Elisenda Paluzie (Barcelona, 1969) enfrenta su primera Diada como presidenta de la Assemblea Nacional Catalana. Y lo hace en un contexto excepcional: después de la proclamación suspendida de la República y con la existencia de presos políticos y exiliados. Es por eso que quiere que este Once de Septiembre sea un toque de atención para los partidos políticos independentistas: la represión política no puede implicar la renuncia al objetivo político de la República. También advierte que la "trampa" de Pedro Sánchez puede ser una versión 2.0 del "engaño" de José Luis Rodríguez Zapatero. No deposita muchas esperanzas en la vía de la negociación.
Llenar la Diagonal de Palau Reial a Glòries es un reto difícil...
Sí. Todos los Once de Septiembre han sido retos difíciles, pero también todos los Once de Septiembre han marcado la agenda política, han influenciado los hitos que hemos ido consiguiendo. Se trata de transmitir bien el mensaje: hay que volver a poner sobre la mesa los objetivos políticos, en concreto el de hacer efectiva la República Catalana.
Después de todo lo que ha pasado, ¿no hay riesgo de desmovilización?
La sociedad está muy movilizada. Estamos haciendo actos a unos niveles... Aunque están centrados en apoyo a los presos y los exiliados. Se tendrá que ver...
Pero sí que puede haber un cierto desengaño o frustración.
Se acaban de digerir los hechos de octubre. Han sido muy importantes, pero al mismo tiempo también traumáticos. Se ha conseguido un gran hito, que fue poder hacer el referéndum de autodeterminación ante una fuerte represión policial. Pero después este resultado no se ha materializado. Y luego ha venido la represión, los encarcelamientos, el exilio... Todo eso se acaba de digerir. La sociedad quedó en estado de shock. Ahora es cuando se empieza a hablar y reflexionar, y surgen reflexiones críticas. Si no alcanzas el objetivo lo primero que tienes que analizar es qué ha fallado. Tenemos que convertir este desánimo en un reto nuevo, en una nueva estrategia.
¿Quiere ser una especie de toque de atención?
Sí. En parte hay un punto de interpelación a los partidos independentistas: aquí estamos los que defendimos las urnas, los que votamos independencia, los que afianzamos una mayoría independentista el 21-D.
¿Por qué se han dejado los presos aparte de la manifestación?
No es que se hayan dejado de lado. Seguramente en la manifestación habrá elementos que recuerden este contexto. Eso lo representa muy bien el símil de la montaña. No hemos llegado a la cumbre, pero estamos en un campo base superior, y tenemos que ir superando obstáculos. Y uno de los obstáculos evidentes es la represión política. Todo eso lo recogerá la Festividad. Pero también hay un mensaje: si algo puede garantizar con toda certeza la libertad de los presos y el regreso de los exiliados es la República Catalana. Las dos cosas van ligadas.
¿Cree que hay quien ha renunciado al objetivo de la República para centrarse en la represión?
Yo no lo expresaría de esta forma, pero es evidente que la existencia de presos condiciona mucho el debate. Pero justamente el objetivo de la represión política es este: que te centres sólo en la represión y olvides tus objetivos políticos. Es lo que no tenemos que hacer...
¿Pero en cierta manera sí que lo ha conseguido?
Creo que no. Confío y tengo la esperanza de que no sea así, que cuando nos volvamos a sentar todos en una mesa volvamos a diseñar una estrategia para conseguir el objetivo.
Justamente el objetivo de la represión política es que te centres sólo en la represión y olvides tus objetivos políticos.
¿Las entidades soberanistas van todas a una?
Son muy diversas. Y hay nuevos actores, como los CDR. Cada uno hace su función. En el momento en que toca ir juntas, lo hacemos sin problemas. Cada día 16, Òmnium y la ANC organizamos una manifestación o actividad para reivindicar la libertad de los Jordis. También lo hemos hecho por el traslado de los presos a cárceles catalanas. Cada uno tiene sus características. La ANC nació con un único objetivo: conseguir la independencia. Desde su inicio marcó la agenda política de forma proactiva. Òmnium es una entidad con 60 años de historia y otros objetivos.
Pero mientras Òmnium centra su discurso en la represión, y aparca la República, la ANC mantiene como prioridad la República.
Eso en todo caso se lo tendrías que preguntar a ellos. Contra la represión trabajamos juntos. Y a los Once de Septiembre se suman.
¿Cómo se implementa la República?
Haciéndolo. Al final es muy sencillo y muy difícil al mismo tiempo: se hace haciéndolo. Como se han hecho tantas independencias en el mundo. Se tiene la fuerza, se tiene la legitimidad democrática, se tiene la determinación y se impone una nueva autoridad en el territorio.
¿Asumiendo una posible respuesta violenta?
Ya la vimos el 1 de octubre, pero, en un contexto democrático de la Europa occidental, esta respuesta violenta tiene sus límites.
¿Es una oportunidad el cambio de gobierno español?
No lo creo. Sinceramente, creo que puede ser una trampa. Ha empezado una especie de operación de marketing, para decir que ahora ya hay un gobierno que quiere dialogar, que acerca a los presos, que acoge a los refugiados, que ya no es la derecha conservadora del PP... Puede ser una mera operación de maquillaje para calmar un poco aquella agresividad tan intensa del gobierno del PP, pero que en las cuestiones de fondo no cambie nada.
El cambio de gobierno español puede ser una trampa. Creo que se verá bastante más deprisa que con el engaño de Zapatero.
¿No confía en el PSOE?
Sabemos quién es el PSOE, qué ha hecho a lo largo de su historia, cómo dio apoyo incondicional al 155 y la represión... Ahora acaba de llevar al Tribunal Constitucional la moción aprobada por el Parlament. No creo que sea ninguna oportunidad.
¿Ni cien días de gracia?
Es lo que anticipo. Creo que se verá bastante más deprisa que con el engaño de Zapatero. Será más acelerado.
¿Qué debería decirle el lunes el president Torra a Pedro Sánchez?
Lo que creo que ya ha dicho que le diría: que debe respetarse el derecho de autodeterminación de Catalunya.
¿La ANC aceptaría un referéndum pactado?
Nosotros entendemos que el referéndum de autodeterminación lo hicimos el 1 de octubre. Y que, aparte del referéndum vinculante, vuelve a haber una mayoría parlamentaria. Por lo tanto, se puede hacer efectiva la República en el momento en que se den las circunstancias que lo hagan posible. Pero el mandato está ahí. Nosotros no lo tenemos que pedir. Pero si hubiera una oferta de hacer un referéndum acordado sobre la independencia, que implicara que la transición fuera pactada, se tendría que valorar y aceptar. Es más fácil hacer una independencia pactada que hacerla sin acuerdo. Aunque la mayoría de independencias han sido sin acuerdo.
¿Entendería un acuerdo que no contemplara este referéndum?
No, no lo entendería. De hecho, hacer un acuerdo que contemple un referéndum ya es en cierta manera una renuncia al mandato del 1 de octubre. Este es el límite por debajo del cual no lo aceptaríamos.
Un acuerdo que contemple un referéndum pactado ya es una renuncia al 1-O. Este es el límite por debajo del cual no aceptaríamos ningún pacto.
¿Comparte las declaraciones de la consellera Ponsatí, que dijo que "iban de farol"?
Estas declaraciones se tienen que poner en el contexto del acto. Era un acto interno de la ANC de Inglaterra, yo estaba. Ella interviene después de haber escuchado intervenciones un poco críticas y duras de antiguos técnicos de las delegaciones de la Generalitat en el exterior sobre cómo se gestionó el post-27-O y el periodo anterior. De alguna forma, aquella frase, dentro de aquel contexto, se entiende más.
¿Ve al Govern de Torra en disposición de implementar la República?
Hay signos contradictorios. A veces da la sensación de que sí, y otras ves elementos que van en sentido contrario. Ellos tienen que reposicionarse, coger fuerzas y todos juntos tenemos que replantear una estrategia ganadora y compartirla. De momento no estamos en esta etapa, y sólo veo signos contradictorios. Deberemos sentarnos a hablar.
¿Ha habido "discursos nacionalistas excluyentes" o "proclamas vacías" dentro del independentismo, como denunciaba Junqueras en la polémica carta?
Es que no sé a qué se refería. Si no concreta más, es difícil de responder.
Parecía dirigida a Junts per Catalunya y el president Torra.
¿Sí? La carta no lo decía... Se me hace difícil pensar que sea así. Si se refería a los escritos del president Torra de años atrás, son los escritos y la misma persona a quien Oriol Junqueras ofreció ser diputado independiente por Girona en las elecciones españolas de 2011. Por eso se me hace extraño que se refiriera a Quim Torra.
¿Han sido estas batallas partidistas las que han supuesto un lastre para implementar la República?
Yo creo que había cosas que estaban preparadas, y que se había avanzado en asuntos como la Hacienda propia. En otras cosas quizás no tanto. Pero no creo que este fuera el elemento determinante. Más bien creo que viene de una expectativa sobre el Estado español que se demostró ingenua, como hacer cosas para conseguir forzar una negociación o una mediación internacional. Este fue el error.
Si los presos están aquí y hacemos efectiva la República, tenemos la llave para abrir las cerraduras. La forma más efectiva es, cuando lo haces, hacerlo todo al mismo tiempo.
¿Cómo interpreta el traslado de los presos a cárceles catalanas?
Lo interpreto como el cumplimiento de una obligación legal. Lo que no entiendo es por qué no estaban desde un principio en cárceles próximas a sus domicilios, que es lo que establece la ley. El pretexto de que le era más cómodo al juez instructor, cuando han ido a declarar dos o tres veces en nueve meses...
Durante las concentraciones ante las cárceles de este miércoles, muchos manifestantes gritaban a los consellers, al president de la Generalitat y al presidente del Parlament que abrieran las puertas de las celdas. ¿Cree que el Govern debería hacer algo con los presos?
Esta reflexión pone de manera muy evidente la ausencia de independencia y que tenemos una institución totalmente subordinada como es una comunidad autónoma. Tienes estas competencias pero estás sometido al Estado. Es un debate más de fondo. La manera de resolverlo me parece una evidencia: si los presos están aquí y hacemos efectiva a la República, tenemos la llave para abrir las cerraduras de estas puertas. La forma más efectiva es, cuando lo haces, hacerlo todo al mismo tiempo.
No sirve una desobediencia concreta.
Las desobediencias por etapas son costosas y pueden ser contraproducentes. Es un debate de fondo: la desobediencia por etapas o la concentración en un momento en que tienes la legitimidad, la fuerza y la determinación. E impones la autoridad sobre todo: sobre la Hacienda, sobre la Seguridad Social, sobre el control del territorio y, evidentemente, si tienes presos políticos los liberas.
¿O sea que todavía no se pueden abrir?
No digo que todavía no, pero sí que tengo la certeza de que la independencia abre las puertas y significa que vuelvan los exiliados. Abrirlas ahora, sin hacer la independencia, implicaría incumplir la ley y abrir un nuevo proceso.
Tener la alcaldía de Barcelona en manos independentistas es importante para cuando volvamos a tener una oportunidad como la de octubre.
Usted defendió encarnizadamente la investidura de Puigdemont. ¿Habría que recuperarla durante la legislatura?
Sí. Yo creo que nos volvería a dar momentum, nos volvería a dar impulso.
¿Qué tendría que hacer el Parlament cuando Llarena comunique la suspensión de los diputados procesados por rebelión?
La alternativa sería no suspenderlos. Los tendría que mantener en el cargo.
¿Por qué son necesarias listas unitarias independentistas en las municipales, como ha aprobado el Secretariado Nacional de la ANC?
Hace muchos meses que hemos tenido mucho movimiento de algunas territoriales, que en algunos lugares concretos han aprobado impulsar candidaturas unitarias, y en la mayoría de los casos escogidas en primarias abiertas a la ciudadanía. Es un debate que nos ha llegado de abajo arriba. La que aprobó el Secretariado es una propuesta concreta pero al mismo tiempo bastante flexible. Defendemos primarias republicanas en las grandes ciudades, pero se prevén excepciones. En ciudades donde ya esté garantizada la alcaldía independentista, o donde ya haya alternativas al unionismo, tampoco haría falta.
¿Por ejemplo?
Pienso en ciudades como Ripollet o Badalona, donde puede haber alianzas con Podemos y los comunes. Es una reflexión genérica, pero dependerá de los municipios concretos. En todo caso, esta propuesta tendrá que ser aprobada por los socios en una consulta.
Las elecciones municipales podrían ser como las de 1931. Se trata de volver a generar oportunidades.
¿Qué aporta trasladar el debate nacional y los bloques a la política municipal?
No lo veo tanto como política de bloques. En el caso de Badalona, no sería política de bloques...
Pero en el caso de Barcelona sí que se plantea en estos términos.
Es la alcaldía de la capital del país. Y en octubre vimos que había mucho tipo de presiones desde los poderes fácticos para que no se hiciera la declaración de independencia. Y la alcaldesa de Barcelona también lo hizo. El potencial internacional de la alcaldía de Barcelona es enorme: interlocuta directamente con los alcaldes de París, Nueva York o Roma. Tener la alcaldía de Barcelona en manos independentistas es importante para cuando volvamos a tener una oportunidad como la de octubre.
¿Y por eso hace falta una lista unitaria?
En Barcelona se da una circunstancia: tanto en las elecciones municipales como en el resto, sumando los votos independentistas es la lista más votada con mucha diferencia. Quien lo está gobernando ahora mismo lo está haciendo con 11 de 41 concejales. Además, podría ser un laboratorio muy bueno de participación ciudadana y nuevas formas de hacer política.
¿Plantean las elecciones municipales de 2019 como las de 1931?
¡Es que podrían serlo! Se trata de volver a generar oportunidades, que pueden ser muchas. Puede ser la sentencia del juicio, unas elecciones municipales u otras... Tenemos que jugar todas las partidas. No tenemos que esperar que baje una oportunidad del cielo.