Gonzalo Boye (Viña del Mar, Chile, 1965) explica que su plato estrella es el cebiche. Sin haberlo probado todavía, lo que sí que salta a la vista es que para hacer pasar mejor la cruda realidad, el jefe de operaciones de la estrategia de defensa de Carles Puigdemont acostumbra a utilizar el mismo método que se usa para elaborar el famoso plato latinoamericano: macerarla. En una larga conversación con ElNacional.cat, el abogado analiza la situación en la cual se encuentra la causa contra los líderes independentistas catalanes y apunta cómo cree que transcurrirán los próximos meses. A las puertas de la sentencia, tiene claro que será dura. Y no confía nada en la predisposición de un gobierno del PSOE para paliar sus efectos, ya sea con indultos o con amnistías. Pero en esta entrevista, Boye descubre también su vertiente más personal, desde los años de prisión a cómo le ha cambiado la vida la fama aparejada a ser el letrado del president.
¿Vacaciones?
No, este año no tocan. Hasta Navidades, nada. Nos tenemos que preparar para todo lo que vendrá en septiembre y octubre.
¿Lo que pasó a principios de julio en el Parlamento Europeo fue un golpe a la estrategia judicial internacional?
Hay dos cosas. Puede ser que nosotros hayamos cometido errores de comunicación, pero a nivel jurídico nosotros nunca pensamos que nos podrían admitir a trámite la medida cautelar. Lo que pasa es que no puedes ir a una demanda de fondo sin presentar antes las medidas cautelares porque la dejas como si no fuera urgente. Y el tema es urgente.
Puede ser que nosotros hayamos cometido errores de comunicación. Quizás no hemos sabido explicar ni calcular bien los tempos
¿Hablaba de errores de comunicación, se gestionaron mal las expectativas que se trasladaron a la ciudadanía?
Probablemente por mi parte, sí. Sobre todo en aquello temporal, no en la cuestión de fondo, porque en la cuestión de fondo nosotros somos muy conscientes de que tenemos la razón, que lo estamos sabiendo explicar y que finalmente lo podremos acreditar.
¿Por lo tanto Usted confía en que Puigdemont y Comín se podrán sentar en su escaño del Parlamento Europeo?
No sólo confío en ello. Estoy convencido. Quizás no hemos sabido explicar ni calcular bien los tempos. Pero recuerdo que todo eso empezó a finales de octubre del 17. Durante todo el mes de noviembre del 17 se reían de nosotros cuando decíamos que Bélgica no lo extraditaría y al final la risa se fue apagando. Cuando el president Puigdemont fue detenido en Alemania pasó lo mismo, también se reían, decían que Alemania marcaba el camino de retorno de los fugados, que Alemania lo entregaría porque era un país amigo. Tardamos cuatro meses en Alemania en resolver el problema, pero lo hemos resuelto, lo hemos resuelto con expectativas muy buenas de cara al futuro no sólo para Puigdemont sino para todos los exiliados y presos. Los tiempos no los he sabido medir, pero sobre el resto seguimos pensando lo mismo.
¿Se atreve ahora a fijar algún plazo?
Yo creo que por prudencia y por respeto mejor no fijar plazos, pero creo que tenemos la razón. Tanto es así que en el mundo jurídico nadie duda de que ellos son los diputados electos y proclamados y lo que estamos intentando revertir es una decisión arbitraria del señor Tajani.
La sentencia no gustará a nadie. No será tan dura como esperan algunos ni tan blanda como nosotros querríamos
¿Cómo afectará a la sentencia el exilio?
Hay un convencimiento por parte del Supremo y la Fiscalía que con la sentencia en la mano tendrán que cursar nuevamente la euroorden y que así conseguirán devolverlos. Nosotros, ya en junio del 18, dijimos que habría una tercera euroorden y que sería después del juicio. Lo intentarán seguro.
¿Y les da miedo que se reactive la euroorden?
No. De hecho muchas veces les hemos dicho que la activen, se lo dijimos a Llarena. Y este 2 de julio mismo les dijimos que activaran la euroorden para acreditar si había o no inmunidad. Y no se atrevieron, sólo han buscado atajos.
Si se reactivara la euroorden nos presentaríamos ante un juzgado allí donde estuvieran, en Bélgica, en Alemania, en Escocia. E iniciaremos todo el proceso
¿Qué pasaría si se reactivara la euroorden?
Nosotros nos presentaríamos ante un juzgado allí donde estuvieran, en Bélgica, en Alemania, en Escocia. E iniciaremos todo el proceso. Hay una cuestión de fondo, no están entendiendo que el problema son los hechos, que son infumables, por lo tanto da igual como los vistan, si con orden de detención, por instrucción de procesamiento o por sentencia, el problema son los hechos.
¿Qué sentencia prevé?
Dura. No gustará a nadie. No será ni tan dura como algunos querrían, la Fiscalía y VOX, ni tan blanda como nos gustaría a nosotros.
Govern, partidos y entidades discuten desde hace semanas sobre cuál debería ser la respuesta. ¿Cómo cree que tendría que reaccionar el independentismo?
Lo primero es tener la madurez y la serenidad para encajarla. Después se tiene que establecer un marco de actuación. Para mí hay dos líneas rojas, una son las salidas individuales, que no caben, y la otra la violencia. Entre estas dos líneas rojas hay mucho margen de actuación y creo que la vía tiene que ser la lucha no violenta.
¿Salidas individuales significa indultos?
Sí, es que yo no creo que sea un problema de nueve personas, es un problema del conjunto de la sociedad catalana. Ellos están en el banquillo de los acusados y en la prisión como representantes de la sociedad catalana, no por haberse representado a ellos mismos. No olvidemos además que hay muchos juicios pendientes.
¿Alguien se imagina a Pedro Sánchez llevando al Rey un decreto de indultos?
¿Qué se imagina, pues?
El estado de ánimo de la gente es una cosa y el estado de intencionalidad es otra. Una mayoría de los catalanes hace tiempo que decidieron que quería vivir en una República catalana. Renuncias puede haber pocas. Y salidas individuales no habrá. Pensar que el Estado español propiciará una salida individual, indultos, es no estar viendo la realidad. ¿Alguien se imagina a Pedro Sánchez llevando al Rey un decreto de indultos? Porque este es el camino. Primero lo tiene que aprobar el Gobierno, donde todavía se sientan Borrell y Marlaska. Y después, ¿quién es el guapo que le lleva el indulto al Rey para que lo firme? Y superado este trámite, sabemos cómo reaccionaría la sala tercera del Tribunal Supremo, que tiene competencias para revisar un indulto. Plantear el indulto es no entender que el Estado los volvería a humillar.
Y una amnistía, ¿la ve viable?
No veo posibilidad de una amnistía, porque requiere una mayoría legislativa muy amplia, seria necesario un consenso del estilo de los que hubo durante la transición. Además, los legisladores suelen aprobar leyes cuando tienen incentivos y me cuesta ver qué incentivos puede tener el gobierno del Estado para aprobar una ley de amnistía que, de otro lado, no deja de ser un indulto general. Y la propia Constitución prohíbe los indultos generales en su artículo 62.
Por si no tenía bastante, ahora se le ha añadido un nuevo caso, el de desobediencia del president Torra...
El president Torra no ha desobedecido en nada. Porque a efectos penales sólo existe la desobediencia cuando hay una orden clara, precisa, concreta y legal. Y aquí no se cumplían ninguna de estas condiciones. Porque la JEC pedía al president Torra hacer una cosa que no podía hacer. Así que ya veremos cómo se resuelve eso, pero evidentemente que hay intencionalidad política detrás.
Decía que renuncias puede haber pocas, pero no parece que la estrategia de los partidos vaya por este camino...
A mí me gusta más ver qué dice la sociedad. Y lo que está diciendo es ni un paso atrás. Los políticos tendrán que acabar adaptándose a lo que dice la sociedad, les guste o no.
No soy independentista, creo que los ciudadanos tienen derecho a decidir
¿Gonzalo Boye es independentista?
No. Soy demócrata y creo que los ciudadanos tienen derecho a decidir sobre su propio futuro, los catalanes tienen derecho a determinar su futuro, que puede pasar por la independencia o no. Pero no les dejan votar. Cuando digo que no soy independentista básicamente es porque yo ya nací en un país independiente y me cuesta mucho pensar que se tenga que seguir luchando por la independencia y aquí estamos.
Usted no vive en Catalunya...
No, en Madrid.
¿Y si viviera aquí siente que sería más fácil que se acabara convirtiendo al independentismo?
Es que yo comparto la esencia de los valores de lo que en el estado español denominan independentismo, que son democracia, derecho de autodeterminación, un estado inclusivo. De hecho en el movimiento independentista hay mucho extranjero, porque no es un movimiento excluyente. Eso es un estigma que ha intentado poner el estado español, poner los apellidos de xenófobo y racista al independentismo.
El estado español lo está haciendo todo para que triunfe el independentismo
¿Entonces, si llegara el referéndum, votaría que sí o que no?
Ya no lo sé, la verdad. Creo que el estado español lo está haciendo todo para que triunfe el independentismo.
Uno de los mantras del PSOE es que se puede hablar de todo pero siempre dentro de la ley. ¿Es posible alcanzar la independencia dentro de la ley?
Sin duda. Sólo que el PSOE lo limita a la ley española, pero por encima de la ley española hay las leyes internacionales y los convenios y tratados firmados por España. Y dentro de esta legislación internacional, evidentemente que también se puede hablar de independencia, de soberanía y de democracia.
Pero de momento nadie a nivel internacional ha utilizado estas leyes para forzar a España...
A ver, la comunidad internacional es un coche motor diésel, cuesta que agarre. Pero poco a poco se dan cuenta de ello. La UE por ejemplo tiene un principio fundamental que es el respeto del derecho de las minorías. Los catalanes, igual que los vascos, igual que los gallegos, igual que los canarios, igual que los musulmanes, son minorías nacionales en España y tienen unos derechos que no se les están reconociendo. Es cuestión de tiempo hasta que consigamos que se reconozcan estos derechos. Y cuando la comunidad internacional, específicamente la UE reconozca estos derechos, a España no le quedará más remedio que decidir si quiere estar dentro o fuera de esta comunidad.
Soy un cocinero frustrado
¿Más allá del abogado de Puigdemont, quién es Gonzalo Boye?
Un cocinero frustrado. Me entretiene mucho cocinar, me relaja.
¿Y cuál es su plato estrella?
El cebiche.
¿Y ya le ha cocinado un cebiche Puigdemont?
(Ríe) No todavía. Algún día le haremos una buena barbacoa y un cebiche, pero primero tenemos que ganar y devolverle a casa.
Decía que frustrado, ¿y eso?
Porque lo descubrí muy tarde. Vengo de una sociedad tremendamente machista, mi abuela llamaba a sus nietas para ayudarla a cocinar y a los nietos para probar los platos que cocinaba.
¿Recuerda qué hacía el 1-O de 2017?
Pues estaba en Berlín. Y me pareció alucinante lo que estaba pasando. Yo soy muy crítico con cómo se gestionaron las cosas antes del 1-O. Era una crónica anunciada. Se materializó un choque de trenes donde unos llevaban un AVE y los otros un Cercanías. Y pasado el tiempo no hay duda de quién perdió la razón y quién la ganó.
En España hay mucha gente que me odia, eso lo tengo claro
¿Cómo le ha cambiado la vida el hecho de asumir la defensa del president Puigdemont, a partir de aquella famosa llamada de Jaume Asens?
Me ha cambiado la vida en que en Catalunya mucha gente me ama y en España mucha gente me odia. Me pasaba en Palestina cuando defendía a los palestinos, pero allí no vivía. Yo vivo en España y en España hay mucha gente que me odia, eso lo tengo claro. Hemos tenido muchos problemas, con mi hija, por ejemplo que le hicieron bullying. Por la calle también nos dicen cosas. No es lo mismo andar por Barcelona que por Madrid defendiendo al president Puigdemont.
¿Y eso no le ha hecho plantearse marcharse de Madrid?
Yo nunca he huido de los problemas. Cuando salí de la prisión también me podría haber vuelto a Chile y nadie me habría recordado nunca que estuve en prisión. En cambio aquí en España cada día me lo recuerdan.
Porque a Usted le condenaron y encarcelaron por haber colaborado con ETA en el secuestro de un empresario...
Sí, y cada vez que abro la boca es lo que sacan.
Y Usted niega haber tenido nada que ver...
Y lo seguiré negando. Más de un cuarto de siglo después no tendría ningún sentido negar una cosa si no fuera así. En el juicio, a la propia víctima, al señor Revilla, le preguntaron si me conocía de algo y dijo que no, que yo no había participado. Yo no participé de aquel secuestro.
Una de las que le ha recordado aquella condena ahora está en su bando, es Beatriz Talegón...
Beatriz es una persona tremendamente honesta. Ella hablaba sin conocerme y cuando nos hemos conocido ya no hemos tenido ningún problema. Ella también lo pasa mal en Madrid, es tremendamente criticada por defender los derechos del pueblo catalán.
Quan un està en guerra mai no dispara dins la trinxera, dispara cap a fora
Usted reside en Madrid...
Sí, desde hace 30 años.
Más allá del Estado, ¿Usted detecta que hay respeto y comprensión con lo que pasa en Catalunya?
No. Estamos en una situación de desamor tan grande que es muy difícil de reconstruir. Si se tratara de una pareja que viene a mi despacho a pedir opinión yo les recomendaría divorciarse, porque se ha perdido no sólo el afecto sino también el respeto. Pero como son vecinos, lo mejor es aprender a convivir como vecinos pero con techos separados.
El independentismo se ha equivocado al pensar que todo el mundo actúa de buena fe
¿En qué se ha equivocado el independentismo?
En pensar que todo el mundo actúa de buena fe. Y la otra cosa que se hace mal ahora es disparar dentro de la trinchera. Cuando uno está en guerra nunca dispara dentro de la trinchera, dispara hacia fuera. A mí me parece muy triste que haya gente discutiendo si Catalunya tiene que ser de izquierdas o de derechas cuando lo que toca discutir es si tiene que ser. Primero se crea el país y después se decide de qué lado se está.
¿Volverá a Girona algún día el president Puigdemont?
Yo creo que en algún momento podrá volver, claro está. No es un proceso rápido, pero el president Puigdemont está por toda Catalunya aunque no esté presente. Allí dónde voy la gente me dice "cuida a nuestro president". El Estado no ha valorado lo suficiente que demonizar tanto a una persona a veces tiene justo el efecto contrario.