Nacho Martín Blanco (Barcelona, 1982) es el cabeza de lista del Partido Popular a las elecciones generales 2023 por la demarcación de Barcelona. Lejos de ser un histórico en las filas populares, Martín Blanco pasó, casi de la noche a la mañana, de hacer de portavoz de Ciutadans a liderar la lista barcelonesa del PP, un cambio repentino que puede apuntar a una paradoja: cuando parece que soplan buenos vientos para este partido, en Catalunya hay sequía de liderazgos. En todo caso, en esta entrevista en ElNacional.cat, el candidato por Barcelona defiende su integración en el PP y la asunción de su programa y postulados, además de repasar la campaña electoral y la actualidad política del momento.
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¿Que lo lleva a aceptar el encargo del Partido Popular de liderar esta candidatura y dejar de manera fulminante de ser portavoz en el Parlament de Ciudadanos?
Vamos por pasos. Primero decido que después de las elecciones del 28 de mayo Ciudadanos tiene una viabilidad complicada y eso es una reflexión que hacía tiempo que venía haciéndome pero después del 28 de mayo eso es una cosa que llega a un punto que me parece que es insostenible y por lo tanto decido dejar mi antigua formación. Y después de esa decisión llega el ofrecimiento del Partido Popular para ir en las listas del 23 de julio y nos parece una oferta que es absolutamente irrenunciable porque creo que es el momento de un cambio en España y, además, de un cambio que esté liderado por un partido con sentido de Estado, un partido responsable y con sentido del deber como el Partido Popular, y a mí me hace especial ilusión y para mí es un honor y una responsabilidad encabezar esta lista por Barcelona.
Qué relaciones mantiene con sus compañeros de Ciudadanos. Incluso le preguntaría: ¿Se hablan? ¿Se dirigen la palabra?
Sí, tengo una relación muy buena con la mayoría de las personas de Ciudadanos. De hecho, no tengo mala relación con nadie de Ciudadanos y mantengo algunos amigos, algunos de ellos muy íntimos, como por ejemplo Carlos Carrizosa, que es uno de los grandes amigos que yo he hecho en política. Lo era cuando estaba en Ciudadanos y lo sigue siendo a estas alturas porque creo que hay cosas que están por encima de la política y entre estas cosas, las relaciones personales.
El Partido Popular se presenta como un partido de centro derecha y estos días se habla mucho de la mayoría PP y Vox. ¿Dígame, para una persona que esté dudando entre votar PP y votar Vox, qué diferencias puede haber entre un partido y otro? Casi que le diría que el modelo depende de la marca. ¿Qué diferencia el PP de Vox? ¿En qué se puede notar que son papeletas diferentes?
Yo creo que hay diferencias esenciales. Hay diferencias importantes. El Partido Popular es un partido que defiende la Constitución en todos sus extremos. También la segunda premisa del artículo 2 de la Constitución, la que defiende el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran España. Eso es una diferencia esencial con Vox. Hay diferencias que tienen que ver también con el tratamiento de temas importantes como, por ejemplo, la violencia machista o la cuestión de la inmigración. Toda una serie de cuestiones, pues, que Vox tiene su aproximación y en el Partido Popular tenemos la nuestra. Creo que desde el punto de vista constitucional hay muchos elementos que son diferentes. Son partidos no diré radicalmente diferentes, pero partidos bien diferentes. Y por lo tanto, yo creo que la apuesta es clara y ahora, en este momento, además, creo que el Partido Popular encarna el voto útil, el voto que puede ser refugio de mucha gente sensata que quiere un cambio en España. Y la gente que pueda estar dudando entre votar un partido u otro, pues creo que es normal que se acabe decidiendo por el Partido Popular.
Imagínese que después del 23 de julio se dan dos posibles escenarios, que Alberto Núñez Feijóo es presidente gracias a haber pactado con Vox, o que Alberto Núñez Feijóo es presidente gracias a la abstención del PSOE. ¿De estos dos escenarios, cuál es su preferido?
Creo que los dos grandes partidos en España están obligados moralmente a entenderse en cuestiones de Estado. Creo que es normal que un país democrático como el nuestro aspire a tener alteza de miras por parte de los dos grandes partidos, en este caso el Partido Popular y el Partido Socialista, porque son los dos partidos estratégicos de España. Y desde el punto de vista de la importancia que tienen estos dos grandes partidos, creo que es imprescindible que haya la posibilidad de un acuerdo entre estos dos grandes partidos. Es verdad que con Pedro Sánchez la cosa es mucho más complicada, porque Pedro Sánchez ha hecho una apuesta por unos socios parlamentarios muy diferentes al Partido Popular y por lo tanto, eso lo complica todo mucho. Pero yo creo que el entendimiento entre el Partido Popular y el Partido Socialista es deseable en términos de estado y en términos de país.
Usted está hablando de una cierta solidez del Partido Popular, pero hace cuatro años presentaron como candidata a Cayetana Álvarez de Toledo, que venía de fuera. En las elecciones municipales tuvieron que ir a buscar a Daniel Sirera a València. ¿Hay una clara ausencia de liderazgos en el Partido Popular?
Yo creo que no. Yo creo que el Partido Popular tiene grandes líderes en Catalunya y en toda España y el primero que me viene en la cabeza es Alejandro Fernández, que es el líder en el Parlament de Catalunya, el líder del Partido Popular en Catalunya. Y a mí me parece que es un líder incontestable, posiblemente el mejor parlamentario que hay actualmente en Catalunya y por lo tanto, no creo que haya una crisis de liderazgos. Sin ánimo de polemizar, pongo en duda el hecho de que Cayetana Álvarez de Toledo viniera de fuera. Al final es una candidata que, es verdad que no es de Barcelona y este es el término que querías decir y se entendía perfectamente, pero forma parte del Partido Popular y el Partido Popular hizo una apuesta por ella por su solidez intelectual, por su capacidad de reflexión y creo que desde el punto de vista del periodo del momento en que se produjo aquella candidatura, la candidatura salió, aunque el resultado ahora se contemple como un resultado que no fue nada del otro mundo, en aquel momento creo que el Partido Popular podía estar contento con el resultado obtenido en aquellas elecciones. El escenario ahora es bien diferente, evidentemente.
Las encuestas les van muy bien al conjunto del Estado, también en Catalunya, donde en 2019 sacó dos diputados, es fácilmente imaginable que los puedan incluso triplicar o cuadruplicar. La irrupción de la cuestión del catalán en campaña, y me refiero con dos ejemplos que enseguida me entenderá, el caso Borriana con Cavall Fort y la sentencia del Tribunal Superior de Justicia que obliga a tres escuelas a dar el 25% de las clases en castellano. ¿Esta irrupción del catalán en escena, a ustedes los beneficia o los perjudica?
Siempre que hay polémica en torno a la lengua catalana, los que somos muy partidarios del bilingüismo, del respeto por las dos lenguas, del respecto al derecho que tienen los ciudadanos de Catalunya a utilizar tanto el catalán como el castellano con absoluta normalidad y, en definitiva, la normalidad de las calles de Catalunya, nos sentimos un poco incómodos. Yo no sé si perjudica o beneficia. A mí personalmente es un debate que me resulta en muchos momentos muy pesado, porque vivo con toda normalidad mi vida en catalán y en castellano. Soy un firme partidario y militante del bilingüismo y, por lo tanto, considero que es un debate estéril que, además, genera unas confrontaciones que no ayudan en absoluto a la convivencia. Sobre el caso Borriana también es verdad que yo, como candidato de Barcelona, he intentado rehuir este tema porque creo que es un tema aislado de un municipio de la Comunitat Valenciana y después sí que es verdad que me he preocupado por mirar si tenía precedentes en algunos en algún otro lugar de España el hecho que un ayuntamiento cancelara la suscripción en una determinada revista, y esta investigación me ha llevado a conocer casos como el de Argentona, por ejemplo, donde se han cancelado en tiempos anteriores al año 2017, por ejemplo, suscripciones en algunos periódicos de alcance estatal. O incluso con El Periódico de Catalunya por el tratamiento que hizo El Periódico de Catalunya sobre los atentados de agosto del 2017. Por lo tanto, ha habido otros casos de cancelaciones de suscripciones por parte de ayuntamientos en España, en Catalunya también.
¿Y también lo atribuye a razones ideológicas?
Es que yo creo que al final esta política de suscripciones de los ayuntamientos seguramente sea discutible desde muchos puntos de vista, pero hay casos en varios sentidos, que hace que, cuando menos, no podamos considerar el caso de Borriana como algo tan excepcional, lo cual me interesa dejar bien claro que no quiere decir que yo lo vea bien o valore positivamente o me parezca perfecto. Sencillamente no entro a valorar si me parece bien o no, digo que hay casos parecidos a lo largo de la historia de España y bien recientes.
El Ayuntamiento de Barcelona ha formalizado 34 nuevas suscripciones a la revista Camacuc, con la cual cubrirá todas las bibliotecas. ¿Hay un cierto efecto boomerang con el caso Burriana?
Pues es posible. Insisto, el debate sobre si las suscripciones tienen que ver con una cuestión lingüística o más con una cuestión ideológica me parece un debate interesante que creo que es un debate vidrioso, que es difícil salir adelante y personalmente, todo lo que tenga que ver con cualquier idea de menospreciar una lengua española, en este caso la lengua catalana o la lengua valenciana, pues obviamente a mí no me encontrará nadie, pero yo creo que en este caso hay un elemento, pero es que no quiero tampoco hacer de abogado del diablo ni justificar nada que no esté en disposición de justificar. Estamos hablando de un concejal de Vox de una población de la Comunitat Valenciana y por lo tanto, no entraré ni a defender ni a criticar la decisión. Pero sí que es verdad que he visto que había decisiones parecidas a lo largo de la historia de España, a lo largo de la historia reciente de España, y he pensado, caray, estamos ante una circunstancia que es la cancelación de una suscripción de un periódicos o de una revista, si tiene un efecto boomerang, es posible, pero la verdad no es cosa mía ni es problema que me preocupe especialmente.
¿Cuando usted habla de bilingüismo, cree que en Catalunya hay un bilingüismo real? ¿Usted cree que una persona que desea vivir las 24 horas en castellano lo puede hacer? ¿Y una persona que desea vivir las 24 horas en catalán lo puede hacer? ¿Estas dos personas lo pueden hacer la totalidad de su vida cotidiana?
Creo que el movimiento se demuestra andando y yo, en mi vida cotidiana, quien me conoce sabe que es así, demuestro mucho respeto por la libertad lingüística de todo el mundo, siempre. Con mis conciudadanos hablo catalán y castellano indistintamente. En mi familia, con mis amigos, intento respetar profundamente las preferencias lingüísticas de mis conciudadanos y de hecho, cuando voy a una tienda y alguien se me dirige en catalán respondo en catalán, cuando alguien se me dirige en castellano respondo en castellano y yo disfruto de este bilingüismo y comprendo que haya otras personas que no disfruten o que lo consideren incluso una anomalía, pero yo personalmente disfruto de este bilingüismo. Por lo tanto, no encuentro especialmente razonable la pretensión de vivir las 24 horas del día en castellano o de vivir las 24 horas del día en catalán. Creo que es una pretensión, a opinión mía, poco razonable en el seno de una sociedad tan consustancialmente bilingüe. Yo creo que la sociedad catalana es una sociedad que vive con toda normalidad su bilingüismo, lo vivimos todos los que vivimos en Catalunya y creo que eso es una riqueza, lejos de ser un problema. Por lo tanto, no comprendo el razonamiento de quién quiere vivir las 24 horas del día en catalán o de quién quiere vivir las 24 horas del día en castellano. No lo comprendo, francamente.
A tenor de este bilingüismo encuentra normal que, por ejemplo, en Catalunya el 92 por ciento de las sentencias sean en castellano y el 8 por ciento en catalán. Esta situación de bilingüismo está en cierto desequilibrio desde un punto de vista estrictamente numérico.
Seguro que es así, la cuestión es que no sé si es normal o no es normal. El hecho es que el poder judicial siempre ha sido un poder donde ha habido mucha presencia de personas venidas, por cierto, a traer también su conocimiento jurídico, de otras partes de España. Gente que viene de Madrid. Hablo también por experiencia personal. Mi padre, y no me cuesta decirlo, es juez. Y él decidió venir a Catalunya, escogiendo Catalunya, escogiendo Barcelona antes que otras ciudades de España, precisamente porque veían Barcelona una ciudad abierta, una ciudad cosmopolita, una ciudad digamos más moderna que otras ciudades de España. Él vino a aportar su conocimiento a Catalunya, su conocimiento jurídico, su 'savoir faire' en términos jurídicos y creo que eso es un valor a preservar en Catalunya, lo cual no quiere decir que quién viene a Catalunya no tenga o no tenga que tener como mínimo la deferencia, la voluntad de tener una actitud respetuosa y sobre todo afectuosa hacia los ciudadanos de Catalunya que hablan catalán y que hablan castellano. Yo creo que eso hace que las sentencias sigan siendo mayoritariamente en castellano. También es verdad que las demandas de los abogados catalanes, catalanohablantes o no, también tienden a ser mayoritariamente en castellano y, por lo tanto, el fomento de la lengua catalana en el ámbito de la justicia me parece bien, siempre que sea fomento y no sea con medidas coercitivas o punitivas. Yo eso lo vivo con normalidad pero es un desiderátum de una parte de la sociedad catalana el hecho de que haya más sentencias en catalán o más demandas en catalán que comprendo y que, en última instancia, creo que la manera de arbitrar una solución para esta realidad es desde el fomento de la lengua catalana y no desde la imposición.
Usted en el Parlament utilizaba, haciendo gala de ese bilingüismo, indistintamente el catalán y el castellano. ¿En el Congreso lo querrá o podrá hacer?
Lo que tengo muy claro es que la sociedad catalana es una sociedad bilingüe. Es evidente que los españoles, a diferencia de otras naciones plurilingües, tenemos, creo, la suerte de tener una lengua común que es el español. Por lo tanto, a mí el hecho de tener en el Congreso de Diputados una lengua que podemos utilizar al conjunto de los españoles representantes de Catalunya, de Barcelona, Tarragona, Lleida y Girona y de otras provincias españolas creo que es una virtud y una ventaja y nos podemos entender perfectamente en castellano y con eso no tengo, obviamente ningún tipo de problema. Hay una cámara de representación territorial, que es el Senado, en la cual se pueden utilizar las lenguas españolas diferentes del castellano. Y eso me parece también una forma hacer patente una riqueza cultural de España. Creo que también poner en valor lo que nos une y en este caso es la lengua española, la lengua común de todos los españoles, a mí me parece un elemento positivo y no creo que tengamos que luchar contra este elemento. Por lo tanto, yo me siento cómodo con la idea de que en el Congreso de Diputados, la lengua de uso común, sea el castellano.
Usted irá a Madrid a defender los intereses de todos los catalanes, hayan votado el PP o no hayan votado el PP. ¿Qué tenemos que hacer con Rodalies?
Pues yo creo que es un debate importante para el conjunto de los ciudadanos de Catalunya. Rodalies se ha demostrado que no funciona lo suficientemente bien. Es verdad que no somos la única comunidad autónoma en la cual el servicio de cercanías, o de Cercanías como se llama en el resto de España, no funciona bien y eso es una responsabilidad compartida, por cierto, entre la Administración General del Estado y los gobiernos autonómicos y en este caso el Govern de la Generalitat. Lo que yo creo que tenemos que hacer es hacer por manera que desde el gobierno de España haya la conciencia que es un problema que se debe resolver y uno de los compromisos de Alberto Núñez Feijóo, caso de llegar al gobierno de España, es el hecho de resolver el problema de Rodalies a Catalunya o de Cercanías en otras partes de España, que creo que, efectivamente, la cuestión de las infraestructuras es fundamental. Muchas veces se habla de si se tiene que transferir la competencia o no. Y yo no creo que sea tanto una cuestión competencial. Es decir, no es una cuestión de competencias, sino de competencia, de hacer un mejor gobierno, sea cuál sea la administración pública, quien ostente la competencia de una determinada materia.
Entendemos que la política del PP será negar esta transferencia. Estos días el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, lo ha vuelto a reclamar.
Lo previsible, efectivamente, es que el Partido Popular no esté por la tarea de transferir la competencia de Rodalies, lo que queda por transferir, porque hay una parte importante de la competencia que sí que ha sido transferida a la Generalitat y creo que lo que se tiene que hacer es que haya cooperación entre administraciones públicas para dar un mejor servicio de Rodalies a los ciudadanos de Catalunya. Los catalanes, no es que no necesitemos separarnos del resto de España, o no es que no necesitemos más autogobierno, es que necesitamos un mejor gobierno y un mejor gobierno desde el gobierno de España, pero empezando también desde el Govern de la Generalitat.
Otra cuestión a medio camino de competencias entre la administración española y la administración catalana, entre el Gobierno y el gobierno catalán son los impuestos. Se dice que Catalunya es el sitio del Estado donde se pagan más impuestos. Es cierto, pero aquí una administración le atribuye las culpas a otra, el Estado dice que baje el tramo autonómico y la Generalitat dice, es que estoy tan infrafinanciada o tan mal financiada que no tengo más remedio. ¿Cuando se hace este diagnóstico, usted está de acuerdo?
Yo creo que es un debate sustantivo y que es un debate que requiere de mucha razonabilidad, de mucha racionalidad y de menos sentimiento, o de menos populismo o demagogia y seguramente por todos lados. Pero sí que es una cuestión evidente, el hecho de que los impuestos los pagan los ciudadanos. Y es verdad que después hay una territorialización de la inversión y la inversión pública que se hace en Catalunya está lejos de ser la prevista tanto por parte del gobierno de España, como de la Generalitat. La ejecución presupuestaria en Catalunya yo creo que a resultado, en muchos casos, de una política del no a todo que se ha puesto en marcha desde determinados partidos, concretamente la CUP, por ejemplo, que es un partido que tiene mucho peso en el Govern de Catalunya y que, por ejemplo, partidos como Esquerra Republicana y Junts per Catalunya han hecho seguidismo de una política del no a todo que ha generado una bajísima ejecución en términos de infraestructuras, grandes acontecimientos y de progreso económico para Catalunya. Y eso no es culpa de Madrid. Hay cosas que son responsabilidad de Madrid y, en definitiva, con respecto al sistema de financiación de las comunidades autónomas, yo creo que es evidente que se tiene que hacer un cálculo razonable de lo que realmente, asegurando la igualdad entre ciudadanos, tiene que recibir cada comunidad autónoma. Y eso, obviamente, lo tienen que hacer los expertos. Una reforma de la Ley Orgánica de Financiación Autonómica, y es evidente que esta reforma está pendiente desde el 2014 y aquí hay responsabilidad de los sucesivos gobiernos de España. Yo creo que se tiene que poner en marcha con la cooperación del conjunto de las comunidades autónomas y Catalunya en este sentido, y yo, que espero ser representante de la circunscripción de Barcelona y por lo tanto, también representante, entre comillas, de Catalunya en el Congreso de Diputados, creo que tiene que ser partícipe desde el primer momento de esta reforma de la Ley Orgánica de financiación de las comunidades autónomas, y lo tiene que hacer con lealtad al resto de España, pero también, lógicamente, mirando por los intereses de los ciudadanos de Catalunya.
El PDeCAT dice que el único partido con el que no se ve pactando es con Vox. Con el resto, pues, puede llegar a alianzas. Eso incluye el Partido Popular. ¿Pero, y a la inversa? ¿Ustedes incluyen el PDeCAT como posible partido con a quiénes mantener acuerdos?
El único partido que para mí no tiene que poder ser sujeto de acuerdos con el Partido Popular es Bildu. Yo creo que la línea roja que tiene que poner el Partido Popular siempre es el acuerdo con el brazo político de una banda terrorista que, además, sigue haciendo homenajes a terroristas cuando salen de la prisión o seguir haciendo reivindicaciones de lo que ellos denominan la lucha armada y a partir de aquí yo creo que tenemos que tener altura de miras y tenemos que ser capaces de construir puentes con formaciones que sean respetuosas con el marco constitucional. No tiene ningún sentido que el Partido Popular haga acuerdos con partidos que lo que quieren es liquidar la unidad de España o lo que quieren es liquidar el marco de convivencia, el marco constitucional. Pero mientras haya cuestiones puntuales o coyunturales en las cuales se respete este marco constitucional y redunden en el bienestar o en el bien común, en el bienestar del conjunto de los españoles, pues ¿por qué no?
Es decir, exclusión explícita solo Bildu, y a partir de aquí, de esta manera implícita, incluye a Junts, por ejemplo.
Siempre es una cuestión complicada. Junts per Catalunya está en posiciones con tesis de intentar liquidar el marco de convivencia e intentar liquidar la Constitución en Catalunya. Y por lo tanto, más bien diría que habría que excluir a Junts per Catalunya de cualquier acuerdo de Estado de ámbito nacional porque efectivamente su posición es de confrontación con el resto de España, sin ningún tipo de embudos. Por lo tanto, yo creo que es muy difícil que haya un entendimiento entre el Partido Popular y un partido que está en estas tesis. Francamente, lo veo complicado.
Usted expresó que no se cerraba a un posible pacto con Vox aduciendo que este partido no había quebrantado el orden constitucional. ¿Recordando un poco una frase de Pedro Sánchez, usted dormiría tranquilo con un gobierno con el señor Feijóo como presidente y algún ministro de Vox o el señor Abascal de vicepresidente?
Dormiría muy tranquilo con un gobierno en solitario del Partido Popular. Dormiría muy tranquilo con un gobierno presidido por el señor Núñez Feijóo y en todo caso, creo que la aritmética parlamentaria que quede después de las elecciones del 23 de julio nos obligará en todos a poner por delante de todo determinados intereses. Y yo creo que el interés general del conjunto de los ciudadanos, el bien común, en definitiva, tiene que ser la línea o la divisa que presida nuestra política de pactos. Por lo tanto, a partir de aquí intentaré dormir tranquilo a partir del 23 de julio, sea cuál sea el escenario electoral.
En estos días que hay tantos titulares, tantos tuits, tantos mensajes. ¿Qué punto lleva el Partido Popular en el programa que cree que por estos motivos de exceso de información no ha trascendido lo suficiente a la opinión pública del que esté especialmente orgulloso, que quiera sacar pecho y que lo quiera defender?
La política de rebaja de impuestos que quiere llevar a cabo el Partido Popular en general y otras medidas, como por ejemplo la cuota cero de autónomos. Yo creo que estamos haciendo bien el trabajo porque nuestras propuestas, cuando menos, están llegando, y el otro día en el debate entre Feijóo y Sánchez yo creo que quedó claro que Núñez Feijóo estaba muy propositivo y Sánchez muy a la defensiva. Por lo tanto, ahora no sabría decir una medida que no esté llegando lo suficiente, sino al contrario, creo que están llegando bastante bien a la sociedad.
Otra cuestión que les preguntamos a nuestros invitados es qué tópico pesa sobre el Partido Popular, un mantra recurrente que usted detesta porque lo considera falso de todas todas.
Yo creo que en el caso del Partido Popular es precisamente el tópico de intentar presentar aquí en Catalunya, que creo eso está cambiando y ya no cuaja tanto, ya no es tan fácil que la gente se lo crea, que el Partido Popular hace política contra Catalunya. Al contrario, yo creo que el Partido Popular siempre que ha gobernado en España, a Catalunya le ha ido bien y creo que hay muchos ciudadanos de Catalunya que se sienten muy bien representados por el Partido Popular y eso se verá las elecciones del 23 de julio.
Entrevista integra de ElNacional.cat a Nacho Martín Blanco: