La semana empieza marcada por la carta de Oriol Junqueras, avalando los indultos y desmarcándose de la vía unilateral. Y acaba con la manifestación de la plaza de Colón de Madrid, con la derecha y la extrema derecha gritando a por ellos. En medio de esta semana convulsa, Mireia Vehí (Vilafant, 1985), diputada de la CUP en el Congreso de los Diputados, recibe ElNacional.cat en su despacho a la carrera de San Jerónimo. Sus grupos parlamentarios, tanto en Madrid como en Barcelona, estarán para hacer marcaje.
El cuadro de esta semana. Carta de Junqueras avalando los indultos y aparcando la vía unilateral. Gestos de distensión entre Aragonès y Sánchez en Foment. ¿Paso atrás? ¿Chirría?
No nos hacemos ningún favor dando oxígeno a la tesis del PSOE, de que ha llegado la época de la distensión. El diálogo, para el PSOE, quiere decir como máximo unos indultos. Además, esta tesis no es cierta. Es naif pensar que nueve indultos cambiarán las condiciones del conflicto a Catalunya. Y también es naig pensar que el gobierno del PSOE y Podemos solucionará el conflicto con los indultos. ¿Esto cómo impacta en Catalunya? Impactará de manera positiva para las nueve personas y reparará de alguna manera en su bienestar. Pero hay más de 3.500 personas represaliadas. Y esto no lo solucionará. Además la necesidad de votar, después del 1-O, ya es un elemento instauradísimo en Catalunya. Y esto Sánchez no lo hará. Y si este gesto de distensión se da con Foment y La Vanguardia como anfitriones... Poco hemos aprendido del 1-O. Esta gente fueron los primeros que negaron el derecho de nuestro pueblo a votar.
¿Pero no es positivo que se respire un clima diferente en La Moncloa?
Sí. No somos nada del cuanto peor mejor. Lo que pasa es que este clima diferente sigue siendo un clima que no es útil para resolver el conflicto. Está muy bien que no sea la derecha del PP, obviamente. Pero que sea más amable no quiere decir que sea útil. Esto también se lo hemos dicho a Junqueras: intentar solucionar las cosas en Catalunya sin hablar de amnistía ni autodeterminación, vetando en el Congreso que se pueda ni siquiera discutir, es intentar abrir una cerradura con una llave que no funciona. Y es preocupante: porque si el PSOE no hace política con determinación, la harán los jueces. La alta magistratura sí que la está haciendo. Y uno de los posibles escenarios es que se revoquen los indultos.
En Catalunya probablemente no se ve así, pero también es cierto que en España el coste de la operación indultos es altísimo...
Es un elemento sustancial de análisis: cualquier propuesta que venga de Madrid a Catalunya será insuficiente y cualquier propuesta de Catalunya a Madrid será inasumible. La pregunta es: ¿por qué, si el PSOE paga este coste tan alto por nueve indultos que no sirven, si igualmente pagará un precio altísimo, no pone unas urnas? El PSOE está pagando un coste altísimo, pero sin disputarle la batalla cultural a la derecha y la extrema derecha. No servirá de nada. Se habrá inmolado por nada. Y también es naif pensar que acabará con el movimiento independentista con nueve indultos. Es lo mismo que pasó con Illa: lo llevó a Catalunya, quedó primero, pero el independentismo arrasó. Han pasado tantas cosas que no hay marcha atrás. También es conocer muy poco la situación catalana pensar que se solucionará con un Estatut.
Y que ERC compre este marco de los indultos y aparque la vía unilateral, ¿lo lee como una renuncia?
ERC tiene una tesis que no compartimos: que el hecho de que el gobierno del PSOE y Podemos tenga estabilidad aportará soluciones a Catalunya. Y no es verdad, porque el gobierno de Sánchez no hará lo suficiente para solucionar el conflicto. Los ciudadanos lo que quieren es votar. Si el gobierno de Sánchez no está dispuesto a poner urnas, la tesis de ERC no tiene sentido. Están haciendo análisis de la realidad que no van a los elementos troncales. Ahora se nos abre una oportunidad justamente: el referéndum en Escocia. Tenemos que jugar esta carta y abrir los contactos internacionales. Se tiene que empezar a hacer trabajo en este sentido. Y ahora Cuixart inicia la vía europea. Más que trifurcas sobre el sentido de palabras grandilocuentes como unilateralidad o diálogo, que han quedado vacías de contenido...
¿E internacionalizar el conflicto no entra dentro de este grupo?
Pues depende. Ahora tiene nombres y apellidos. Es referéndum en Escocia. Es referéndum en Nueva Caledonia.
¿Y eso qué ha cambiado en el contexto español?
Que cada vez es más difícil explicar que aquí no pones unas urnas...
"El PSOE está pagando un coste altísimo, pero sin disputarle la batalla cultural a la derecha y la extrema derecha. No servirá de nada. Se habrá inmolado por nada"
Por lo que vimos el 1-O... La reacción internacional fue la que fue.
Nosotros lo que tenemos que hacer es abrir puertas internacionales. También somos conscientes del peso que tiene España en las instituciones europeas, que es muchísimo. Nadie moverá un dedo si no se hizo después del 1-O. Ahora bien, si uno de los temas del orden del día en Europa son los referéndums de autodeterminación, aquí tenemos una pista. Como también tenemos una pista en el trabajo que se está haciendo en el Parlamento Europeo o desde Ginebra. Son elementos concretos. Y hay otro tema: la soberanía que tiene que tener el Govern de la Generalitat.
¿Tampoco confían?
La tesis de ERC tampoco va por aquí. La semana que viene se llevará la ley catalana de alquileres al Tribunal Constitucional. A nosotros nos gustaría que la respuesta del Govern de la Generalitat y del Parlament fuera volver a aprobar la ley. De eso queremos hablar nosotros y no tanto de estas maneras de explicar el bloqueo político que tiene ERC.
¿Y la tesis de Junts?
Nosotros tampoco compartimos el concepto de unilateralidad vacío que está tirando Junts per Catalunya. Nosotros queremos hablar de hechos y políticas concretas. Y estos hechos y políticas concretas tienen que pasar por el conflicto. Porque es obvio que el Gobierno, por mucho que sea más amable, sigue sistemáticamente dinamitando la soberanía del Govern y el Parlament.
Supongo que la política es cabalgar contradicciones. ¿Pero cómo casa dar apoyo a una investidura, como nunca lo había hecho la CUP, y discrepar tan abiertamente de la estrategia en tantos ámbitos?
Después de octubre del 2017, después la prisión, el exilio y la represión, y después de la legislatura simbólica que no nos llevó a ningún lado, hace falta un cambio de ciclo. Y hace falta un cambio de ciclo desde varias perspectivas. Hace falta que el independentismo explique el país con una política concreta de gobierno que es mucho mejor que un gobierno del PSC. Hay que hacer políticas concretas de garantía de derechos. Y hay que hacer un frente común contra la violencia del Estado. Con esta idea de cambio de ciclo, que nos lleva a preparar las condiciones para volver a generar un conflicto suficientemente grande, la CUP llega a un acuerdo político con ERC que dispone de los elementos centrales. Llegamos a un acuerdo que habla de una prueba piloto de la renta básica, de una empresa pública de energía, de mejorar la sanidad pública, de preparar las condiciones para volver a ejercer el derecho a la autodeterminación... Para nosotros eso no es una contradicción.
Y la primera semana de Govern Aragonès un desahucio y la segunda semana la renuncia a la vía unilateral...
Es que la situación en Catalunya es de ahogo. Es una olla a presión. Un desahucio el primer día de gobierno es una metáfora que explica muy bien la situación. Y la CUP en este acuerdo con ERC plantea una nueva ley de vivienda y que en los desahucios no pueda haber los antidisturbios. Refuerza este marco. Y en relación con las cartas cruzadas, es que el independentismo tiene diferentes maneras de entender cómo se tiene que abordar este nuevo ciclo. ERC tiene la tesis que este Gobierno nos llevará a una solución del conflicto. Junts tiene una tesis de que la unilateralidad per se nos llevará a la ruptura. Y nosotros hacemos un análisis material que dice: de acuerdo, ahora mismo no tenemos las condiciones para generar un nuevo conflicto en el Estado, pero las tenemos que construir lo antes posible. Un año, dos años.
¿Qué marcaje hará la CUP? ¿Os planteáis retirar el apoyo si veis que no se avanza hacia ningún lado?
Sí, claro. Nosotros llegamos a un acuerdo que marca el terreno de juego del Govern. Si el Govern no cumple, nosotros no cumpliremos. La CUP en estas cosas es transparente. Somos portavoces de nuestra militancia. Tenemos que actuar en consecuencia. Pondremos todas las condiciones para que se cumpla. Si no cumple, serán ellos los que habrán roto el contrato.
"Nosotros llegamos a un acuerdo que marca el terreno de juego del Govern. Si el Govern no cumple, nosotros no cumpliremos"
¿Están dispuestos a rebajar un poco la presión sobre la mesa de diálogo para darle una oportunidad?
Es que, desgraciadamente, no hace falta ni subir ni bajar la presión. La mesa de diálogo, que de momento es un título, no va a ningún lado. Una mesa de diálogo que no puede hablar de un referéndum de autodeterminación en Catalunya. Se podrá hablar de todo, pero no fuera de la Constitución. Si es que en la Mesa del Congreso nos vetaron una parte de una moción porque "no era constitucional". ¿Tú crees que, si es incapaz de garantizar el debate parlamentario, estará dispuesto a hablar de un referéndum de autodeterminación utilizando la Constitución como una herramienta y no como un candado? Me encantaría equivocarme, pero es que eso no pasará.
Plantean sincronizar el referéndum con el de Escocia. ¿Por qué?
Planteamos que si el de Escocia está poniendo en el orden del día europeo el referéndum de autodeterminación, que podamos subirnos al carro. No hace falta que sea el mismo día, pero que aprovechemos que el debate está sobre la mesa. Y que el Reino Unido le hace de espejo a España. De la misma manera que muchas otras cosas, como el proceso de justicia europea que ha iniciado Cuixart. Se trata de reforzar este juego de espejos para, poco a poco, minar la imagen pública del Estado en la comunidad internacional.
¿No se corre el riesgo de vivir de victorias morales?
No, porque la batalla por los derechos civiles independentistas acaba revirtiendo en los derechos civiles y políticos de toda la ciudadanía europea. Todo el litigio sobre las órdenes de detención de Puigdemont, Comín y Ponsatí, si eso se pierde, toda la ciudadanía europea pierde un derecho fundamental: que no te puedan extraditar al margen de si el juicio es justo o si la persecución es política. Si perdemos nosotros, pierde toda Europa. Victorias morales son las del Estado cuando da indultos y obliga a Junqueras a hacer una carta. Porque lo que hay detrás de la carta parece que sea un pacto.
Sin un acuerdo con el Estado, ¿qué diferenciaría este referéndum del 1-O?
Es que seguramente al Estado se lo tiene que desbordar. Porque el Gobierno por sí solo no pondrá unas urnas. Tenemos que desbordarlo una vez y otra. Desbordarlo hasta forzarlo a pactar. ¿Eso quiere decir que si hacemos otro referéndum unilateral el Estado lo validará? Seguramente no. Ahora bien, eso no quita que la solución del referéndum sea la mejor.
Pero al final la meta es la misma: acabar sentados en una mesa con el Estado.
Es decidir el futuro político de nuestro pueblo en libertad. Obviamente tenemos un Estado en contra y hará falta que se ponga bien. Pero este Estado está construido sobre la idea de la unidad indivisible. El artículo 2 de la Constitución, explica Solé y Tura aensus memorias, viene redactado desde La Moncloa o El Pardo... Seguramente la segunda. Los militares amenazando con el ruido de sables una vez más para que no se hablara de naciones alternativas. El Estado español no facilitará si no se le fuerza. Tenemos la obligación política de generar las condiciones para que no haya más remedio.
"Nosotros no damos cien días de gracia al Govern porque la situación es muy límite"
¿Le dan cien días de gracia a Jaume Giró?
Nosotros no damos cien días de gracia al Govern porque la situación es muy límite. La negociación para el Govern de la Generalitat ha sido larguísima y durísima. Y la CUP ha tenido un papel fundamental. Por lo tanto, la gracia está más que pasada. La situación es límite y hacen falta políticas económicas, en el caso del señor Giró, que estén a la altura. Este señor es el que tiene que iniciar los trabajos para una banca pública. Esto es lo que queremos ver si hace. Si no lo hace, lo pondremos sobre la mesa.
¿Y confían...?
No es un perfil que a nosotros nos parezca adecuado. Pero nosotros no estamos en el Govern. Ni el perfil del señor Giró, ni el de la consellera de Justicia. Ella fue diputada aquí por el PDeCAT, y fue una de las personas que presentó la enmienda de los desahucios exprés. No nos parecen buenos perfiles. Pero lo que nosotros queremos son gestos.
¿Qué condiciones para negociar los presupuestos?
De aquí a los presupuestos queda mucho. Nosotros tenemos un acuerdo con ERC y por extensión con el Govern de la Generalitat que queremos que se cumpla. Estas son las condiciones. Hay cosas muy sencillas que ya se pueden empezar a hacer. La ciudadanía votó más independentismo y más izquierdas. Que el Govern haga lo que tiene que hacer.
Parecía que por primera vez, después del 14-F, se abría seriamente el debate dentro de la CUP sobre entrar a formar parte del Gobierno. Al final quedaron fuera. ¿Por decisión propia o de los demás?
No. Porque nosotros hacemos el análisis de que la CUP es mucho más útil en la Mesa del Parlament, haciendo de oposición, haciendo trabajo organizativo y articulador. La CUP marca el terreno de juego del Govern, que es bastante más importante que discutir si queremos una conselleria u otra.
Pero hasta ahora eso ya es lo que han venido haciendo.
Sí... Pero no siempre ha tenido la capacidad de marcar un acuerdo de gobierno. Eso no había pasado nunca. La CUP tuvo la capacidad de poner el referéndum de autodeterminación en la agenda pública con el famoso "referéndum o referéndum" de Anna Gabriel a Puigdemont. Eso cambia la historia política de Catalunya. La CUP vuelve a hacer lo mismo. No sé si con la misma trascendencia, pero sí marcar el terreno de juego y las condiciones.
Se ha criticado que la CUP se lo mira desde fuera, que no asume responsabilidades...
La CUP está en la Mesa del Parlament, que es uno de los focos de conflicto que habrá cuando el Tribunal Constitucional tumbe la ley de alquileres. Asumimos responsabilidades allí donde pensamos que somos más útiles. Y allí estamos dispuestas a asumir lo que haga falta. Tanto que hablamos del 1-O... La CUP aquel día, que no estaba en el Govern, asume muchísimas responsabilidades en el territorio, en las escuelas...
"Podemos no puede hacer política transformadora. Es un gobierno con buena voluntad, pero que en la política dura es un gobierno de derecha, conservador"
Al final el Govern lo acaban formando los mismos partidos. Y estamos viendo las mismas diferencias estratégicas y suspicacias.
Esperamos que no sea así y que no haya un espectáculo como el de la legislatura anterior. Que en una coalición de gobierno haya diferencias, privadas o públicas, es normal. También es cierto, y no tenemos que olvidarlo, que aquí hay una presión represiva altísima. Y eso lo dificulta todo mucho.
Hablemos del otro gobierno de coalición, el español. ¿Se ha notado la presencia de Podemos y los comunes en este año largo?
Tienen una tesis diferente a la nuestra. Con el famoso "asalto a los cielos", analizaban que para cambiar España tenían que entrar por arriba y formar parte del gobierno y hacer cambios sustanciales. La realidad es que no está siendo cierto. No se está convirtiendo en hechos. El gobierno con el PSOE no se ha caracterizado por hacer políticas económicas muy diferentes de un gobierno del PP. Ni por hacer políticas de garantía de derechos. La ley trans, la ley de vivienda... La única excepción ha sido Yolanda Díaz con los ERTE. No pueden hacer política transformadora. Es un gobierno con buena voluntad, pero que en la política dura es un gobierno de derecha, conservador. Y debates como el de la renovación del CGPJ evidencian que Podemos está intentando entrar en las estructuras del Estado. Y las estructuras del Estado, con los dos grandes partidos, lo rechazan sistemáticamente. El balance no es positivo.
¿No está rompiendo ciertos moldes? Pienso, por ejemplo, en la figura de Pablo Iglesias en relación a Catalunya.
Pero un gobierno se caracteriza por las políticas que hace. ¿Qué ha hecho Pablo Iglesias en concreto en relación al conflicto en Catalunya? No ha habido un cambio sustancial. Nosotros no lo hemos notado. ¿Ha votado a favor de la tramitación de la ley de amnistía? Faltaría más. ¿Ha votado a favor de la tramitación de la ley trans? Faltaría más. Ahora, eso no se ha transformado en gestos concretos. Si quieres, dejemos Catalunya. Hablemos de la factura de la luz. ¿Qué ha hecho Alberto Garzón para garantizar que la luz no suba? No ha hecho nada.
Cero confianza, pues.
Es que creo que Podemos ha quedado preso del marco del PSOE. Y el marco del PSOE tiene muchos límites en perspectiva transformadora. En el ámbito nacional: aquí nadie ha puesto unas urnas para un referéndum ni ha frenado la represión. Y en el ámbito económico y de seguridad... Manda al PSOE y han quedado tomados.
El panorama que queda ahora. En Catalunya, el independentismo gana músculo. Y en España, la lógica inversa: repliegue, victoria abrumadora de Ayuso, el protagonismo de Vox... ¿Qué puede salir de todo eso?
En Catalunya tenemos un tesoro que tenemos que seguir cultivando: el independentismo se escora cada vez más a la izquierda. Por eso es tan importante lo que haga este Govern. Y en Madrid, que de momento no en España, hay un proceso de derechización vertiginoso. Eso se ha visto también en el Congreso. Situaciones como que no podamos criticar la monarquía, pero Vox pueda presentar una iniciativa para ilegalizar a los partidos independentistas. No se va a la derecha porque sí. El PSOE ha renunciado a librar una batalla cultural. Cuando Vox plantea políticas machistas, la respuesta unánime de todos es más feminismo. Cuando plantea políticas contra los derechos de las catalanas, ¿por qué la respuesta es así de tibia? ¿Por qué los indultos y no unas urnas? Es pan para hoy y hambre para mañana.