En una situación de conflicto político como la que vive actualmente Catalunya, quizás no cambian mucho las responsabilidades del Departament de Salut o del Departament d'Agricultura, pero ¿y el de Cultura? ¿Cómo afecta al conflicto a la cultura? ¿Cuál es el modelo del Govern? ¿Cultura de resistencia? ¿Resistencia cultural?
Laura Borràs (Barcelona, 1970) se ha hecho cargo del departamento en el momento más difícil, sin embargo, según su opinión, también el más necesario, dado que entiende "la expresión artística como el combate permanente por la libertad".
La consellera me recibe en su despacho vestida toda de amarillo y con toda su altura ―y en un sentido estrictamente dialéctico― se me abalanza.
¿El vestido es el uniforme que corresponde a la ministra de agitación y propaganda?
¡Nada de propaganda! Contra la propaganda, el pensamiento crítico, el estímulo a la discrepancia. Si alguien piensa que he venido a hacer agit-prop, es que no sabe con quién se la juega.
Pensaba que estábamos en tiempo de resistencia.
La cultura es, también, el espacio de la rebelión.
"La poesía es un arma cargada de futuro", decía...
...Gabriel Celaya. Yo prefiero recordar a Protágoras. "Quien tiene la palabra, tiene la espada". Soy manifiestamente pacifista, no creo que la violencia resuelva nunca nada. Pero estoy convencida de que la palabra es la herramienta para cambiar las cosas. Una herramienta poderosa.
¿Para liberar a los presos y que vuelvan los exiliados?
La palabra, la cultura, tiene la misión de hacer visible la realidad oculta. Estamos en una situación anómala que algunos pretenden hacer pasar como normal. La intelectualidad, si es honesta, no puede inhibirse, tiene que hacer visible esta anormalidad.
Pues no parece que los creadores se mojen mucho.
No lo dirá por Lluís Llach, Maria del Mar Bonet, Txarango... No sabe la larga lista de artistas y músicos que han estado participando en una diversidad de actos altruísticamente. Por ejemplo, celebramos el 80 aniversario de la Institució de les Lletres Catalanes cuando yo todavía era directora y los artistas, actores y técnicos participaron sin cobrar porque estábamos intervenidos. De un día a otro el ministro Montoro nos bloqueó las cuentas. El acto Cultura contra barbarie se celebró igual, todo el mundo se hizo cargo y nadie cobró nada. En plena Guerra Civil se preguntó a los escritores qué podían hacer en la batalla contra el fascismo y respondieron enviando libros al frente. Así surgió el biblio-bus, que finalmente sirvió para escapar al exilio. La fundación de la Institució fue un acto de resistencia y mantenerla sin recursos, también lo ha sido.
El mundo del cine y del teatro no se ha activado tanto. Ni un lazo ni un recuerdo el día de los Goya...
Desgraciadamente hay mucho miedo a las represalias. A quedarse sin trabajo en Madrid. Esta es también una realidad a la cual la cultura, aquí y por todas partes, no tendría que resignarse. Es también una anomalía que hace falta visualizar y combatir.
El mundo cultural español critica el soberanismo cultural como una tendencia al cierre de la cultura catalana en sí misma en vez de abrirse al mundo.
La apertura y la proyección internacional son prioridades de este departamento y consultando mi currículum se puede ver que he dirigido hasta ahora un equipo internacional de investigación con investigadores catalanes, españoles, europeos y americanos que analiza la literatura en la era digital, así que lecciones de open minded no podrán darme muchas.
Ciutadans la presenta como una talibana...
No saben de qué, ni de quién hablan. Ellos buscan la confrontación y yo todo lo contrario. Tengo el honor de haber sido invitada varias veces por un abanico de instituciones españolas, como La Casa Encendida o la Biblioteca Nacional. Habría que aclarar que querer la independencia de Catalunya no implica ser antiespañol. En cualquier caso, yo no me siento así, más bien al contrario. No pienso renunciar al castellano, sólo faltaría.
En catalán o en castellano, la cuestión es que hay menos lectores que nunca, los museos sólo los visitan los turistas y el cine y el teatro tienen cada vez menos público...
No es para llevar el agua a mi molino, pero nos toca adaptarnos a la era digital. Y el hábito de lectura lo tenemos que cultivar desde la familia y la escuela.
Cultura y Ensenyament tienen que trabajar conjuntamente...
Sí, claro. Al conseller Bargalló ya le he dicho: ¡Conseller, nos entenderemos!
No se nota mucha confianza entre consellers de partidos diferentes y parece que, más que colaborar, compiten.
Todos tenemos mucho trabajo retrasado por los meses que la aplicación del 155 lo detuvo todo. En todo caso, yo no soy de ningún partido, yo soy independiente, trabajo para el país.