Hoy Martxelo Otamendi (Tolosa, 1957) es director del diario Berria, pero hasta el 2003 lo fue de Egunkaria. Fue clausurado ahora hace dieciocho años acusado de colaboración con ETA, una acusación que después se disolvió como un azucarillo. Él fue detenido y torturado por la Guardia Civil con todo tipo de maltratos, desde la bolsa en la cabeza hasta las vejaciones sexuales y los insultos homófobos. Pero tuvo que llegar hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos para condenar a España y obtener el reconocimiento --moral-- de víctima del Estado. En esta entrevista con ElNacional.cat analiza los diez años sin violencia de ETA y el movimiento que esta misma semana ha llegado por parte de la izquierda abertzale. Cree que se han dado muchos pasos desde este entorno, desde las víctimas y desde la sociedad civil, los mismos que no ha dado el Estado.
¿Cómo valora el gesto de la izquierda abertzale?
Es un gesto importante, en general muy bien recibido. Hemos visto que hay una parte relevante de las víctimas, sobre todo las que viven en el País Vasco, que están haciendo pasos muy importantes para la reconciliación, y que lo han valorado positivamente. Pienso en Maixabel Lasa. También hemos visto la reacción de Santos Cerdán (nuevo secretario de organización del PSOE) o de Zapatero en Gernika. Es cierto que hay otras víctimas de ETA que no están de acuerdo. Y que hay organizaciones de víctimas de ETA que tienen un objetivo claro: marcar la agenda política y desgastar en este caso al gobierno Sánchez. Pero es importante, sobre todo por el empaque. La izquierda abertzale ya había hecho algo parecido, en formato entrevista, por ejemplo. Ahora se hace mucho más solemne.
"Urkullu ha marcado el camino del Gobierno en la frialdad y crítica a Otegi"
¿Lo sorprenden las reacciones tan duras de La Moncloa o del lehendakari Urkullu?
La actitud del lehendakari es "o dices las cosas que yo quiero que digas, o no vale lo que digas". Urkullu llegó a decir el lunes por la noche que aquella declaración no tendría ni que haber tenido lugar. Y eso ha marcado un poco el camino del Gobierno. Llama la atención que no sea la misma reacción la del secretario de organización del PSOE, que es navarro, que la de la portavoz del Gobierno. Si hubiera sido la misma, el gobierno vasco se habría quedado solo en esta reacción más fría y crítica. Pero bueno, tampoco podemos esperar grandes declaraciones, tienen el margen que tienen.
¿Qué se ha hecho desde el País Vasco en los últimos diez años?
Yo vivo en Tolosa, y aquí ha habido un grupo de gente formado por gente que había sido muy significativa en el pueblo de Herri Batasuna, de gente que había estado en Euskaldiko Ezkerra, alguna magistrada... Personas de diferentes sensibilidades que han organizado conferencias, mesas redondas. Se ha debatido mucho sobre convivencia, sobre paz, sobre pasado, sobre futuro, sobre lo que se hizo... Se ha trabajado mucho desde la sociedad civil y desde las instituciones públicas locales y provinciales. Ha habido reencuentros que parecían imposibles. Tenemos que mirar hacia adelante.
¿Qué es la convivencia?
De la convivencia se habla mucho... En Catalunya y en Madrid también hay muchas familias donde no se habla de política. La convivencia no es que ahora todos vayamos cogidos de la mano en Euskal Herria. La convivencia en el País Vasco es que la gente pueda vivir con normalidad. Que nadie tenga que mirar debajo del coche en previsión de que le hayan puesto una bomba, que cada uno se presente por la lista que le dé la gana, que ningún joven viva con el temor a ser detenido y torturado por pertenecer a una organización independentista. Es lo que dijo Jesús Eguiruren hace diez años. Ya vimos en Catalunya que la convivencia no era dar patadas en la cabeza de la gente por ir a votar.
"La normalidad es que nadie tenga que mirar debajo del coche, que cada uno se presente por la lista que le dé el hambre, que ningún joven viva con el temor a ser detenido y torturado"
¿El tiempo ayuda a cicatrizar heridas?
No podemos estar mirando siempre hacia el pasado. Podemos enrocarnos los próximos diez años... Pero tengo la sensación de que para las nuevas generaciones les pillará ya un poco lejos. Cuando se retiren de la primera línea los que han sido agentes activos de la política vasca de los últimos treinta años, como Arnaldo Otegi o Patxi López, seguramente será más fácil que lleguen a acuerdos. Hay muchos cargos en ayuntamientos que directamente no lo vivieron.
¿Cómo se hace una lectura crítica del pasado?
El problema que tiene la izquierda abertzale es que nadie le ha enseñado a hacerlo. No hay ningún agente activo en el conflicto vasco que lo haya hecho. No lo ha hecho el PP, no lo ha hecho el PSOE y no lo ha hecho el PNV, que tiene al menos 300 casos de tortura a cargo de la Ertzaintza según el informe del forense Paco Etxeberria, encargado por el mismo gobierno vasco. Para mí, políticamente, es más grave una tortura de la Ertzaintza. Yo entiendo que dentro del manual de la Guardia Civil entren las torturas; a mí me torturaron en 2003. Pero nadie ha hecho nada. El PNV no ha hecho ninguna reflexión al respecto, no ha reconocido que pasara. El PP no ha dicho nada sobre las torturas cuando Aznar estaba en el gobierno, como es el caso de Egunkaria. Y el PSOE no ha dicho nada ni de los GAL ni de Intxaurrondo, que coge la dimensión que coge con los socialistas. Es el mayor centro de torturas de la Europa Occidental en los últimos cincuenta años. Excepto la parte soviética, no hay ningún centro con esta cifra de denuncias e incluso condenas.
Pero se pone siempre el foco en la izquierda abertzale...
Ha hablado más sobre su responsabilidad la izquierda abertzale que aquellos que reclaman que hable más. Pero lo que llega a la opinión pública es que la izquierda abertzale no ha dado todavía los pasos. Los que me torturaron dicen a la izquierda abertzale que tiene que dar pasos. Los que ponían medallas a Galindo. Galindo acabó con una lesión en la columna vertebral de tantas medallas que le pusieron. Y reclaman a la izquierda abertzale que diga algo, cuando es el único que ha dicho algo. Yo entiendo que las víctimas digan que es insuficiente. Lo que no entiendo es que los que organizaron Intxaurrondo le pidan a la izquierda abertzale que hable más. Si pides a la izquierda abertzale que dé unos pasos, hazlos tú también.
"Cada vez hay menos ongi etorris y tengo la sensación de que ya no habrá después de la declaración de Aiete"
¿Se puede avanzar sin que el Estado haga los deberes y reconozca a estas víctimas?
Se está avanzando igualmente. Yo el otro día en Donosti estuve con Robert Manrique, víctima de Hipercor. Todos estamos dando pasos. Se está normalizando mucho más de lo que se ve en los medios. Hay que tener en cuenta que en estos casos, excepto la gente que estuvo muy implicada en el conflicto porque fueron víctimas de ETA o del Estado, buena parte de la población lo vive con cierta distancia. Decirlo así es descarnado, pero es así. La vida fuera de los focos mediáticos y del debate político transcurre con absoluta normalidad. No quiere decir que no se tenga que hacer nada...
Quizás es el que lo enfanga todo, el debate político y mediático.
Sí. Es que en los pueblos los concejales hablan y llegan a acuerdos. Y el Gobierno acepta los votos de EH Bildu para hacer a Sánchez presidente y para aprobar los presupuestos. Y para hacer políticas sociales. Eso es la política real. Otra cosa es la política declarativa. Se ve en los famosos ongi etorris. Hay la sensación de que hay cada día. Por cada preso que sale. Pero no es cierto. Este año ha habido dieciocho excarcelaciones y sólo dos ongi etorris. Y si en dieciséis no se ha organizado, es por una decisión política de no hacerlo. Cada vez hay menos y tengo la sensación de que ya no habrá después de la declaración de Aiete. Mientras tanto, el 12 de octubre se celebraron ongi etorris en los cuarteles de la Guardia Civil. Aquí todo el mundo hace ongi etorris.
"Los que me torturaron dicen a la izquierda abertzale que tiene que dar pasos. Los que ponían medallas a Galindo"
¿Cuáles son las tareas pendientes para los próximos diez años?
Lo que no se ha hecho en estos diez años, dudo que se haga. Puede haber todavía alguna declaración, por parte del Estado, un reconocimiento de lo que se hizo. El otro día, en la izquierda abertzale ya había la sensación que habían dado carpetazo, que ya lo han dicho. Además, cómo han visto que han tenido buen recibimiento... Estas cuestiones se hablarán con mucha más distancia. Lo digo yo, que fui torturado. Pero no estoy todo el día recordando que fui torturado y exigiendo que Acebes y Aznar lo reconozcan. Podría hacerlo, pero no lo hago. Como también hacen muchas víctimas de ETA. Hace falta tirar adelante y punto. Pido que sigamos así.