El independentismo vuelve a unirse en las calles este jueves, para protestar contra la cumbre hispanofrancesa que Pedro Sánchez ha decidido llevar a Barcelona. Más de una treintena de entidades, incluyendo a Òmnium Cultural, la ANC y el Consell de la República, han convocado lo más cerca posible del MNAC. A pocas horas de la cita, el presidente de Òmnium, Xavier Antich (la Seu d'Urgell, 1962), recibe a un equipo de ElNacional.cat en la sala Miquel Martí i Pol de su sede nacional. Evita mojarse sobre la presencia del president Pere Aragonès con Sánchez y Macron y desea que la movilización "unitaria y transversal" sirva para poner fin a un 2022 con "tendencia a la fractura". Que las escenas de manifestaciones anteriores sean cosa del pasado. Antes de la entrevista nos enseña su pizarra llena de garabatos y esquemas indescifrables, que solo él entiende como buen profesor universitario. "Son estrategias secretas", bromea.

🔴 Manifestación del 19 de enero en Barcelona, DIRECTO | Protesta contra la cumbre hispanofrancesa
 

Xavier Antich, presidente de Òmnium Cultura, durante la entrevista / Foto: Carlos Baglietto

¿De qué tiene que servir la manifestación?
La principal utilidad es contradecir lo que persigue esta cumbre en Barcelona, que es escenificar que no existe ningún conflicto político y que el movimiento independentista está desarmado. El objetivo es mostrar que no es así, que existe un conflicto político que no solo no está resuelto por vías democráticas, sino que ni siquiera se ha planteado el abordaje de su resolución. Queremos denunciar que sigue habiendo una vulneración sistemática de derechos fundamentales, que la maquinaria represiva del Estado sigue desplegada con más de 4.200 personas represaliadas, 500 personas con causas abiertas pendientes de juicio, exiliados y novedades represivas, como la infiltración ilegal en organizaciones juveniles y el espionaje, que es un escándalo de nivel mundial.

¿Por qué cree que se ha escogido Barcelona para celebrar esta cumbre?
Es fundamentalmente una operación de marketing. Como sabéis de sobra, se está hablando más del lugar que del contenido de la cumbre, que pasa a un segundo plano. Lo que prima es la voluntad del Estado español de demostrar que no existe conflicto, que hay normalidad. Y lo que queremos denunciar es que no existe normalidad democrática justamente por la vulneración sistemática del Estado español.

La manifestación no podrá llegar ni a las columnas de Puig i Cadafalch. ¿La imagen puede quedar desdibujada?
No extraña que la voluntad sea alejar el espacio de la protesta del foco donde se realiza la cumbre. De hecho, cada vez que el Gobierno o Borbón viene a hacer un acto a Catalunya, siempre hay la pretensión de alejar la protesta, que es una manera de erosionar el legítimo derecho de protesta. Pero a nosotros eso no nos preocupa; sea donde sea, donde Interior nos permita manifestarnos, lo que queremos es reunir el máximo de gente para denunciar y reivindicar.

 

Con la colaboración de los Mossos, que ha diseñado el cordón de seguridad...
No nos preocupa demasiado. Nunca dejaremos de ejercer derechos fundamentales. El derecho de protesta es la vía de canalizar la expresión de la ciudadanía. Nosotros querríamos que no pasara esta bunkerización que siempre despliega el Gobierno en Catalunya. Sabemos que es su forma de visibilizar lo que pretendería: que no existe discrepancia ni protesta. Pero nosotros lo haremos, tanto si nos permiten estar a las puertas del MNAC, como en la plataforma de las cuatro columnas, como en la fuente de plaza de España o como si tuviéramos que ir a Montjuïc. La protesta la ejerceremos y queremos que sea masiva, porque es unitaria y transversal.

Una manifestación para decir que "no se ha acabado". ¿Y después, qué?
Es un mensaje al Gobierno, pero también a los ciudadanos del Estado y al mundo, que el conflicto político sigue abierto. Demostrar la capacidad y potencia de un movimiento que tiene sensibilidades muy diversas y que se expresa reunidos en torno a un objetivo común. Y que todavía hay conflicto político y no se ha abordado la solución por vía democrática. Que es un imperativo del Consejo de Europa al Estado español: aquí tienen un conflicto político, resuélvanlo por vías democráticas.

¿No es volver a lo de "el mundo nos mira" de 2017?
No, no. Es una evidencia que, en una cumbre entre el presidente del Gobierno y el presidente francés, hay un componente internacional. Habrá corresponsales internacionales que seguirán la cumbre. Es utilizar una plataforma que nos sirven en bandeja de plata. Y evidentemente la utilizaremos como lo hemos utilizado siempre.

Xavier Antich, antes de la entrevista / Foto: Carlos Baglietto

"No extraña que la voluntad sea alejar el espacio de la protesta del foco donde se realiza la cumbre, que es una manera de erosionar el legítimo derecho de protesta"

Sí que parece que el independentismo está en una fase más reactiva que proactiva...
Sí. Esto demuestra también la vitalidad y vigilancia que hace el movimiento respecto de la vulneración sistemática y de operaciones de marketing que pretenden dar por bueno un fake. Por eso subrayamos que también tiene un elemento constructivo y propositivo, que es que el movimiento sigue vivo, que aquí hay un conflicto político que se tiene que resolver. Esta es la parte propositiva. Y esto no se está haciendo.

¿Y qué haría falta?
Haría falta que lo que el gobierno del Estado español tiene como exigencia, que es resolver los problemas, lo abordara de la forma que propusiera. No ha habido ni una sola propuesta por parte del Gobierno a la hora de abordar democráticamente el conflicto político, sino una manera de decir "no hay conflicto político". Sí que hay conflicto. Por mucho que se insista en que no hay un problema, este no se elimina.

Ha habido indultos, reforma del Código Penal y se han resuelto situaciones particulares. ¿Hay riesgo de normalización de la represión y estancamiento del conflicto? Ya vemos a Pedro Sánchez dando por liquidado el diálogo.
Esta es su estrategia: pequeños gestos --que no son iniciativa espontánea del Gobierno sino por la presión de las instituciones europeas--, para intentar hacer ver que se resuelve el conflicto político. No: el conflicto se aborda resolviéndolo de una forma democrática. Estas medidas paliativas, que son siempre individuales y afectan a muy pocas personas, no encauzan el conflicto político hacia su resolución.

Pero sí que pueden ser efectivas estas operaciones.
Son efectivas porque un indulto permite que los presos políticos salgan a la calle. Pero son soluciones individuales a nueve personas. Nosotros insistimos en que hay más de 500 personas con causas abiertas, pendientes de juicio, acusadas por ejercer derechos fundamentales. Esto reclama una solución colectiva, como desde Òmnium hace tres años que reclamamos: la amnistía. Sería el reconocimiento que el Estado se ha pasado de frenazo en su estrategia represiva.

 

¿Pero no hay un riesgo de que cuaje esta estrategia de normalización?
Para nosotros, la manifestación de mañana es la prueba que no cuaja, que la sociedad catalana de forma muy ampliamente mayoritaria y articulada a través de organizaciones denuncia que sigue habiendo un problema de unas dimensiones gigantescas. Si hablamos cuantitativamente, no tiene comparativo con ningún otro Estado democrático de la Unión Europea.

A la manifestación asiste ERC, después del ambiente hostil que se vio en la Diada y en el décimo aniversario del 1-O. También usted fue abucheado en el último caso. ¿Se pueden repetir escenas como aquestes?
Nosaltres no contamos con ello. De hecho, escenas como las que se produjeron en algunas movilizaciones pasadas son indicio de la situación de parálisis y bloqueo que vive el movimiento. Y estamos articulando formas para volver a reunirnos. Para nosotros la noticia es que esta manifestación sea unitaria y transversal, la impulsan las principales entidades del movimiento independentista y más de treinta organizaciones de la sociedad civil. Desde CIEMEN hasta la organización juvenil Batec, desde sindicatos hasta la Cambra. Simplemente, la convocatoria ya es un éxito ante lo que claramente es una provocación.

Foto: Carlos Baglietto

"Escenas de algunas movilizaciones pasadas son indicio de la situación de parálisis y bloqueo que vive el movimiento"

¿Quedaría desdibujada si se produjeran abucheos o escenas como la de estos meses?
Esperamos que haya unos grandes abucheos contra el Gobierno, contra los representantes del Estado que pretenden mostrar que hay normalidad democrática. Esperamos que sea una manifestación muy ruidosa en contra de lo que nos reúne allí. Más allá de esto, los abucheos siempre son motivo de discrepancias. La concentración de mañana es una gran discrepancia respecto la voluntad del Estado español.

Pero también es probable que haya "discrepancia" entre independentistas en la manifestación.
Es posible, porque es expresión un poco del estado de la cuestión. Pero el gran foco que todas las organizaciones tenemos puesto es contra el objetivo de la cumbre.

La ANC también está apuntando contra el Govern y contra el president Aragonès.
Cada organización tiene su estrategia muy concreta, pero a Òmnium nos gusta lo que tiene de común la movilización. Y en este sentido hay una unanimidad absoluta: queremos denunciar la operación de marketing del Gobierno y queremos demostrar que queremos resolver el conflicto por la vía democrática.

O sea, no tendría que ir contra otros independentistas.
Nosotros no creemos que la forma de luchar por nuestras reivindicaciones sea el enfrentamiento entre las discrepancias legítimas que hay de acento entre las diferentes organizaciones.

¿Entiende la presencia del president Aragonès en el MNAC?
Nosotros siempre hemos dicho que somos agentes de la sociedad civil y que nuestra responsabilidad y obligación son articular, vertebrar, movilizar. Y a eso dedicamos todas nuestras energías. Nosotros no entramos en la dinámica parlamentaria de lo que haga cada uno de los otros agentes, porque no somos un partido político. Ponemos el foco en lo que nos interesa para este jueves: que la movilización sea un éxito y un buen arranque del 2023, como estamos convencidos que será.

 

Es la máxima autoridad del país e irá allí a saludar a dos presidentes de Estados y se marchará...
Insisto en la respuesta anterior: somos organizaciones de la sociedad civil. No somos un partido político. No participamos en las instituciones. Nuestro trabajo está en las calles y a esto dedicamos todas nuestras energías.

Pero sí que Òmnium hace política...
Evidentemente.

¿Preferirían que estuviera en la calle con ustedes?
Insistimos: nosotros somos organizaciones de la sociedad civil y asumimos la responsabilidad que nos corresponde. Ya es un reto importante. Todo contribuye a la desmovilización: por ser un jueves laborable a primera hora. Con todos estos inconvenientes, que quieren favorecer que la gente se olvide, nosotros creemos que hay una muy fuerte masa social que no está de acuerdo.

Foto: Carlos Baglietto

"No contemplemos que la manifestación acabe nuevamente en fractura; sería un error"

¿Se han rehecho las relaciones con la ANC? El pasado diciembre Òmnium no se sumó a la manifestación contra la reforma del Código Penal porque no quería contribuir a la "confrontación" entre independentistas.
No se ha rehecho nada en el sentido de que no había nada estropeado. Incluso en el momento en que nosotros como entidad decidimos no participar en una movilización concreta, estábamos manteniendo las relaciones como siempre han sido: muy fluidas. Tenemos abiertas bilaterales estables. Seguimos trabajando. La movilización de este jueves es otra prueba de la voluntad de seguir trabajando juntos. Compartimos objetivos comunes al 100%. Nos diferenciamos en algunas estrategias concretas. Por eso somos dos entidades diferentes, pero compañeras y en el mismo barco.

Por la Diada ya habló de reconstruir la unidad estratégica. ¿Cuatro meses después, el independentismo está más cerca o más lejos?
Más cerca, más cerca. Nosotros, y no somos los únicos, estamos trabajando, muy a menudo fuera de foco ni haciendo publicidad, construyendo puentes y cambiando las condiciones que han impedido durante estos años que nos sentáramos para encontrar objetivos compartidos. Y somos muy optimistas, porque hay una voluntad muy compartida por todos los agentes: que es imprescindible cambiar la tendencia en la que estábamos instalados estos años. Lo vemos con un optimismo moderado.

Pero sí que hay discursos, como el de la ANC, que amenaza con una lista "cívica" y una retórica "antipartidos", término que ha utilizado usted.
Todas las estrategias de todos los agentes son legítimas, solo faltaría, en la medida en que expresan la voluntad de su base social. Nosotros estamos en otra estrategia diferente. Y es razonable, porque, si no, nos fusionaríamos en una única entidad. Òmnium tiene sesenta años de historia, trabaja por la lengua, por el fomento de la cultura, tiene una estrategia internacional muy definida. La diversidad de objetivos estratégicos dentro del movimiento no solo es legítima, sino que es buena. Lo importante es cómo, más allá de las diferencias, somos capaces de reunirnos.

¿La movilización es una oportunidad para abrir el nuevo ciclo que reivindicó durante la Diada?
Absolutamente. Acabamos 2022 con la constatación de movilizaciones con una cierta tendencia a la fractura y la discrepancia interna. Esta movilización es una muy buena manera de empezar 2023 en lo que estamos reclamando no solo nosotros: la apertura de un nuevo ciclo ganador, ilusionador, que ponga el énfasis en las cosas que tenemos en común más que en las discrepancias legítimas.

¿Sería un error si acabara nuevamente en fractura?
Sí. Nosotros no contemplamos este escenario. Creemos que será un éxito a la hora de visualizar las más de treinta organizaciones que convocamos a concentrarnos.