Millán Astray —franquista y fundador de la Legión—. La acción ha durado un cuarto de hora y ha contado con la lectura de un manifiesto por parte de los colectivos denunciantes.
Es una réplica de la cabeza del dictador realizada por el artista Eugenio Merino, que en febrero del 2012 presentó en ARCO una estatua de Franco metida en una nevera para recordar que el franquismo sigue fresco en la sociedad española cuatro décadas después de su muerte. Por su parte, la fecha coincide con el aniversario de la muerte de Millán Astray. Es así como el día de Año Nuevo se convierte en el día de los asesinados por el colonialismo español.
Los activistas consideran que el monumento es una representación "completamente idealizada" y lo han definido como "un artefacto de la propaganda en el paisaje común, en el espacio de todos que, acogiéndose a la tradición totalitaria, se impone con violencia y sin consulta". En el manifiesto, dicen haber actuado contra lo que celebra la estatua: es un "instrumento colonial", una referencia al año 1921 y a las tropas que asesinaron a la población del Rif. El grupo ha actuado en pocos minutos, sin la intervención de la policía. No han querido cometer ningún delito contra el patrimonio ni ser acusados por escándalo público, tan solo han llevado a cabo una estrategia de apropiación cultural sobre monumentos de la vía pública para neutralizar las intenciones políticas de los símbolos tan frecuentes en los últimos años.
El monumento recibió el apoyo económico de unos 800 donantes, fue pagado principalmente por la Fundación del Museo del Ejército y contó con el visto bueno del Ministerio del Interior. Según los denunciantes, la estatua no representa el valor actual de la Legión (creada por Millán Astray): reivindica uno de los capítulos más crueles de la historia de España. Pocos años después de la creación del cuerpo militar, España bombardeó con gases químicos la población del Rif con la justificación de hacerlo contra un pueblo "no civilizado".
Los símbolos coloniales y dictatoriales
Uno de los activistas ha recordado a elDiario.es que este tipo de acciones son habituales en otros países porque conocen su pasado colonial. "En España hay un gran desconocimiento de esta historia y no se entienden estas intervenciones en monumentos que homenajean el pasado colonialista. Por eso queremos abrir el debate. Si por iniciativa privada se celebra en la vía pública la supremacía blanca clave en el golpe de estado franquista, también podrían intervenirse estos símbolos de manera mínima como hemos hecho, para contar la memoria de las víctimas. Necesitamos abordar este debate", explica. Y añade que "no es sano ni democrático que existan estos símbolos y que sean aplaudidos por las instituciones políticas".
Es decir, que la acción forma parte de una propuesta antimonumental para concienciar a la ciudadanía que se siente agredida por esta "exaltación del pasado colonial y dictatorial". Los colectivos explican en el manifiesto que las consecuencias del colonialismo español y del ataque a la población del Rif por los legionarios todavía están presentes y que, un siglo después, "no hay reconocimiento a las víctimas, no hay reconocimiento de este crimen histórico, no hay reparación, no hay justicia". "Celebrar su origen es una ofensa, pensar que la historia son hechos aislados en el pasado sin conexión con el presente es una mentira, ya que el relato colonial se sostiene, en parte, sobre la simbología que representan los nombres de las plazas y calles, pero también los monumentos que dominan el espacio", añaden. Así pues, no es necesario destruir el monumento para cuestionarlo. Con la acción artística ya va bien: "A diferencia de la suya, nuestra pieza no es una amenaza".