Llega a la entrevista con El Nacional de acompañante en una moto y con una tableta táctil bajo el brazo. Nos ha citado en el centro cívico Vil·la Urània, la antigua casa del astrónomo Josep Comas i Solà reconvertida en equipamiento municipal desde hace un año. Ernest Maragall (Barcelona, 1943) es el candidato a la alcaldía de Barcelona de edad más avanzada, pero a sus 76 años todavía muestra que puede dar mucha guerra a sus contrincantes. Le avalan una larga experiencia política, tanto en el Ayuntamiento de Barcelona como en política nacional, donde ha sido conseller dos veces, por el PSC y por ERC. Después de su paso por el Parlamento Europeo y el breve periodo en la Conselleria d'Exteriors, Maragall ha aceptado el reto de ser el candidato de los republicanos en Barcelona y lo hace con un objetivo claro: ser el próximo alcalde de la ciudad.

Foto: Sergi Alcàzar

Después de su larga experiencia política y estando al frente de la Conselleria d'Exteriors, ¿por qué aceptó ser alcaldable por ERC en Barcelona?
Por la situación del país. Ante esta situación y con nuestros máximos representantes en la prisión, Oriol Junqueras me convoca y me explicita una determinada posibilidad. Es muy difícil decir que no. Y después, está la fuerza irresistible de Barcelona. Ahora, sin embargo, todo eso ya ha desaparecido, ya es historia. Estoy encantado de haber aceptado y comprometido al 100% con el proyecto, con la idea y tengo el máximo entusiasmo no sólo con la candidatura sino también con un gobierno en la ciudad de Barcelona a la altura de lo que la ciudad merece.

A grandes rasgos, ¿qué propone para la ciudad?
Es poner Barcelona en su sitio. Hay un amplísimo terreno de acción de gobierno y eso quiere decir: equidad, seguridad y libertad. Quiere decir buen gobierno. Barcelona quiere volver a ser no sólo una gran ciudad europea, sino más que grande; quiere ser ciudad y quiere ser como es ella: mantener el carácter, una huella propia y una capacidad de ser referencia al mundo.

¿Y ahora no es este referente?
No hemos sabido mantener el pulso de los cambios globales y de nuestra sociedad. No hemos sabido digerir los efectos gravísimos de la crisis económica. No hemos sabido compaginar unos determinantes éxitos indiscutibles con que estos éxitos fueran colectivos. Actualmente, hay una creciente desigualdad. No podemos aceptar que se consolide una división entre ciudadanos que tienen éxito, con un gran porcentaje de ciudadanos que lo pasa mal y que está observando casi la expulsión de su vivienda, de la dificultad en mantener la igualdad de oportunidades, de la degradación del espacio público y de los conceptos básicos de convivencia.

Hemos perdido la complicidad entre gobierno y ciudadanía. Tenemos que devolver el ayuntamiento a la ciudad y, a partir de aquí, devolver la ciudad a las personas

¿Por lo tanto?
En estos momentos Barcelona no está ni bien dirigida ni bien equipada en cada uno de estos ámbitos: vivienda, gestión del turismo, de la seguridad, de los derechos y deberes y de la convivencia. Hemos perdido la complicidad entre gobierno y ciudadanía y mi propósito es recuperarla. Tenemos que devolver el ayuntamiento a la ciudad y, a partir de aquí, devolver la ciudad a las personas.

La lista de ERC será cremallera entre ERC e independientes. ¿Por qué esta apuesta?
Los partidos tenemos que entender, todos, que desde nuestra propia organización es muy difícil representar la pluralidad y la complejidad de una ciudad como Barcelona y de un país como Catalunya. Desde ERC lo hemos dicho, y Oriol Junqueras el primero, que hace falta abrirnos e incorporar y ser capaces de añadir otros lenguajes, ideas, capacidad, conocimiento. Lo que tenemos que hacer es sumar. Esta no es la típica operación de unos cuantos independientes para adornar una lista. Es un concepto. Y además queremos que una parte de ellos sigan actuando más allá de las elecciones. Como una especie de Consell de Cent. Los partidos no son suficientes y la administración pública por sí sola tampoco. Queremos tener voces próximas, críticas y exigentes que nos acompañen en la gobernación y que nos ayuden a tener relación con todos los sectores.

De momento, por lo que hemos visto de la campaña, no hay ni las siglas de ERC ni el apellido Maragall. ¿Por qué?
Es una manera de empezar. Una manera de decir que no es una campaña ordinaria, ni de siglas, ni una historia de oportunismo ni un determinado aprovechamiento de una historia y un legado. Pero aquí no estamos escondiendo nada, soy el primero que no quiero esconder que me llamo Maragall y que soy hermano de quien soy hermano y todavía menos que soy miembro orgulloso de Esquerra Republicana y que lo hago en plena conciencia. Barcelona necesita un gobierno inequívocamente progresista, inequívocamente repúblicano e inequívocamente asociado al país, Catalunya. Esto es Esquerra Republicana de Catalunya.

No quiero esconder que me llamo Maragall y todavía menos que soy miembro orgulloso de Esquerra Republicana

Muchas de las candidaturas que se presentan este 26-M, desde Colau a Valls, reivindican la herencia de Pasqual Maragall.…
A mí no me hace falta. Y, por lo tanto, no lo haré.

¿Le molesta?
No, no, ellos verán. Si necesitan eso es que se consideran muy poco de sí mismos. Nadie se tendría que poder refugiar en ningún tipo de legado. El legado es un patrimonio colectivo, es de todos. Digo que a mí no me hace falta porque creo que, como máximo, lo que tenemos que hacer es aprender de una manera de enfocar, de una actitud, de un determinado criterio. No de una determinada estrategia, política y concreción, porque es obvio que ahora hace falta no sólo renovar, sino en muchos terrenos fundar, empezar de cero.

¿Qué quiere decir?
No digo que tengamos que hacer tabla rasa con lo que hoy es Barcelona, porque tiene muchos activos porque es una maravilla y nos tenemos que sentirnos orgullosos absolutamente, pero es obvio que hay retos serios y circunstancias que hay que afrontar con una cierta autoexigencia. No podemos seguir tolerando salir muy bien en los rankings internacionales de inversión extranjera y al mismo tiempo aceptar que los salarios de nuestros jóvenes les hacen imposible emanciparse. Eso no lo podemos aceptar.

Foto: Sergi Alcàzar

Si vamos en una lista unitaria, estaremos regalando votos al señor Valls y a la señora Colau

Desde el espacio de JxCat siguen insistiendo en una lista unitaria del independentismo. ¿Por qué no?
Porque yo respeto Barcelona. Iría en detrimento del objetivo aceptar una campaña donde el acento estuviera puesto en los soberanistas contra los otros. Respetar Barcelona quiere decir no cometer el fraude de sustraer a los ciudadanos el derecho a discutir de vivienda, de seguridad, de turismo, de economía, de desigualdad. En eso los soberanismos no tenemos afortunadamente la misma visión. Además hay una razón mucho más importante, separados sumaremos mucho más. Si vamos con una lista unitaria, estaremos regalando votos a los dos lados, a derecha e izquierda. Sería favorecer las candidaturas del señor Valls y la señora Colau. No lo haremos, nosotros queremos ganar y queremos ganar también en nombre de la república.

¿Y eso qué quiere decir?
Queremos sumar, y queremos trabajar para construir una auténtica unidad en este espacio. Unidad de acción, unidad de fondo con el PDeCAT en primer término y si puede ser con la CUP y otras fuerzas soberanistas. Podemos hacerlo ahora también. Estoy dispuesto a comprometerme antes de las elecciones con la máxima concreción qué quiere decir unidad de acción, qué quiere decir unidad de estrategia hacia la República y cuál tiene que ser el rol de Barcelona.

¿Está hablando de un documento firmado antes de las elecciones?
Si hace falta sí, no tengo ningún inconveniente. Ya he hablado con Quim Forn y Neus Munté. Tenemos que ser capaces de sumar en torno a los términos libertad y democracia. Este sí que es un servicio potente que Barcelona está en condiciones de hacer a Catalunya. Pero eso sólo es posible si Esquerra Republicana está efectivamente ocupando este sitio central y puede abrazar los dos lados. Cada uno es cada uno. Esta es una riqueza de nuestro país. No la estropeemos en nombre de una uniformidad que nos perjudica a todos.

Perdone que insista. ¿Pero este documento, quién y qué tendría que incluir?
Si le avanzo qué elementos, estaría condicionando un eventual diálogo sobre estas cuestiones. Si queremos que eso salga bien, lo que tenemos que hacer es sentarnos, trabajarlo y concretarlo. Tengo algunas ideas, pero estoy dispuesto a escuchar con respeto las que puedan venir del lado del señor Forn, o de la CUP o de otros y escribir y concretar. Negro sobre blanco.

Dice que lo habló con Quim Forn y Neus Munté...
Hemos hablado del concepto, de la voluntad, de la actitud y del compromiso de hacerlo.

¿Los dos están dispuestos?
Los dos me dijeron que sí. Por eso también a veces me cuesta de entender este tipo de campaña para mantener todavía cueste lo que cueste (la demanda de lista unitaria) si no es desde la debilidad, de una cierta necesidad.

Me cuesta entender esta campaña por la lista unitaria si no es desde la debilidad

Foto: Sergi Alcàzar

¿Quiere decir que están utilizando el tema de la lista unitaria para desgastarlos electoralmente?
Están expresando su propia dificultad en armar un proyecto capaz de contrastar positivamente con el nuestro.

Lo que argumentan ellos es que la lista más votada es la que acaba gobernando y que el país no se puede permitir perder Barcelona.
¿Por qué tenemos tan poca confianza en nosotros mismos? Esto es un derrotismo inaceptable. Estamos en condiciones de ganar y quedar primeros, pero en último término, si no fuera este el caso, lo que estoy ofreciendo es que también en cualquier caso tenemos esta mayoría y, por lo tanto, la gobernación de la ciudad. Si somos capaces de sumar correctamente más número de concejales y de votos, no en lista unitaria sino con proyectos respectivos, y si somos capaces de sumar en esta voluntad republicana mayoritaria a un componente tan significativo como el que pueden aportar los comuns, en perspectiva de bloque democrático y libertad y democracia.

Si somos capaces de sumar en esta voluntad republicana a los comuns, tendremos la mayoría y, por lo tanto, la gobernación de la ciudad

¿Un frente contra Manuel Valls?
El señor Valls no tiene ninguna posibilidad de gobernar la ciudad. Aparte de que, ya basta que el señor Valls siga dándonos lecciones de algo, ¿en nombre de qué y de quién? No podemos permitir esta actitud de prepotente inaceptable.

En estos momentos hay una cuarta lista independentista, la de Jordi Graupera, surgida de las primarias que impulsó con el apoyo de la ANC. Esta lista buscaba la unidad, sin embargo... ¿ahora, divide más?
Es evidente que en términos cuantitativos es así. Esta supuesta voluntad inicial que era más instrumental que otra cosa, esta premisa de hacer una lista unitaria, en estos momentos ya se ha convertido simplemente en un riesgo de mayor división. Pero tiene todo el derecho a seguir presente y a recibir la atención y el apoyo que los ciudadanos quieran darle. Si fuera el caso, si tiene representación, también nos tendríamos que entender en este punto de la acción republicana.

Siguiendo con este hilo, ¿el PSC queda excluido de cualquier pacto?
No es que quede excluido, es que se ha autoexcluido. Y yo lo excluyo también. A no ser que cambie radicalmente su posición. Ahora tenemos el juicio por delante, yo no observo ningún síntoma de rectificación ni de cambio de posición de fondo. Están muy situados todavía hoy en lo que podríamos llamar el bloque del 155. Son ellos los que se sitúan fuera del marco de democracia y libertad que trazaba antes. Por lo tanto, excluyo cualquier posibilidad de pacto con el PSC en este momento.

El PSC se ha autoexcluido y yo lo excluyo también. Se han situado fuera del marco de democracia y libertad

Colau descarta a JxCat, ustedes descartan al PSC... ¿Cómo se articula esto?
Ganemos nosotros, que es lo que haremos, y estaremos en condiciones de articularlo. Ahora, es obvio también que hay distancias y contradicciones con lo que expresa la señora Colau hoy. Ahora mismo, los argumentos de no pactar nada con la señora Colau han aumentado significativamente. Se está comportando con una evidente fiebre electoral que la está llevando a tomar decisiones que me parecen incompatibles y contrarias al interés general de esta ciudad. Por lo tanto, no seguiremos por este camino.

¿Por ejemplo?
El caso del tranvía es un buen ejemplo. En este caso, hemos pasado del sí como cromo, como foto, a un sí condicionado por nosotros en la medida en que se cumplan requisitos que están por cumplir, por mucho que ella venda que ya está resuelto. No está resuelto, está bien definido como proceso de gobierno. En eso, le podemos añadir elementos como el dentista, que es una clara muestra de mezcla de populismo y demagogia y poca eficiencia social. Es una iniciativa destinada a enviar un mensaje electoral a una parte de la ciudadanía. O también podemos hablar de lo que pasa con los taxis y los vehículos VTC.

Con el tema de los taxis y las VTC se han cometido errores por los dos lados, también por parte de la Generalitat

Hablemos de esto, pues. ¿Qué implicación tiene Colau?
Se han cometido errores por todos los lados, también por la Generalitat. Pero por parte de la señora Ada Colau y del Área Metropolitana hay una responsabilidad histórica muy evidente. La primera responsabilidad es haberlo dejado llegar hasta aquí. No es concebible que se haya admitido la explosión de un mercado secundario de licencias de taxi sin ningún control, sin ninguna limitación y sin ningún beneficio público. Es absurdo. Y ahora la señora Colau se ha abonado al ejercicio este de si son 15 o si son más minutos. No es sólo es que no sea esta solución. Es que esta es la peor solución. Ahora tenemos todo un sector que cierra.

Foto: Sergi Alcàzar

¿Qué se tiene que hacer?
Barcelona no se puede permitir el lujo de no regular eso con profundidad y de no hacerlo con una voluntad explícita de mantener un servicio público con el número de licencias adecuadas y evitar que se siga produciendo este mercadeo inaceptable de licencias y de no regulación del otro lado. Las VTCs tienen que tener un rol, y tienen que ser complemento de flexibilidad y de diversidad en la oferta por una demanda creciente y compleja. Eso quiere decir regular las VTCs, impedir que haya oligopolios en este sector, impedir la concentración de poder, como se tiene que impedir también en la gestión de las licencias de taxi. También hace falta regular las condiciones laborales e impedir excesos, y regímenes de explotación que a veces vemos. Hay muchas cosas que hacer pero no se están haciendo ninguna de estas.

¿Y Colau?
La señora Colau muestra una alta responsabilidad por omisión y para evitar riesgos electorales. ¿No se quiere enfrentar con un sector? De acuerdo, yo tampoco lo quiero, pero tenemos que ir de cara y tenemos que ofrecer un futuro digno al sector del taxi y ambicioso y seguro, y tenemos que ser capaces al mismo tiempo de garantizar los intereses de movilidad de los ciudadanos de Barcelona.

¿Colau se esconde ante los problemas?
Sí, como es el caso del taxi. El CAP de Raval es otro mal ejemplo de gestión de la ciudad y de irresponsabilidad. Nosotros estamos trabajando y trabajaremos desde la discreción. Desde el gobierno municipal, se está jugando con una especie de artimaña y desinformación inadmisibles.

Colau se está comportando con una evidente fiebre electoral. Toma decisiones incompatibles y contrarias al interés general

¿Se siente más próximo al proyecto de Colau o al de JxCat?
El proyecto de Colau lo podemos discutir de acuerdo con la gestión. Podemos discrepar y coincidir en muchas cosas. Es obvio que hay una coincidencia. Los dos estamos en el campo progresista inequívocamente, los dos tenemos objetivos de igualdad, dignidad ciudadana y muchas coincidencias de filosofía. Pero aquí también empiezan las discrepancias. A veces parece que la señora Colau se refugie con la ideología y con una acción muy poco profunda de esta ideología. En el caso de JxCat es diferente. ¿De qué proyecto estamos hablando? Es una fuerza en construcción y tiene que acabar de decidir qué es y quién es. Pero en términos general, el centro derecha se expresa de una manera y el centro izquierda de otro. Ya tendremos ocasión de contrastar y debatir sobre estas materias.

Los comuns dicen que hay mejor relación con ERC ahora que está usted que cuando estaba Alfred Bosch.
Eso no me gusta. Hay una especie de oportunismo cuando se dice eso que no puedo aceptar de ninguna manera. Aquí hay un evidente cálculo electoral de Colau. Yo le pido a Colau que explique su proyecto y lo defienda. Nosotros lo haremos con el nuestro. Contrastaremos semejanzas y diferencias, que habrá bastantes.

¿Diferencias, por ejemplo?
Yo no le he oído decir a la señora Colau que el problema de la vivienda de la ciudad sólo tiene solución si no se enfoca desde el área metropolitana. Es escandaloso que no se haya dicho esto desde una perspectiva progresista. O el tema de la seguridad, que es también un tema de la guardia urbana y de cómo se gestiona, pero también hay una dimensión metropolitana y global, seguridad más justicia, más políticas sociales, etc. Tampoco le he oído a la señora Colau expresarse en estos términos. Y más cosas.

¿Cuáles?
Si hablamos de la gestión del turismo y del nuevo urbanismo que necesita la ciudad, tampoco he oído propuestas ni interesantes ni profundas de qué quiere decir crear ciudad. Barcelona tiene que volver a crear ciudad, no he visto ninguna propuesta en este terreno. La máxima expresión de su creación ciudad es el tranvía por la Diagonal. Pues no. Eso es una pieza, en el fondo diría que menor, en una concepción global metropolitana de movilidad y que pide un cambio de filosofía del transporte público. Tampoco hay una política de transición energética que Barcelona necesita y nosotros la pondremos sobre la mesa.

Foto: Sergi Alcàzar

En estos momentos estamos más lejos del acuerdo con la señora Colau de lo que podíamos estar hace tres meses

Le preguntaba si había mejorado la relación porque el proyecto del tranvía no parecía posible hace un tiempo.
Nos hemos puesto a gobernar simplemente. Todavía no ha habido elecciones, pero nosotros estamos ejerciendo y tratando de hacer evidente que nosotros estamos preparados desde el punto de vista del conocimiento a las necesidades de la ciudad y que nos estamos preparando para gobernar. La mejor manera de demostrar que estamos preparados para gobernar es ser capaces de asumir responsabilidades en las decisiones concretas que afectan al interés general.

Estas conversaciones con Barcelona en Comú por el tranvía son un preludio de lo que puede pasar. ¿Han hablado de posibles alianzas postelectoral?
No, es todavía un momento muy previo, no sólo en el tiempo. Estamos en un momento de contraste más bien dicho. Estamos más verificando las distancias que otra cosa. Ya llegará, si es el caso, con nuestro liderazgo, espero, la posibilidad de verificar coincidencias. Toda gesticulación para mostrar que eso ya está, no sólo es un error, que perjudica el acuerdo, sino que además lo aleja. En estos momentos estamos más lejos del acuerdo con la señora Colau del que podíamos estar hace tres meses. Estamos en este periodo de contraste y ella están intentando, acertadamente o no, hacer esta demostración de proximidad que hoy por hoy es inexistente con toda claridad.

Forn tendría que poder hacer campaña. Propongo ir a la prisión a discutir y a debatir. Si no puede ser en medio de la plaza Catalunya, hagámoslo en Lledoners o en Soto del Real

Finalmente, Joaquim Forn será candidato a las elecciones desde la prisión. Qué cree que se tendría que hacer para que tuviera igualdad de oportunidades.
Sus derechos se tendrían que poder ver respetados. Tendría que poder salir para hacer campaña, para hacer debates. Aunque sea en pleno juicio, la justicia tendría que reconocer y respetar este derecho. Pero si él no puede ir a la democracia, que la democracia vaya a él. Por lo tanto, propongo ir a la prisión a discutir y a debatir. Eso sí que sería respetar, en alguna medida, su derecho como candidato.

¿Pero eso se podría hacer?
¿Por qué no? Hay algún problema que no sea lo estrictamente tecnológico que impida hacer eso, que no sea una mesa, un micrófono, una cámara.

¿Pero eso lo tiene que autorizar un juez, no?
El juez tendría que tener el máximo respeto por los derechos básicos, civiles y políticos. Si puede ser debatir en medio de la plaza Catalunya y, si no, en Lledoners o en Soto del Real. Lo mismo vale para que Oriol Junqueras lo pueda hacer en las elecciones europeas. Yo lo propondré y gestionaré que se pueda hacer, no sé si lo conseguiré, es obvio. La no justicia con la que nos estamos relacionando cada día no permite muchos optimismos

¿Para acabar, cuál sería la primera medida que tomaría como alcalde?
¡Son demasiadas! (ríe). Intentaría hacer explícito, más que con una medida con una actitud, que estamos devolviendo Barcelona a la ciudad y que a partir de aquí se devuelve la ciudad a las personas.

Foto: Sergi Alcàzar