Pocas personas han pasado el calvario personal y familiar de José Luis Peñas (Madrid, 1964). Sin ser político profesional, decidió involucrarse en el mundo municipal. Lo hizo como concejal del PP en Majadahonda, donde chocó de bruces con la trama de corrupción. Decidió quedarse para documentarlo y denunciarlo ante los tribunales. Mientras los máximos responsables del partido están sin cargos penales, él, el delator de la Gürtel, arrastra una condena de prisión. Relata su historia en el libro Uno de los suyos: Confesiones del delator del caso Gürtel (Península, 2016). Recibe ElNacional.cat la misma semana que empieza el juicio por los papeles de Bárcenas. A pesar del coste altísimo, celebra cada noticia que sale en forma de sentencia.

Explique su historia para quién no la conozca.
Yo era concejal en Majadahonda, uno de los municipios más ricos de España. Año 2004, una venta de parcelas, mucho dinero... Y allí empezó mi desgracia. Yo quería hacer un concurso normal, abierto, legal. Y había muchas familias en el PP que deseaban estas parcelas para sus propias constructoras. Y como me negué a hacer una serie de cosas en este contrato, me expulsaron del partido. Lo denuncié, hubo un juicio (caso Majadahoda), pero como no tenía pruebas no pude hacer nada. Yo era muy amigo de la mujer de Francisco Correa. Cuando pasó todo eso, Correa era un hombre muy importante en el partido, íntimo amigo de Aznar. Y nos propuso ayudarnos, a mí y a otro concejal que fue expulsado. Incluso nos ayudó a montar un partido. Y, en un momento dado, cuando íbamos teniendo más afinidad con él, en una conversación privada, ya vimos que él no comandaba una ONG precisamente. Estaba en la cúspide de un entramado de corrupción. Él estaba hablando con un concejal de Arganda del Rey, que le dijo: "O me das mis 150 millones o las parcelas no salen". Yo podría haber hecho lo más normal: volver a mi puesto de trabajo, de funcionario. También podría haberme puesto bien, y estar ahora en una playa en el Pacífico con la familia disfrutando del robo a mansalva a los españoles. Y tenía la posibilidad de quedarme allí e intentar recoger todas las pruebas posibles y presentarlas en una denuncia. Es lo que hice, sabiendo que sería el camino más amargo. Ante una clara organización corrupta, decidí desmantelarla.

¿Cuál es hoy su situación?
Desgraciadamente, el Supremo me condenó por varios delitos. Ninguno de ellos pasa de un año y un mes. En principio, los condenados por primera vez por delitos inferiores a dos años no entran en la cárcel. Lo he solicitado... Estoy intentando reparar económicamente lo que puedo, gracias a mis padres. Por otra parte, hay otra solicitud por no ingresar mientras el Gobierno no resuelva la petición de indulto. Y también, desgraciadamente, llevo dos años largos enfermo, con un cáncer maligno. Y también hay esta posibilidad por enfermedad grave...

Se ha salvado de la prisión por los pelos...
Todavía no me han contestado. Estoy a la espera... Pero es que si yo no lo hubiera denunciado...

Esta es la paradoja: Usted lo denunció todo y ha acabado pagando el precio. Otros, en cambio, ni se han sentado en el banquillo de los acusados.
Mucha gente no se sentará en ningún banquillo. El sistema penal es muy complejo. Inexplicablemente, somos un país sin ninguna ley que proteja a la gente que decide destapar la corrupción. Si no hay nadie desde dentro, que esté muy cerca, es prácticamente imposible. Yo he estado muy cerca de la Gürtel, pero nunca he sido Gürtel. No he podido convencer a los jueces. En los juicios se dirimen muchas otras cosas que se me escapan. En esta lucha política nos encontramos atrapadas personas que somos ajenas. He puesto a disposición de la justicia dos años de mi vida para poder presentar una denuncia con muchas horas de grabación, con mucha información. Sabía que podía pasar. La Fiscalía tuvo que hacer un trato con Francisco Correa para poder condenarme. Todo lo que había era inconsistente. Entiendo que una persona que estará 18 años en la cárcel por mí intente llevarme a mí también. Lo que no entiendo es que la Fiscalía lo hiciera así.

¿Ha dejado de confiar en el sistema judicial, o al menos en la cúpula de este sistema?
Nunca he confiado mucho. Soy una persona muy escéptica en todos los ámbitos. Mi carrera política también estuvo marcada por el escepticismo y por el enfrentamiento con la misma gente de mi partido. Entré en política muy tarde, con la vida ya resuelta. Yo ya era funcionario. Nunca he sido de Nuevas Generaciones (juventudes del PP) ni de ningún partido.

"No sé qué diferencia hay entre Herri Batasuna y el Partido Popular. No entiendo por qué al PP todavía se lo puede votar en unas elecciones"

Vaya, que no cumplía el perfil de político habitual.
Efectivamente. Yo sabía que mi paso por la política sería momentáneo. Quería hacerlo lo mejor posible. No creí en ninguna cosa que no viera lógica en el partido. Siempre tuve muchos problemas. Volviendo al tema, no estoy en disposición de hablar mal de la justicia ahora, porque estoy pendiente de una decisión. Pero es manifiestamente mejorable. Si el presidente del tribunal que te está juzgando dice a gritos que aquí no se juzga al PP, cuando estaba sentado en el banco con su abogado defensor... Yo he acabado pillando, y simplemente era un mindundi que destapó el mayor escándalo de corrupción de la democracia.

¿Se cree el relato de Bárcenas, de tres décadas de corrupción sistematizada?
Yo he podido desplegar en los tribunales pruebas fehacientes de muchos años. Evidentemente, no fue flor de un día. Esto era una práctica habitual. Todos los tesoreros del PP han tenido problemas con la justicia. Afortunadamente, a pesar del sufrimiento, mi trabajo ha dado sus resultados.

¿Quién era Bárcenas dentro del partido? Porque ahora todo el mundo lo repudia y hace ver que no lo conocía.
Estuvo en el partido casi treinta años. Los presidentes, los vicepresidentes, los secretarios generales pasaban y Bárcenas se quedaba. En importancia, era el número cuatro del partido. Mandar en el Partido Popular significa ser uno de los tipos que más manda de toda España. Sobre todo en aquellos años de Aznar, con mayorías abrumadoras, gobiernos en muchas comunidades, diputaciones y ayuntamientos... Todos estamos viendo ahora el control que tenían de policías, de la judicatura. Era un poder omnipresente y casi total. Quien ahora diga que no conocía al señor Bárcenas... Es una forma más de descojonarse de los españoles.

"Hacer ver que no conocían a Bárcenas es una forma más de descojonarse de los españoles"

¿Cree que Rajoy tendría que estar sentado en el banquillo de los acusados?
Rajoy, sin lugar a dudas. Aunque sólo sea por como mintió en su declaración como testigo. Fue tan descarado que, antes de que saliera de la Audiencia Nacional, la prensa ya publicaba las incongruencias y mentiras. Evidentemente los papeles de Bárcenas son reales. Están contrastados por gente del partido, como Pío García Escudero, que confirmó que el apunte que había referido a él había sido así. Y hay un apunte que dice "M. Rajoy".

Todavía no sabemos quién es...
Si los jueces mantienen el criterio que mantuvieron conmigo... A mí me imputaron las siglas "JLP". En una contabilidad ignota ponía "JLP". Y dijeron que era José Luis Peñas, sin que nadie dijera antes que era José Luis Peñas. Los tribunales nos tendrán que explicar cómo es eso. Es que además el señor Bárcenas dice que es Mariano Rajoy.

¿Y Aznar?
Aznar es un tipo muy listo. El tiempo está de su parte. Han pasado muchos años desde que él estaba allí. La prescripción, que no aparece tan claro en los apuntes... Pero la historia ya lo señalará por otras cosas.

"A mi mujer un coche la sacó de la carretera, con mi hija de seis años. Mi suegro tenía un negocio y lo arruinaron"

Según la sentencia de la Gürtel, el PP actuaba como una organización criminal. ¿Con qué tendríamos que compararlo?
Yo siempre lo digo: hay una ley de partidos. No entiendo por qué al PP todavía no se le ha juzgado. Con lo que estamos viendo, si eso no ha sido una asociación ilícita, con tantos cargos del PP beneficiándose, no sé para qué sirve la ley de partidos. Salvo que se hiciera para meter miedo a los nacionalistas, a los partidos que no están de acuerdo con la idea centralista del Estado. No sé qué diferencia hay entre Herri Batasuna y el Partido Popular. No entiendo por qué al PP todavía se le puede votar en unas elecciones. Otra cosa es que los jueces, que ya sabemos de qué pie cojean, quieran verlo.

Incluso Correa se hacía llamar Don Vito.
(Ríe) Algún día estarían en broma y diría "pone Don Vito". Yo nunca le he llamado así. Él era mucho de sobrenombres. Una persona muy limitada mentalmente. Necesitaba reducir la realidad a cosas muy evidentes.

Ahora mismo está en primera plana la Operación Kitchen, que al final es un delito para encubrir otro delito. Un bucle de delincuencia. ¿Se creían realmente impunes porque controlaban el aparato del Estado?
Cuando el presidente del Tribunal Constitucional está afiliado a tu partido. Cuando el poder económico está todo residenciado en Génova. Cuando han controlado la policía como la han controlado. Cuando hacen lo que quieren con los tribunales. ¿Qué puedes esperar? Todos sabemos lo que hay detrás. El chófer de Bárcenas, un señor que ha hecho lo que ha hecho, hoy es policía. A mí me vienen escalofríos. Es de mediados del siglo XX, de la Cosa Nostra. ¿Cómo no se tenían que sentir impunes si tenían todo el poder?

¿La actual dirección del partido está limpia como dice Casado?
Eso lo dirá el tiempo. He escuchado a muchos líderes del PP diciendo que son la regeneración, que vienen a hacer limpieza, que no tienen nada que ver. Al final, la corriente se los ha llevado, pero la corriente del mismo partido. Te pongo un ejemplo: Cristina Cifuentes. Se la cargó el fuego amigo. Pero por encima de las personas están las siglas. Y quieren hacer ver como si el partido no tuviera nada que ver con eso. Pero los partidos y las instituciones son hijos de su herencia y de su historia. El PP es el que es porque lo que robó en su día, e invirtió en las campañas electorales, le dio buenos réditos. La cabeza de la trama de la Gürtel, de la Púnica, es el PP. Tiene que refundarse. Y cambiarse de sede. Génova 13 está hecha con el dinero robado a todos los españoles. El PP tiene que sufrir un correctivo legal.

La protección de los delatores de corrupción es inexistente en España. ¿Más allá del penal, cuál ha sido su coste personal?
Primero, hacer esto durante dos años largos, casi tres. Estar con esta gente no era un plato de buen gusto. Yo no tenía nada que ver con ellos. Aguantar sus formas no era nada agradable. Nadie sabe el miedo que he pasado grabando a esta gente. Yo soy un pobre ciudadano español. Esta gente estaba todo el día con Colombia, con gente que trataba cosas raras, con policías, con jueces. Y también ha tenido un coste para mi familia. A mi mujer un coche la sacó de la carretera, con mi hija de seis años. Mi suegro tenía un negocio y lo arruinaron. Le dieron una licencia y después se la quitaron. Hemos pagado un coste enorme. Vivimos como podemos. Nadie me ha protegido. Nadie se ha interesado por mí. Al contrario: la Fiscalía ha abusado de mí. La gente de Correa me intentó comprar. Si llego a aceptar, no habría caso Gürtel judicialmente hablando. Yo no quiero ningún reconocimiento; sólo con que nos dejen vivir. Que me envíen a la cárcel, que me dejen sin trabajo, que me quieran sacar el dinero que no tengo, cuando lo único que he hecho es destapar todo esto... Es muy doloroso. ¿Quién denunciará, viéndome a mí? Nadie en su sano juicio.

Visto en perspectiva, ¿lo volvería a hacer?
Sí, claro que lo volvería a hacer. Lo he hablado muchas veces con mi mujer o con los amigos. Ni siquiera haciéndolo mejor. Lo volvería a hacer de la misma manera. Porque es mi forma de ser. Vale la pena por una cuestión muy sencilla: creo que dejaré a mis hijos un país mejor. Aunque sólo sea por eso. Yo duermo fenomenalmente bien todas las noches. No he tenido ninguna pesadilla. Y seguirá siendo así aunque acabe en la cárcel.