Joseba Azkarraga (Agurain, 1950) lleva muchos años en la pelea para acercar a los presos de ETA a Euskadi. La Vía Azkarraga de 1982 terminó en la excarcelación de un centenar de presos y el retorno de unos 200 exiliados, la mayoría de ETA (pm). Exconsejero de Justicia y Trabajo (2001-2009) del lehendakari Juan José Ibarretxe, ha pasado por todo tipo de cargos y encargos con el PNV y Eusko Alkartasuna. Hoy es portavoz de Sare, la red ciudadana en apoyo de los derechos de los reclusos, deportados y exiliados vascos. Su primer objetivo es acabar con el alejamiento de los presos. Sare es parte de Foro Social, entidad que reivindica el protagonismo de la sociedad civil en el cierre del proceso de paz en Euskadi. Con frecuencia, Azkarraga visita a los presos políticos catalanes.
¿Qué gana su causa con las visitas a los presos políticos?
La solidaridad no tiene que ver con ganar o perder sino con la humanidad.
¿El gobierno PSOE-Podemos ha acelerado el acercamiento de presos de ETA a Euskadi?
Algo han cambiado las cosas. Diría que fruto de la movilización social pero también porque hay una mayoría política, sindical y social en el País Vasco que defiende los mismos objetivos [que Sare] y porque el gobierno español anunció hace dos años su intención de cambiar la política penitenciaria. Hay una situación diferente a la de hace tres meses. En algunas cárceles ya no quedan presos [de ETA], como en Algeciras o Badajoz, pero un número muy importante de presos y presas, casi un 70%, aun está alejado a cientos de kilómetros [de Euskadi], en Granada, en Sevilla, en el Puerto de Santa María, en Levante, en Galicia…
El arrepentimiento lo esgrimen aquellos que quieren seguir marcando el terreno entre vencedores y vencidos. La ley no lo exige
¿De cuántos presos se trata?
De unos doscientos veintipico. Doce o catorce están en cárceles vascas. Son los que están en segundo grado y se les ha acercado porque están al final de su condena. Treinta están en cárceles francesas y el resto en 37 cárceles españolas. Se dan pasos tímidos. Han llevado a algunos presos a cárceles de Aragón o Castilla… No es lo que exigimos, pero es un alivio para las familias. Entre viajar a Algeciras y viajar a Zuera, a León o a Valladolid… hay una diferencia importante. Hay familias que llevan 30 años recorriendo semanalmente hasta dos mil kilómetros ida y vuelta para 40 minutos de visita.
Se habla de tres condiciones para mejorar la situación carcelaria de los presos de ETA: arrepentimiento, resarcir a las víctimas…
…más que arrepentimiento, el reconocimiento de los daños. Algunas organizaciones [de víctimas] exigen el arrepentimiento, un concepto casi religioso. Yo no he escuchado a ninguna víctima que individualmente lo pida. Hay que diferenciar entre asociaciones de víctimas y víctimas individuales. Estas piden que no se les utilice políticamente, que se reconozca y repare el daño causado, pero no hablan de arrepentimiento. El arrepentimiento lo esgrimen aquellos que quieren seguir marcando el terreno entre vencedores y vencidos. La ley no lo exige. Lo que la ley dice es que todo preso o presa tiene que estar cerca de su lugar de residencia.
…y cumplir la condena íntegra. Esa es la tercera condición.
Bueno… no. El proceso de reinserción posibilita que las personas presas, con la progresión de grado, puedan limitar o reducir el tiempo de condena y, con el tercer grado, al cual no se permite acceder a la inmensa mayoría de estos presos, puedan estar en libertad. Hay un 40% de presos y presas que estarían en sus casas si hubieran progresado de grado, siguiendo el proceso normal de cualquier interno en las cárceles españolas, pues han cumplido ya las tres cuartas partes de la condena.
¿Cuántos de los doscientos veintipico siguen en el primer grado?
Casi el 80%. Hay presos que están saliendo ahora, después de 30 años de condena efectiva, cumplida en primer grado penitenciario. Es una vulneración de la normativa penitenciaria. No hace mucho, [Inés] Arrimadas ha pedido al gobierno español que exija el arrepentimiento para otorgar beneficios penitenciarios a los presos. Eso es lo mismo que pedir al gobierno que vulnere la ley general penitenciaria, por la que todo preso o presa debe estar cerca de su lugar de residencia o tiene derecho a hacer el tránsito a través de la progresión de grado.
¿Cuál es la justificación de que no se aplique la ley general penitenciaria cuando las condiciones que motivaron esas excepciones ya no existen desde hace años?
El propio presidente del gobierno [español] lo dijo hace dos años y también el ministro del Interior, que es juez: hay que cambiar la política penitenciaria antiterrorista por una política penitenciaria normalizada. La primera es una política vengativa, basada en una violencia que no existe desde hace diez años. No puedes seguir manteniendo la misma política penitenciaria con una organización [ETA] en activo que con una organización desaparecida. El Estado ya no tiene el problema [terrorista], lo tiene con una parte cada vez mayor de la sociedad vasca, que le pide que cambie la política penitenciaria.
Hay que cambiar la política penitenciaria antiterrorista por una normalizada. La primera es una política vengativa, basada en una violencia que no existe desde hace diez años
¿Y cómo deben tomarse las víctimas esos homenajes a los terroristas que salen de la cárcel al regresar a su casa?
Las víctimas pueden sentir como un escarnio un recibimiento público como el que se hacía hace años pero hace mucho tiempo que no se hacen así. Se han limitado bastante. Hay que buscar el equilibrio entre la alegría de una familia y unos amigos por recuperar a un familiar o amigo privado de libertad durante muchos años y el daño a las víctimas que lo toman como un homenaje. Con buena voluntad puede encontrarse un equilibrio. Penalmente no está castigado…
…pero no es raro que se lo tomen a mal.
Lo importante es que ninguna víctima se sienta agredida y que no se impida a las familias y a los amigos mostrar alegría por la vuelta a casa del preso o presa. Si hay buena voluntad, el equilibrio se encuentra fácilmente.
¿Hasta qué punto ha influido en los recientes acercamientos de presos de ETA al Euskadi la decisión de EH Bildu de apoyar los presupuestos, de incorporarse a la política parlamentaria?
No creo que haya una negociación de yo apoyo los presupuestos para que tú muevas a los presos. Se habían acercado presos desde hace dos o tres meses antes. Ya hace dos años que el presidente del gobierno español anunció su voluntad de tener una nueva política penitenciaria que ponga fin a la dispersión. Esos movimientos no se dan sobre la base de la actitud de un partido político en el Congreso. Desde hace años se pide a EH Bildu que haga política. Hoy EH Bildu dialoga, negocia y pacta, haciendo uso de sus cinco escaños. Hace muy bien. Lo que es incomprensible es que los mismos que se lo exigían entonces lo critiquen ahora.
Son los mismos que mantienen el relato de que ETA aún existe.
Es un artificio. Saben perfectamente que ETA no existe. ETA ha dado tres pasos fundamentales. Hace diez años dejó su actividad armada. Luego abandonó las armas. Se disolvió hace ya más de dos años. ETA no existe. Hay quien cree que, políticamente, se debe usar el nombre de ETA para arremeter contra el adversario, contra el gobierno español, porque pacta con aquellos que son etarras, dicen. Es ficticio. Algunos echan de menos la existencia de ETA y siguen usando la violencia pasada como arma arrojadiza contra el adversario. Eso hace un flaco servicio a la convivencia.
No existe pero existió.
En Euskal Herria necesitamos hacer un relato de la memoria de todo lo que ha ocurrido. Pero ese relato no se puede hacer si seguimos creyendo que estamos en la misma situación que hace once años, porque no es cierto. Tampoco se puede hacer si se quiere hablar de la vulneración de derechos humanos desde el nacimiento de ETA hasta el final de ETA. Ese sería un relato muy parcial en el que muchos no nos sentiríamos representados.
¿Qué le falta a ese relato?
Si quieres hacer un relato de la memoria que abarque la vulneración de derechos de muchísimos ciudadanos, sin duda hay que tener en cuenta la actividad de ETA, pero también la vulneración de derechos que ejerció el Estado a través del terrorismo de Estado, las actitudes de los cuerpos de seguridad, de los grupos parapoliciales —que han ocasionado 200 muertos— o los cinco mil casos de tortura conocidos y reconocidos. Si todo esto no se recoge en el relato de la memoria estaremos haciendo un relato falso y será muy difícil avanzar hacia un estadio de convivencia en el que todos nos sintamos verdaderamente representados.
Si todos los demócratas hubiéramos puesto más interés en denunciar lo que pasa en Catalunya con los presos políticos, quizá la respuesta internacional habría sido otra
La inercia del “ETA existe” ¿afecta también a los presos del procés?
Los presos del procés nunca han utilizado la violencia a la hora de reivindicar los derechos nacionales de Catalunya. Los presos de ETA están en una posición diferente. No se puede negar la motivación política de unos y otros, pero hay que hacer esa diferenciación. En el caso de los presos y exiliados catalanes hay una vulneración de sus derechos individuales pero también de los derechos colectivos, como el de autodeterminación. En el caso de Catalunya, creo que no hemos hecho todo lo que deberíamos desde un punto de vista democrático. No hacemos bastante para poner en valor el significado de esa vulneración de derechos. Si hubiéramos puesto más interés —no solo los independentistas sino todos los demócratas— en la denuncia de lo que pasa en Catalunya con los presos políticos, posiblemente la respuesta internacional habría sido otra.
¿Habla de los partidos políticos, de la sociedad civil catalana…?
Hablo sobre todo de los demócratas, que debemos denunciar más lo que pasa en Catalunya. La intromisión de los jueces en la vida política de Catalunya es escandalosa para cualquier demócrata. En Algeciras o en Cáceres, si tú eres demócrata no puedes aceptar la actitud de la justicia española, que entra a controlar la política en Catalunya o que decide quién puede ser candidato a la Generalitat y quién no y, además, para que no lo sea, lo encarcela entre una sesión y otra de la investidura. Hechos tan escandalosos no pueden ser ajenos a un demócrata. No es cuestión de independencia sí o no, sino de democracia sí o no, algo muy por encima de la reivindicación identitaria del país. Es una cuestión de valor supremo. Ese es el problema que tiene España: un problema de democracia en la política y en el ámbito judicial.
La Monarquía, la Guardia Civil y el Tribunal Supremo son los tres pilares del verdadero golpe de Estado. Tienen el control de la política más que los parlamentos y gobiernos
Ahí están los posicionamientos de esos militares retirados.
Diría que en el Ejército, la Guardia Civil y la judicatura hay un golpe de estado latente. Se acusa al independentismo catalán de haber intentado dar un golpe de estado en Catalunya. Si alguien ha dado un golpe de estado en Catalunya ha sido la monarquía, por el discurso del 3 de octubre; la Guardia Civil, por el control que tiene de tantas cosas, como se ha venido demostrando; y también el Tribunal Supremo. Son los tres pilares del verdadero golpe de Estado producido en este país. El control de la política en el Estado no lo tienen ni los parlamentos ni el gobierno, lo tienen el Tribunal Supremo y la Monarquía.
En este contexto ¿cómo entiende las divisiones, confrontaciones y zancadillas en el seno del independentismo catalán?
Hay elecciones a dos o tres meses vista y cada cual trata de marcar su espacio. Creo que ese tipo de confrontación no ayuda a la base social del independentismo y es normal que muchos lo vean con preocupación. Pero quiero creer que [el independentismo] se recompondrá tras [las elecciones] el 14 de febrero. Es un debate sobre quién tiene la hegemonía en el independentismo. Una vez que se decida, lo lógico serà un gobierno de corte independentista que siga trabajando en la creación de un estado catalán.
La pandemia es el motivo por el que el gobierno español ha aparcado la mesa de diálogo. El movimiento independentista debía pasar a un segundo plano durante la crisis…
…pero va in crescendo. En Catalunya hay un conflicto político que no puede ser solucionado mediante la represión policial ni la judicial, retorciendo la legislación y encarcelando a las personas que defienden un modelo diferente. Si se sigue dejando el conflicto político en manos de la justicia… no hay solución. Hay una única salida: sentarse, dialogar, negociar y buscar una fórmula que permita que la gente vote en libertad y decida el estatus jurídico-político que quiere para su país. Mientras esto no se posibilite, el conflicto será permanente.