Luis Gonzalo Segura (Madrid, 1977) es militar de carrera con grado de teniente, pero fue expulsado del Ejército de Tierra tras alzar la voz contra la corrupción, las malas prácticas y la falta de transparencia dentro de las Fuerzas Armadas españolas. Autor de varios libros donde denuncia los problemas estructurales de las Fuerzas Armadas donde la ideología ultraderechista es uno de los principales, en su último libro, El ejército de Vox, reflejaba la correlación en los más recientes resultados electorales del voto a Vox en las secciones censales con fuerte presencia militar, concluyendo que el ejército español tiene un marcado sesgo ultraderechista.
El exteniente fue el primero en dar a conocer, tras la carta de militares retirados del Ejército del Aire a Felipe VI, la existencia de un grupo de WhatsApp donde se revelaban barbaridades como la sugerencia de fusilar a 26 millones de personas. Informaciones que luego fueron ampliadas por Infolibre unos días más tarde.
Hoy se publica que militares retirados del Ejército de Tierra enviaron una carta al Rey, hace unos días fueron del Ejército del Aire.
— Luis Gonzalo Segura (@luisgonzaloseg) November 29, 2020
El problema es mayor que una carta, esto se extrae del grupo del Ejército del Aire:
-Expusieron a sus mandos ideas golpistas sin castigo.
— Luis Gonzalo Segura (@luisgonzaloseg) November 29, 2020
-Debatieron sobre un pronunciamiento militar, inviable porque no sería bien visto.
-Hablaron de fusilar a 26 millones de personas.
-Y tacharon de antidemócratas al "hijo de puta" del Coletas y al "malnacido" de Sánchez. pic.twitter.com/yXMIP4wUU9
Pero los expulsados somos el cabo Santos, firmante de un manifiesto antifranquista, y yo, por denunciar la podredumbre militar.
— Luis Gonzalo Segura (@luisgonzaloseg) November 29, 2020
Creo que es momento de expulsar ultraderechistas y reparar a los demócratas purgados, ¿no? @sanchezcastejon @PabloIglesias
En aquellos tuits Gonzalo Segura denunció la existencia de aquel chat como muestra de la preponderancia de la ideología de ultraderecha en las Fuerzas Armadas españolas. En conversación con ElNacional.cat, el exteniente desgrana la raíz de la situación, la connivencia de la monarquía y la falta de voluntad política para atajar el problema.
A la luz de los últimos comunicados de militares retirados y los chats donde se revelaban sus intenciones, ¿cuál es su opinión sobre la ideología de las Fuerzas Armadas?
Lo importante es ver el bosque, no solo ver el árbol. Es decir, ver realmente que tenemos un problema estructural en las Fuerzas Armadas en lugar de quedarnos en lo folklórico y creer que esto se trata de cuatro jubilados que ya no están en activo. Al mismo tiempo que pasa esto hemos sabido que el Tribunal Central Militar ha ratificado la expulsión del cabo Marco Antonio Santos Soto por firmar un manifiesto antifranquista hace dos años. Fue expulsado por el Jefe del Estado Mayor del Ejército y fue ratificado por Margarita Robles. Que se le expulse como represalia por firmar un manifiesto antifranquista demuestra que en las Fuerzas Armadas hay un problema ideológico. Y a eso hay que sumarle varios factores. Hay que comparar lo que pasa en España con otros países. En Alemania se han tomado medidas muy serias expulsando a centenares de militares por filias ultraderechistas. Se ha llegado a cerrar unidades enteras, hay verdadera intención de combatir la situación. Que por otra parte es más o menos habitual que siempre nos encontramos al analizar ejércitos del mundo que hay una cierta querencia en las bases de la ultraderecha de entrar en las instituciones militares. Pero países como Alemania y Reino Unido se lo toman en serio. En Reino Unido se han producido advertencias respecto al uso de carteles extremistas en los cuarteles y en España nos encontramos que la ministra de Defensa expulsa a un firmante. Es un problema estructural y una falta de voluntad política de acabar con ese problema.
¿A qué conclusión se puede llegar cuando en el momento que los militares, una vez jubilados, pueden expresar opiniones políticas, de forma mayoritaria se van a posiciones de ultraderecha coincidentes con Vox?
A que hay un problema ideológico por el predominio de la ultraderecha. En mi último libro, El ejército de Vox, analizo como en las secciones electorales con presencia de militares el voto de ultraderecha se eleva de manera injustificable salvo por la presencia misma de los militares. Eso se da también en Catalunya. Pero es que tenemos muchas muestras, una ristra de declaraciones ultraderechistas desde la muerte del dictador que no han dejado de producirse en estos cuarenta años, como el general Mena cuando se negociaba el Estatut. No se puede pensar que los extremistas van a desaparecer de las Fuerzas Armadas porque encuentran respaldo político no solo desde el PP sino también desde el PSOE. Es un problema estructural de las Fuerzas Armadas, no de cuatro jubilados en silla de ruedas.
Y ante esta situación, ¿cuál es la posible solución?
Con medidas contundentes que tienen que venir impulsadas por la sociedad civil. Si la sociedad civil y los medios de comunicación no exigen medidas no habrá cambios. Las Fuerzas Armadas necesitan medidas de tal magnitud que supondrían la expulsión de muchos militares. Alemania lo hace por centenares y en España, Margarita Robles expulsa a los demócratas, entre ellos yo, que fui encerrado durante sesenta días en 2015 por haber afirmado que no participaría en una intervención militar en Catalunya y denunciar que en las Fuerzas Armadas españolas había predominio ultraderechista peligroso. Eso se sigue manteniendo en la actualidad.
Las Fuerzas Armadas necesitan medidas de tal magnitud que supondrían la expulsión de muchos militares
Su caso personal, ¿cómo sigue?
En el Tribunal Europeo de Derechos Humanos esperando a que se resuelva, pero se puede alargar. Es muy triste que con el denominado gobierno más progresista de la historia el cabo Santos esté expulsado y yo luchando judicialmente. El gobierno español debe empezar a proteger a los demócratas y expulsar y castigar y perseguir a los ultraderechistas.
Los manifiestos y las cartas al rey Felipe VI, ¿nos deben preocupar?
Por supuesto. En los chats que yo publiqué hay dos mensajes que me parecen especialmente relevantes aparte del de fusilar a 26 millones, que es una barbaridad. Primero el que pone de manifiesto la intención de perpetrar un golpe de estado y la decisión no hacerlo porque no estaría bien visto, no porque ellos no lo vean bien, eso es extremadamente preocupante. Y la segunda es que se ve como este sujeto afirmó delante de más de cien militares…
¿Se refiere a Francisco Beca Casanova?
Sí, efectivamente. Afirma que ha hecho conocedor a todos ellos de sus ideas. Quien dice esas barbaridades delante de toda esa presencia militar, si los presentes son demócratas, automáticamente lo habrían denunciado y este señor expulsado de las Fuerzas Armadas. Cuando no lo hacen, como mínimo comparten sus creencias ideológicas y esto nos vuelve a demostrar que el problema es estructural. Si vas a una cena con toda la cúpula militar y ante más de cien militares dices estas barbaridades y a nadie le indigna, imagínate el esperpento que tenemos en las Fuerzas Armadas.
¿Y cuál es, a su parecer, el sentir entre los militares en activo?
Es obvio que Juan Carlos I ha tenido una línea ultraderechista, de no ser así es imposible justificar que no se haya condenado de forma explícita el franquismo y purgado las fuerzas armadas golpistas, pero es obvio que Felipe VI mantiene esa línea ultraderechista. ¿Cuál ha sido la respuesta de Felipe VI?
El silencio.
Y debería haber sido indignación y tomar medidas, porque no está intentando purgar a las Fuerzas Armadas de ultraderechistas. Como mínimo porque siente simpatía por ellos, como Juan Carlos I ya dejó bien claro que sentía simpatía por los golpistas como llegó a decir el embajador alemán de la época. Demasiados elementos como para obviarlos: tenemos unas Fuerzas Armadas ultraderechistas y un monarca que en el mejor de los casos simpatiza con ellos, un cóctel peligroso si además le sumamos más de cincuenta diputados ultraderechistas en el Congreso. Cualquier día vamos a tener un problema, pero por desgracia no se está tomando en serio.
Tenemos unas Fuerzas Armadas ultraderechistas y un monarca que en el mejor de los casos simpatiza con ellos, un cóctel peligroso si además le sumamos más de cincuenta diputados ultraderechistas en el Congreso
¿Qué le pareció la gestión del coronavirus al principio de la crisis con la participación de los militares? ¿Cree que hubo un intento de blanquear a las Fuerzas Armadas?
Por supuesto se les utilizó, pero no solo para blanquearlos, que también, sino que Margarita Robles y este Gobierno quieren justificar y legitimar el gasto militar. España va a aumentar en más de 7.000 los efectivos y va a gastar más de 14.000 millones de euros en armas que en muchos casos no necesitamos y todo ello en una época de pandemia. Y una de las claves es salvar a la industria militar. Creo que no necesitamos salvar a la industria militar, necesitamos salvar a la sanidad o la educación públicas, pero la industria militar, pues no me parece esencial salvarla. Y todo este despliegue, ofrecer a militares como rastreadores cuando no están preparados para ello porque no son sanitarios, conduce a esta línea de blanquear y justificar su existencia y su gasto. La ratio de militares españoles con respecto a sanitarios es absolutamente injustificable. Los países que tienen mayor número de militares por habitante en Europa, donde estamos nosotros, son los que tienen menos sanitarios. Y los países que tienen menos militares son los que tienen más sanitarios por habitante, un gasto está íntimamente relacionado con el otro.
Y las intervenciones del JEMAD, el general del Ejército del Aire Miguel Ángel Villarroya Vilalta, que insistían en la militarización de la pandemia, ¿qué le parecieron?
Era absolutamente disparatado. Aquellas ruedas de prensa, que al final tuvieron que cancelarlas. Eran vergonzosas, sobre todo en los enfoques. De repente, una ciudadanía completamente ajena al mundo militar descubrió que su cúpula, los que estaban a cargo de las Fuerzas Armadas estaban absolutamente limitadas. Demostraron una enorme limitación a la hora de transmitir esos mensajes a la ciudadanía. Militarizar las ruedas de prensa formó parte de una estrategia del gobierno español de introducir un discurso y un contexto bélico para justificar sus propios errores, pero fue absolutamente imposible soportar esa situación y al final los terminaron por quitar.