Jaume Asens (Barcelona, 1972) se sienta en la tribuna del Congreso de los Diputados para seguir de cerca la investidura de Pedro Sánchez. El abogado y exdiputado de este hemiciclo es uno de los artífices del acuerdo que tiene que mantener al presidente socialista en la Moncloa. El día siguiente del 23-J recibió el encargo de Yolanda Díaz de interlocutar directamente con Carles Puigdemont en nombre de Sumar. Asens coincide con ElNacional.cat en uno de los pasillos de la cámara española, y busca un agujero durante el debate para ofrecer una entrevista. En su conversación con este periódico asegura que "el Constitucional originó el conflicto catalán y ahora puede ser parte de la solución". Así, considera que la amnistía "pone el cronómetro catalán en el 2006". A pesar de ver dificultades en el encaje del caso Laura Borràs dentro de una amnistía, valora que Junts ha hecho una "negociación inteligente y valiente" y ve una "buena noticia para Catalunya" que Sánchez haya dependido de Puigdemont para ser presidente.

¿Qué impacto ha tenido en el resultado final de las negociaciones la fotografía de Yolanda Díaz, Carles Puigdemont, Toni Comín y usted en Bruselas?
Generó un marco para explicar a la sociedad española qué podía significar reconocer a Puigdemont como interlocutor legítimo. Fue un gesto de distensión y normalización con un actor muy demonizado, como si fuera el archienemigo de España. La foto anticipó lo que vendría después; consideramos que teníamos que dar un paso más en la transparencia de las conversaciones.

El PSOE rápidamente dijo que Yolanda Díaz iba en nombre de Sumar y no del Gobierno.
Es que es verdad, fuimos sin utilizar ningún recurso público, también para evitar cualquier consecuencia penal. Teníamos que ser cuidadosos con toda la escenografía porque la imagen era disruptiva. Nosotros hemos actuado como sherpas en el camino de la negociación.

El único paso de aquel camino que había hecho hasta ahora el PSOE eran los indultos. ¿Ha faltado pedagogía durante estos años para que la sociedad española digiriera mejor un acuerdo con Puigdemont que incluye la amnistía?
Nuestros ritmos eran demasiado rápidos para el PSOE porque todavía no estaban lo bastante maduros. Después ellos han construido su propia imagen con Santos Cerdán. La imagen, en efecto, quería tener una voluntad pedagógica. Uno de los problemas que hemos tenido en la negociación es que el PSOE ha dado la cara muy tarde. Eso ha hecho que recibiéramos más golpes, pero es lo que nos tocaba. En nuestro espacio hay sectores que no lo entienden y no lo ven del todo bien.

¿Cómo? ¿Entre los comuns?
No, no, en Catalunya la amnistía se entiende muy bien. Pero dentro de Sumar hay muchos sectores: Más Madrid, los aragoneses, etc. No es que estén en contra, sino que les genera miedo el coste electoral. Consideran que la gente les ha votado por la agenda social. Pero cuando haces una cosa por principios y convicciones —a diferencia del PSOE, que lo hace por oportunismo— asumes el coste electoral porque lo haces para avanzar.

Sea como sea, quien no acepta la amnistía es la derecha. Lo hemos visto en las manifestaciones crispadas de estos días, con cargas policiales. ¿Lo entiende?
Lo entiendo si tengo en cuenta el discurso de la derecha y la extrema derecha, que compara la amnistía con ETA o un golpe de estado, o cuando escucho a Ayuso diciendo que entramos en una dictadura y los jueces visualizan el fin de la democracia española. Hay cierta disonancia cognitiva porque ni ellos mismos se lo creen. Y eso tiene riesgos: un exaltado puede creérselo, actuar en consecuencia y hacer todo lo posible para derrocar la dictadura en cuestión. La historia nos enseña que cuando la derecha española dice que la nación está amenazada y habla de "traición" y "humillación", debemos temblar.

Jaume Asens, en un momento de la entrevista con ElNacional.cat / Foto: Ana Beltrán

En varias ocasiones se ha referido a la amnistía del 77 como el 'Big Bang' del régimen constitucional del 78. ¿La amnistía del 2023 será el origen de alguna otra cosa?
Es un paso más para el final del bipartidismo. Porque la clave del bipartidismo no es la hegemonía electoral de PP y PSOE, sino los grandes consensos en los que se articula la política española; una dirección de estado compartida por estos dos partidos. Eso ha saltado por los aires con el fin de ETA, el conflicto catalán y el 15-M. Primero aparece Podemos como actor relevante, después se añaden ERC y Bildu y ahora finalmente Junts.

No ha mencionado a Ciudadanos.
Porque aparece y desaparece. Y porque es un elemento que sirve para estabilizar el régimen del 78, actuando como bisagra del PP y PSOE. Cuando Ciudadanos se ha hundido se han establecido dos bloques de gobernabilidad muy bien definidos. El PP es prisionero de Vox y eso no le permite llegar a mayorías transversales como las alcanzadas por Suárez, Aznar o Calvo Sotelo. Y los socialistas, de mala gana, han tenido que mirar hacia un nuevo bloque anti-régimen, una alianza de las fuerzas progresistas españolas con las plurinacionales y catalanistas. Se trata de una nueva configuración de las piezas del régimen del 78, y no sabemos hacia dónde irá.

Es prácticamente imposible encajar el caso Borràs dentro de la amnistía

¿El 23-J, por la noche, con las urnas ya escrutadas, qué le pareció que Pedro Sánchez dependiera de Carles Puigdemont para continuar como presidente?
Fue una buena noticia para el país, Catalunya. La contribución de Junts es importante en términos nacionales, como la amnistía o la lengua. A Puigdemont le he reconocido personal y públicamente: hubiera sido casi imposible conseguir una amnistía sin la relevancia de Junts. La amnistía es un avance importante para Catalunya, mérito también de ERC y nosotros, pero sobre todo de Junts. También han conseguido normalizar las lenguas cooficiales en el Congreso, y eso no hubiera sido posible con una geometría menos amplia. Que Junts quiera ser un actor relevante en la política española es positivo, un gesto de valentía.

¿Junts ha hecho una buena negociación con el PSOE?
Ha sido inteligente y valiente porque ha conseguido buena parte de sus objetivos iniciales. Hay una coincidencia muy amplia entre la conferencia de Bruselas y el acuerdo final. Ha conseguido la amnistía, que muchos la consideraban imposible. Hizo bien en situar el referéndum como un aspecto a abordar durante la legislatura y no como una exigencia previa a la investidura. Llevó al límite la negociación pero siempre entendiendo cuál era el perímetro y dónde había el precipicio.

Jaume Asens celebra que "Junts quiera ser un actor relevante en la política española" / Foto: Ana Beltrán

El significado de la amnistía provocó un choque entre PSOE y Junts este miércoles, a causa del discurso que pronunció Pedro Sánchez. ¿Se acabarán poniendo de acuerdo las dos partes sobre cuál es su significado? ¿Traerá cola?
Junts hizo una lectura diferente de la mía. Sánchez habló de concordia y de perdón. Con la concordia interpreté que se refería a la amnistía; y con el perdón, a los indultos. En una primera etapa se hizo uso del indulto, y en una segunda, de la amnistía. La segunda sin la primera habría sido muy difícil, pero hay que distinguir.

Explíquese.
La amnistía es abolición y olvido, extingue la pena y todos sus efectos, en tanto que el indulto es un perdón, en el ámbito de la clemencia. La eficacia del indulto es más reducida. Afecta solo a la pena. El indulto es individual y lo aprueba el gobierno. La amnistía es colectiva, viene del Congreso, y vuelve hacia el pasado y destruye hasta la primera huella de los hechos. El indulto se dirige al futuro y conserva en el pasado todo lo que ha producido. En este caso la amnistía es muy ambiciosa, porque llega incluso a acusaciones de tenencia de explosivos o terrorismo.

El Constitucional originó el conflicto catalán y ahora puede solucionarlo

Llama la atención una diferencia que hay entre la amnistía propuesta por Sumar hace unas semanas y la registrada por el PSOE hace unos días: ustedes situaron el inicio del perímetro de la amnistía en 2013. Y los socialistas un año antes, en 2012. ¿Por qué?
Nuestra propuesta se hace a partir del dictamen pedido a unos expertos; y nos sugirieron esta fecha. Es posible que se descuidaran algún aspecto relacionado con los preparativos del 9-N que Junts sí que tiene presente. En todo caso, la propuesta de Sumar abrió camino, anticipó el escenario de la ley presentada por el PSOE.

¿Por qué Sumar no firmó esta proposición de ley?
Pensábamos que era mejor una imagen de unidad con todos los actores. Pero en el momento que no vimos que eso fuera posible, no colocamos la firma. Pero esta semana, con la investidura, ya se ha dibujado una imagen de unidad que se repetirá con la ley de amnistía.

 

¿Laura Borràs tiene que ser amnistiada?
Eso lo decidirán los jueces. De este caso siempre me ha llamado la atención que haya un voto particular que defiende la absolución de ciertos delitos, y que el tribunal haya pedido un indulto. Ahora bien, veo prácticamente imposible que su caso encaje dentro de la amnistía porque no es un caso vinculado a la promoción, organización o defensa del 1-O, que es el marco objetivo que establece la ley. Por mucho que pueda ser un caso de lawfare, tiene que ver con unas facturas que no tienen ninguna relación con el Procés independentista.

¿El Tribunal Constitucional puede tumbar la ley?
Cuando nosotros decíamos en el anterior mandato que todavía no tocaba la amnistía era porque cada momento es importante. Si hubiera prosperado el texto del 2021 de ERC, Junts y la CUP, se hubiera chocado con un Tribunal Constitucional no renovado, con mayoría conservadora. Ahora el contexto ha cambiado. Con el TC renovado, las probabilidades son mucho más altas. El Constitucional ha sido el origen del conflicto catalán y ahora puede ser parte de la solución. Sería de justicia poética, porque el Procés nace con un caso de lawfare clarísimo, la sentencia del Estatut.

Con la amnistía, el cronómetro catalán se pone otra vez en 2006

Es decir, que según usted, la amnistía no nos vuelve al 2012, sino todavía más atrás.
El cronómetro se pone otra vez al 2006, cuando el PP hacía campaña contra el cava catalán, la derecha ganó la partida del Estatut y empezó una nueva etapa con el Procés. Ahora tenemos la oportunidad de poner el marcador a aquel momento y volver a empezar.

¿Y el Procés habrá servido para volver a tener un socialista de presidente de la Generalitat y volver a pedir un Estatut a un presidente español del PSOE?
(Ríe) Sí que es verdad que la historia tiende a repetirse. El catalanismo siempre ha tenido claro que para defender el autogobierno tiene que involucrarse en la modernización del Estado. Porque entienden que un interlocutor hostil no deja progresar al catalanismo. Y cuando fracasa siempre tiende a ciertas pulsiones unilaterales. Sea como sea, ahora el apoyo a la amnistía dibuja un bloque inédito: de la CUP al PSC y de Comisiones Obreras a Òmnium Cultural.